lunes, 26 de junio de 2017

Francis Bacon pintor figurativo y deformador expresionista



Francis Bacon pintor figurativo y deformador expresionista

Francis Bacon  (Irlanda, 1909-Madrid,1992) fue un pintor británico, nacido en Irlanda, de estilo figurativo idiosincrásico, caracterizado por el empleo de la deformación pictórica y gran ambigüedad en el plano intencional. Nació en Dublín en 1909, y parte de su niñez transcurrió tanto en Irlanda como en Inglaterra, mas sus padres y familia eran británicos. Desde 1925 en adelante residió en Londres, donde permaneció y trabajó durante 67 años, desarrollando allí casi toda su producción artística, por ello Bacon se consideraba un pintor británico. Entre 1927 y 1928 Bacon residió en Berlín y París. Luego de estar durante meses en Berlín se dirigió a Francia, visitando París y viviendo cerca de Chantilly, alojado por una pianista y aficionada al arte que había conocido en una exposición parisina. En ese período descubrió y admiró La masacre de los inocentes, óleo de Poussin conservado en el Museo Condé. Este cuadro despertó en él, gran interés tanto por la boca como por el grito. En la Galería Rosenberg de París, tras visitar una muestra que incluía con las figuras antropomorfas de Pablo Picasso, Bacon decidió hacerse pintor. En 1937 participó en la muestra de diez Jóvenes Pintores Británicos, organizada por Eric Hall en Agnew's, Londres.

En 1945, expuso su pintura en Londres, junto con los artistas ingleses Henry Moore y Graham Sutherland. Con el tríptico Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión (1944), según el propio Bacon, marcó el punto inicial su carrera plástica. Se vivía uno de los años más devastadores de la Segunda Guerra Mundial y Francis Bacon pintó en ese tríptico unas criaturas vagamente antropomórficas retorcidas que reflejaban la angustia y el horror de la guerra. Bacon estableció su reputación desde esa exposición como uno de los pintores figurativos más importantes de Inglaterra. Él declaró haber sido influenciado para pintar el tríptico de la crucifixión por su lectura de La Orestíada, el drama de Esquilo, sobre la maldición de la casa de Atreo y la persecución de las Euménides, furias vengativas también conocidas como Erinias, criaturas que no tienen ojos sino sólo bocas abiertas y silenciosas, pero hambrientas. Ridley Scott, director de cine a propósito de su películas sobre “Alien” (Alien el 8vo pasajero 1979, Alien convenant 2017) confesaría en una oportunidad: “Miré las obras de varios pintores, y la que me atrapó fue la de Francis Bacon, principalmente esos tres cuellos carnosos con las mandíbulas de fuera. El salvajismo de aquella imagen fue lo que me motivó”.
 
Buscó expresar su condición vital, ligada ésta también a su lado autodestructivo. Michel Leiris le sugirió que el masoquismo, el sadismo y otro tipo de manifestaciones similares, en realidad, eran tan sólo maneras de sentirse más humano. Bacon por su parte pintó la figura humana expuesta y vulnerable, deformada y mutilada, logrando así expresar "la soledad, la violencia y la degradación". En 1949, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), compró una impresionante obra suya titulada Pintura 1946, que presenta dos figuras inciertas más una de ellas suspendida como si estuviese crucificada. También en 1949 Bacon comenzó a desarrollar una serie de variaciones fantasmagóricas sobre el Retrato de Inocencio X de Velázquez. En 1950, la obra de Bacon fue incluida en la exposición Los últimos cincuenta años en el arte británico, presentada en la Galería Knoedler de Nueva York, y en 1956, el primer autorretrato de Bacon y seis pinturas suyas inspiradas por una imagen de Van Gogh fueron incluidas y exhibidas en la muestra Maestros de la Pintura Británica, 1800-1950, presentada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Un Hombre sádico e incorregiblemente destructivo, el piloto Peter Lacy fue el primer gran amor de Francis Bacon. Se conocieron en 1952 y después de una tormentosa relación de ocho años en la que Lacy solía destruir sus pinturas y una vez hasta llegó a arrojar al artista a través de una placa de vidrio, Lacy se mudó a Tánger, donde el exceso de alcohol lo condujo a suicidarse en 1962. Bacon realizó varios retratos de Lacy; a quien representó en la serie titulada Hombre en azul, reflejando su personalidad a través de imágenes drásticamente distorsionadas. En 1963, Bacon descubrió a George Dyer con quien mantuvo por 8 años una relación inestable e imprevisible. Dyer fue modelo de Bacon   particularmente entre 1963 y 1971, año este último en el que Dyer, depresivo y ya con dos intentos previos de suicido, se suicidó con píldoras para dormir mezcladas con alcohol. Hacia 1975 Bacon inició una relación más estable, con John Edwards, quien subsecuentemente heredó sus bienes: En 1992, en contra de los consejos de su médico, Bacon viajó a Madrid. Poco después de llegar cayó enfermo y murió de un ataque al corazón. Sus restos fueron cremados en el Cementerio de La Almudena y trasladados a Irlanda. Su última pareja, el joven John Edwards, heredó la fortuna del artista, unos 11 millones de libras esterlinas.  

La actuación y el saber fingir era también parte de su estrategia artística. Ello posiblemente haya estado ligado a su condición de homosexual dentro de una sociedad generalmente puritana y homofóbica. Margaret Thatcher, despreció la obra de Bacon, describiéndola en términos de "asquerosos trozos de carne". La enigmática obra de Bacon provoca un extraño magnetismo sobre el espectador y sin lugar a dudas el controvertido artista produciría algunas de las pinturas más impactantes y desgarradoras del arte contemporáneo. Tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos la prensa fue a menudo hostil para con Bacon, exactamente lo opuesto se dio en Francia. Bacon recurrió tanto al surrealismo como al expresionismo, su obra pertenece a lo que se denomina Nueva Figuración o Arte Neofigurativo, que es una tendencia de posguerra que retomó la figura humana distorsionándola. El 12 de noviembre de 2013 el tríptico de Bacon titulado Tres estudios de Lucian Freud (1969) alcanzó un precio récord de venta en subasta pública, 142. 405.000,00 de dólares y es una de las tres obras más caras de toda la historia. Hasta ese momento, el récord en materia de subastas correspondía a la venta de El Grito (EdvardMunch, 1895), en mayo de 2012 por 120.000.000,00 de dólares.

Maracaibo, 27 de mayo del 2017

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