William E. Ehrich “Professor of Pathology”
En el verano
del año 1965, a la edad de 26 años con la intención de continuar mi
entrenamiento como residente de postgrado en Anatomía Patológica decidí aceptar
la idea de viajar manejando mi auto desde Madison-Wisconsin hasta Philadelphia
la ciudad capital de Pennsylvania. En julio de 1963 me había graduado como
médico-cirujano en Universidad del Zulia (LUZ) y estuve trabajando en el
Servicio de Patología del hospital Universitario de Maracaibo bajo la tutela
del Dr Franz Wenger; en enero del año 64 ya había completado unas 60 autopsias
sin percibir sueldo alguno, cuando me ofrecieron una beca del Club Rotario que
me valió para trasladarme a una ciudad cubierta por varios metros de nieve y
temperaturas de 20ºC bajo cero, lo que para un maracucho sin duda resultaba un
cambio desproporcionado.
Todo se había
iniciado con una beca que por 9 meses ofrecía el Distrito 625 del Rotary Club
de Wisconsin. la que me permitió arribar a Madison desde marzo del año 1964 y
trabajar en el Departamento de Patología de la Universidad de Wisconsin
dirigido por el profesor Murray Angevaine, para aquel tiempo director de la
revista Archives of Pathology. Fui aceptado para iniciarme autopsiando,
trabajando en un proyecto de investigación sobre patología pulmonar
experimental y haciendo microscopía electrónica y en eso estuve durante más de
un año...
“Howevel” (como
decía SamChak, un residente chino muy amigo), decidí cambiar de universidad y
creo debo explicar el por qué. Iniciándose el año1965 fui motivado por mi amigo
y compañero de promoción Alfonso Ávila Mayor, quien había sido becado por LUZ
desde el año
1963 y hacía su postgrado en el Philadelphia General Hospital (PGH); él me
convenció, de que debería entrenarme en el PGH, un hospital donde se veían ¡dos
mil autopsias al año!, y además podría tomar un curso de Ciencias Básicas en la
Escuela de Medicina para Graduados de la Universidad de Pennsylvania. En
realidad, yo había presentado el examen para poder ejercer legalmente y
continuar con mi entrenamiento como residente en Wisconsin, pero los resultados
no los sabría hasta el mes de junio de ese año 65, y ante la duda de si habría
aprobado el ECFMG decidí probar suerte en Philadelphia. Cuando me enteré que había
aprobado y de que tenía mi puesto listo en el Departamento de Patología en
Madison, sentí, sin conocerlo personalmente, que me había comprometido con el
profesor Dr.William E. Ehrich, jefe del Servicio de Patología del PGH, quien
era desde 1942 “Professor of Pathology,
at the Graduate School of Medicine of the University of Pennsylvania, Chief of
the Division of Pathology del Philadelphia General Hospital en Philadelphia”.
Hoy quiero recordar a este médico patólogo, de quien aprendí muchísimo y a quien
vi supervisar casi la totalidad de las 2000 autopsias médicas del PHG entre
1965 y 1966 y quien me controló cada tejido de los centenares de autopsias que
me tocó realizar durante mi entrenamiento como residente de 2do año.
No tengo una
fotografía del Dr Ehrich, tampoco una copia del cuadro al óleo que le regalé
donde se veía ante la mesa de autopsias rodeado por sus 15 residentes. Pero
quiero hablar sobre mi profesor del PGH precisamente hoy pues hace un par de
días escribí sobre Paul Ehrlich y su “bala mágica” y de su premio Nobel de 1908
que compartió con el increíble Elías Metchenikov. Sabemos, que serían ambos
quienes crearían las bases de todo cuanto es hoy la inmunología, y en particular
los anticuerpos que nos han permitido a los patólogos avanzar tantísimo en el
diagnóstico y cuanto ha valido para ayudar a los pacientes en la manera como decidir
el tratamiento de los tumores gracias a la inmunohistoquímica. Mostré en el
blog (bit.ly/2rOcoG3) la imagen de una células
cebada (Mastzelle) dibujada por Paul Ehrlich quien andaba siempre con
los dedos multicolores de los tintes utilizados en sus preparaciones. He
recordado como fue mi profesor, el Dr William Ehrich quien me enseñó a reconocer
los mastocitos en los intersticios fibrosos de los corazones con cardiopatía
isquémica. El doctor Ehrich respondía a todas mis preguntas y me hablaba de la
importancia de hacer coloraciones especiales (Ritter-Oleson) para ver los
mucopolisacáridos ácidos en las paredes vasculares sugiriendo la presencia de
anticuerpos, los que él pensaba tenían algo que ver en la génesis de las
enfermedades colágeno-vasculares (William E. Ehrich, Nature of collagen
diseases. Amer Heart Journal 1952, 43, 1: 121–156).
Fue una época fructífera.
En febrero del 66 nació mi segundo hijo, Juan Pablo y éramos varios amigos
maracuchos de LUZ en Filadelfia con decenas de anécdotas y todos confluían en
el PGH donde mi amigo Alfonso y yo nos confundíamos entre los residentes de
Tailandia, Alemania, India, Japón y China en una gran sala donde estábamos
alineados todos ante su microscopio y entre libros y lamineros. En el PGH
no teníamos microscopios de dos cabezales y a mis preguntas sobre cada caso de
autopsia el doctor Ehrich respondía con precisión y ampliaba sus conceptos mientras
una a una revisaba cada lámina, y todas sus palabras encerraban una enseñanza inolvidable.
Recuerdo haber profundizado en la patología de la púrpura trombótica trombocitopénica
y en detalles sobre la naciente inmunopatología que abrirían mi mente para decidirme
a dedicar mi vida a la investigación en patología.
El Dr William
E. Ehrich (1899-1967) se graduó de médico en 1924 en la Universidad de Rostock,
situada en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Alemania. La Universidad de Rostock
fue fundada en 1419 por el Papa Martín V y es la universidad más antigua del
norte de Europa, en la región del Mar Báltico. William E. Ehrich estuvo como
profesor en la Universidad de Rostock entre 1930 y 1935 y en 1936 fue
contratado como patólogo en Nueva York por el hospital del Instituto Rockefeller,
donde laboró desde 1926 a 1930. Se trasladó
a la Universidad de Pennsylvania en 1936 donde pasó a ser desde el año
1946 Chairman del Departamento de Patología de la Escuela de Medicina para
Graduados, posición que mantuvo hasta 1966. William E. Ehrich fue jefe de la División de Patología del
Philadelphia General Hospital de Philadelphia desde 1946, y era miembro de la
Asociación Americana de Patólogos y Bacteriólogos, de la Sociedad Americana de
Patología Experimental y de la Sociedad de Biología y Medicina Experimental de
los Estados Unidos. Fallecería el 24 de diciembre del año 1967. En el mes de
julio del 66, yo había regresado a la Universidad de Wiscosin para hacer
investigación en patología experimental pulmonar con Enrique Valdivia y
neuropatología con la profesora Gabrielle ZuRhein y solo me enteraría del
fallecimiento del Dr Ehrich varios años después estando ya de regreso en mí
tierra.
Maracaibo 25 de mayo del año 2017
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