“La carne”, novela de Rosa Montero
Mallarmé al inicio de su poema «Brise Marine» dice: «La
carne está triste y ya he leído todos los libros», y Rosa Montero lo cita casi al final de su
audaz y sorprendente novela que recién publicó Alfaguara, la cual he tenido
oportunidad de leer recientemente. La escritora nos hablará del paso del
tiempo, del miedo a la muerte, del fracaso y al final de la esperanza, de la necesidad
de amar y del sexo, a través de las vivencias de una mujer que se siente declinar con los años. Soledad, la protagonista, quien
tiene sesenta años, y en esos días ve cómo su
amor, Mario, pone fin a su relación con ella, y sin poder resistirlo, en un
gesto de venganza y orgullo, contrata a un hermoso prostituto ruso, para que la acompañe de manera que
todos, y en especial Mario, la vean triunfante, y capaz de enamorar a un joven
atractivo.
Lo curioso, y ahí está el giro de
esta obra, es que al no ser una novela decadente, retrata a una sociedad que en realidad no acepta la
vejez, y que a pesar de lo que pudiese parecer, no acepta el paso de los
años en una mujer sola y sin hijos. Los comentarios y los silencios de todos quienes la señalan con el dedo, marcan
el ritmo de lo que ella se supone tiene que hacer con su vida. Esa
dimensión irónica que respecto a
la circunstancia de la soledad introducida por Rosa Montero se ve acentuada por
el posible fracaso de Soledad en la dimensión profesional, cuando una arquitecta
más joven y con conexiones usando artimañas y anglicismos la va desplazando en
el control y organización de una exposición que ha planificado Soledad y donde está
siendo presionada. La exposición trata precisamente sobre escritores malditos, y utilizando
las biografías reales de Philip K Dick, Guy de Maupassant, María Lejárraga, Pedro Luis de Gálvez,
María Luisa Bombal o María Carolina Geel, Rosa Montero hace que su novela se
pliegue a ciertos instantes del destino, ese momento en que todo puede torcerse,
y logra que el lector sienta como la protagonista está llegando a una situación
crítica y sin saber cómo ni porque, llegará a creer que quizás la vida de
Soledad terminará por transformarse en una tragedia.
En esta nueva novela de Rosa
Montero, La carne, existe un
elemento sobre el que se sostiene todo el relato, un suspenso que se teje y con
el cual la escritora logra conducir al lector hacia donde ella quiere a través
de las historias dentro de la historia y en la misma naturaleza y el ambiente de
todo cuanto nos cuenta. La autora entreteje con maestría el relato de la vida de su personaje
principal con las historias de los escritores y escritoras malditas, y ella
misma aparece como un personaje de su propia novela. En La carne, encontramos una curiosidad por saber dónde y cómo
acabará la historia de Soledad, su protagonista, quien vive en carne propia y
en la carne de su amante joven gigoló ruso esa especie de expectación ansiosa.
Maracaibo, 11 de mayo del 2017
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