La Navaja de Ockham
Guillermo de Ockham, también Occam (c.1280/1288-1349) fue un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey cerca de East Horsley. Miembro de la Orden Franciscana, dedicó la vida a la pobreza
extrema. Se le conoce principalmente por la Navaja de Ockham, un principio metodológico, y por sus obras significativas en lógica, medicina y teología.
Ockham entró muy joven en la Orden Franciscana, y sería educado en el convento de los franciscanos en Londres
y luego en Oxford. No completó sus estudios en Oxford,
pero durante este periodo y en los años
siguientes, escribió la mayoría de las obras filosóficas y teológicas sobre las
que descansa su reputación. Enseñó en la Universidad de París, y fue mentor del
filósofo escolástico francés Jean Buridan. Cerca del año 1340, tuvo
divergencias con Buridan en las posiciones nominalistas, que fueron claves en el surgimiento de un tipo de “escepticismo
relativo” a la religión que no debe confundirse con ateísmo y es el llamado escepticismo religioso, que está descrito
como una "duda respecto de los
principios religiosos básicos tales como la inmortalidad, la providencia, la revelación o, la existencia de la deidad”. Se dice que
Guillermo fue convocado a Aviñón en 1324 por el Papa Juan XXII quien había canonizado a Tomás
de Aquino un año antes de la llegada de Ockham, y supuestamente Ockham, sería acusado
de herejía. Se cree que pasó cuatro años en Aviñón bajo arresto domiciliario mientras sus
enseñanzas y escritos eran investigados. Esta parte de su historia ha sido
recientemente cuestionada.
En realidad, Ockham pudo haber sido enviado a
Aviñón en 1324, para enseñar filosofía en la prestigiosa escuela franciscana, y
de ese modo iría a ganarse enemigos entre sus competidores académicos,
especialmente los seguidores de Tomás de Aquino alguno de los cuales habría
acusado a Ockham de enseñar herejías. Pero hay evidencias de que hasta 1327 sería
la época cuando realmente fue convocado ante el Papa para responder por los
cargos presentados ante una comisión de expertos (sin representación
franciscana), pero ningún arresto domiciliario siguió a este ejercicio, no
emitiendo juicio alguno el Papa. Después del 9 de abril de 1328, ante el ruego
de un dirigente de la Orden franciscana, Miguel de Cesena, Ockham estudió la
controversia entre papado sobre la doctrina de la pobreza apostólica y los
franciscanos espirituales, tema que se había convertido en el principal
objetivo para la doctrina franciscana, pero que era considerado posiblemente
herético, tanto por el papado como por los dominicos. Ockham se adhirió al
movimiento de los espirituales y concluyó que el Papa Juan XXII era un hereje,
posición que defendió más tarde en su obra.
El Principio de la Parsimonia atribuido a
Guillermo de Occam se da basado en el siguiente principio: ¨Cuando
se trata de escoger entre múltiples teorías en competencia, la más simple es
probablemente la mejor¨. El principio es bien conocido como “Principio de la Parsimonia”, también
como “La navaja u Hojilla de Occam”
y nos conduce a que, ¨Las entidades no deben multiplicarse
innecesariamente¨. Frecuentemente es citado en latín para darle un aire
de autenticidad, “Pluralitas non est ponenda sine neccesitate”. La definición
más apropiada para los científicos es, ¨Cuando se tienen dos teorías en competencia
que hacen exactamente las mismas predicciones, la más simple suele ser la
mejor¨, o dicho de otra forma, si dos o más fenómenos pueden ser
explicados por una sola causa, cada vez que estos fenómenos se hagan presentes
se hace más probable la existencia de dicha causa. Una frase que se le atribuye
dice: «entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem» “No hay que multiplicar los entes sin
necesidad”; un principio que es muy anterior a Ockham, pues ya lo utilizaban
los antiguos griegos y aparece en el Organon aristotélico, pero que sería
bautizado como «la navaja de Ockham» en el ámbito cultural anglosajón formulado
por Bertrand Russell en 1946, como principio de parsimonia, en los Principia, y establece que si un
fenómeno puede explicarse sin suponer entidad hipotética alguna, no hay motivo
para suponerla.
Antes de esperar al dictamen sobre la herejía u
ortodoxia de su filosofía, Guillermo de Ockham, varios prelados y príncipes le
escribieron al papa, pero antes de que estas cartas o el resultado del capítulo
pudieran alcanzar Aviñón, Miguel de Cesena, con Guillermo de Ockham y
Bonagracia de Bérgamo, que también estaban retenidos por el papa en Aviñón,
huyeron la noche del 25 de mayo en una
galera les envió Luís de Baviera. El 26
de mayo de 1328 Ockham llevándose el sello de la orden franciscana, se dirigió
a Pisa con Miguel de Cesena y otros frailes. Tras su huida de la corte papal,
Ockham sería excomulgado, pero su pensamiento nunca fue oficialmente condenado.
Finalmente conseguirían la protección del emperador Luis IV de Baviera y
Guillermo pasaría el resto de su vida escribiendo sobre asuntos políticos,
incluyendo la autoridad y los derechos de los poderes temporal y espiritual, de
tal modo que tras la muerte de Miguel de Cesena se convirtió en el líder de un
pequeño grupo de disidentes franciscanos en la corte de Luis IV de Baviera en
1342. Guillermo de Ockham fallecería a causa de la peste negra en 1347.
Maracaibo,
19 de mayo del 2017
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