La mentira como propaganda
El caso de Juan Pernalete:
por Elías García Navas (24 de mayo, 2017 en PRODAVINCI)
Reproduzco este artículo por la importancia que reviste la evidencia de la metodología criminal y facista utilizada por los personajes que gobiernan
actualmente a nuestro país, la Venezuela del "bravo pueblo".
El video de 0,26” con la escena final de Juan
Pernalete en vida, es uno de los más difundidos en los más de 50 días de
conflicto en las calles de Venezuela. En él observamos al estudiante de
Economía de la Universidad Metropolitana, siendo auxiliado por dos compañeros
el 26 de abril a las 2:40pm, en las cercanías de la Torre Británica, Altamira,
zona de choque entre manifestantes y las autoridades en Caracas. Un compañero
lo carga hasta un lugar fuera de la refriega. Él trata de incorporarse, pero
las piernas le fallan y cae de rodillas. Luego se desploma.
Este video fue
posteriormente utilizado como base de una de las campañas mejor urdidas por el
aparato propagandístico del gobierno de Nicolás Maduro. La campaña tuvo tres
objetivos: 1) Responsabilizar a los manifestantes por el estado de violencia y
anarquía en las protestas continuas contra Maduro. 2) En segundo lugar,
advertir que la muerte de Pernalete había sido una hechura de la oposición para
justificar ante la comunidad internacional una “invasión imperialista”. 3)Tercero,
enviar el mensaje a los jóvenes manifestantes del peligro de salir a la calle,
donde hasta tus propios compañeros te pueden usar de carne de cañón, o incluso
matar. Es mejor que te quedes en casa a salvo, y aunque desde el principio, testigos del suceso
y medios locales informaron que la causa había sido el impacto de una bomba
lacrimógena en el pecho disparada por un efectivo de la Guardia Nacional
Bolivariana, los más altos funcionarios del gobierno de Maduro desplegaron una
feroz campaña propagandística.
La muerte de Juan Pernalete fue re-ensamblada de un modo más conveniente. Y
en esta reconstrucción, los roles estuvieron repartidos como si de funciones
ministeriales y políticas se tratara. 1-La canciller Delcy Rodríguez hizo un
alto en su batalla para que la OEA no se involucrara en la crisis de Venezuela,
y declaró que “la media internacional señaló como causa de un artificio lacrimógeno y
eso no ocurrió (…) Esa ha sido nuestra preocupación en las guerras imperiales
que han sido intercedidas por campañas mediáticas”.2-Mientras, el ministro para la Información y Comunicación,
Ernesto Villegas, blandiendo un supuesto informe forense (inexplicablemente en
su poder, siendo una pieza confidencial de las autoridades que investigaban el
caso), aludía a expertos -sin identificarlos- y mostraba resultados de
supuestas experticias. 3-Inevitable
mencionar entre las acciones de esta estrategia, la portada del diario Ultimas
Noticias del 28 de abril, cuyo titular principal anunciaba “Autopsia
descartó muerte por lacrimógena”, destacando cada detalle de la
investigación, tal como la expondría el propio Villegas. 4-Incluso, otros
voceros oficiales, en su rol de defensa, señalaron que ningún Guardia Nacional
estaba en Altamira esa tarde.
Luego de este despliegue, el caso lucía cerrado. Pernalete fue
enterrado con la tristeza que generan los caídos en causas nobles, y también
con la amargura que se siente cuando le roban la dignidad a los muertos. No obstante, ese último sentimiento cambió
hoy.
Luisa Ortega Díaz,
Fiscal General de Venezuela, tiene una voz frágil y en sus
intervenciones transmite un nerviosismo calculado. Su voz, por momentos
imperceptible, ha sido la encargada de develar ante los venezolanos dos grandes
verdades, ya sabidas pero no confirmadas: el
hilo constitucional fue quebrantado por el Tribunal Supremo de Justicia, y al
estudiante Juan Pablo Pernalete lo mató una bomba lacrimógena.
En su rueda de prensa de
este miércoles afirmó: “De acuerdo a nuestra investigación la muerte
del estudiante se produce por shock
cardiogénico por traumatismo cerrado de tórax. […] Llegamos a la conclusión,
luego de una serie de experticias realizadas sobre el cadáver de este joven
estudiante, no solamente la autopsia sino la inspección técnica, levantamiento
planimétricos del sitio del suceso, la versión de los testigos, 5 testigos tenemos
en este caso, acoplamiento físico de las dimensiones del cartucho con la lesión
que tiene en el tórax; la presencia de residuos en la franela conjuntamente con
los elementos que componen este instrumento [la Fiscal sostiene una bomba
lacrimógena]. Quiero leer este instrumento: ‘Advertencia: se prohíbe disparar
directamente a la persona’. O sea que esto es letal”
1) La unidad de
Guardias Nacionales que participó en el asesinato está identificada. Solo les
falta conocer el nombre del tirador. 2) La Fiscal mostró, en un extraordinario
y simple ejercicio de vocería, el poder de las verdades simples. Mantuvo en sus
manos una bomba lacrimógena como la que mató a Pernalete. 3) Explicó de manera
sencilla el daño que provoca al impactar en el cuerpo. Su peso. Y la inscripción
en el proyectil, que prohíbe su uso directo contra la humanidad de un
individuo, rebatiendo todos y cada uno de los argumentos de Villegas, Rodríguez
et al.
De ahí se
desprenderán las acusaciones de rigor contra el funcionario y sus adláteres. ¿Se determinará también el tipo de
responsabilidad de los voceros en esta campaña contra la verdad e insólita
obstrucción de la justicia? Es lógico pensar que las palabras de la Fiscal
vulneren más la maltrecha credibilidad oficial, y le abran otro flanco a los
uniformados de la Guardia Nacional por el rol que tuvieron en este crimen.
Reproducido de PRODAVINCI en lapesteloca.blogspot.com;
en Maracaibo el 24 de mayo del año 2017
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