miércoles, 1 de marzo de 2023

Recuerdos tristes


Recuerdos tristes de un pasado alegre” es un dicho que entre los muchos sinónimos que nos permite la RAE, podríamos calificarlo de “calamitoso” y decir que fue igualmente desastroso, aciago, funesto, perjudicial, desdichado, desgraciado, infeliz, infortunado, averiado, catastrófico y hasta trágico… (así son las cosas de la cada vez más mutante RAE)…

He recordado hoy, el miércoles 28 de diciembre del año pasado, cuando escribí en este blog sobre “La raíz del mal” y ahora, ya en este nuevo año 2023, sigo convencido de que nuestra sociedad ha sido ya profundamente penetrada por “el germen del mal”. El mundo está presenciando ciertos fenómenos en los países hispanoamericanos, que van más allá de presumir la existencia de un germen maléfico. Ya presenciamos in vivo las consecuencias de una planificación descaradamente urdida por quienes han infiltrado nuestras bases sociales aplicando políticas populistas de una manera tan grotesca que sus actos no pueden ser disimulados.

Sigo absolutamente convencido de que ahora somos todos parte viva de un proyecto internacional que sigue utilizando el criminal sistema de “tierra arrasada”. Esto es muy evidente y ha ganado muchísimo terreno. Sin embargo, también somos muchos los venezolanos que no nos atrevemos a combatir o que nos negamos a hacerlo y los hay quienes alegre e irresponsablemente secundan sus propósitos, quizás debido a nuestras desesperadas dependencias, pero mientras tanto vemos cómo actúa impunemente el narcolavado -bodegones y farmacias florecen como hongos- y crece la corrupción ofreciéndonos la visión de un país en manos criminales cada vez más entregado a potencias extranjeras para vilmente enriquecer a connotados individuos.

Esto tiene ya muchos años andando… Hago memoria, y no hace mucho, puedo recordar el domingo 8 de diciembre del año 2019, cuando al encender la radio escuché una prédica fanáticamente desesperada que de momento me hizo pensar que era un religioso quien vociferaba, pues sonaba cuasi apocalíptico. ¡Fanático de bola!, y me dije… ¡Zape gato, que vainapaloca!... Cambié la emisora, pero… ¡Sorpresa! En la otra era la misma voz fanatizada lo que sonaba y entonces comprendí que estábamos “encadenados” …

Era un mitin en La Guaira para “Las Milicias” arengadas para que nos defendiesen de las artimañas del malvado imperialismo y era el propio Maduro quien perifoneaba sobre los millones de milicianos que “recibirán su fusil, cada uno” para así, estando armados poder defender la revolución, y discurría oralmente sobre los otros miles de sus adeptos quienes reciben los CLAPS (dijo) y de los millares de seguidores que en cada escuela pública tienen ya su ficha precisa, -pensé que más les valdría acceder a un vaso de leche- y repetía que todo “era lindo” (¡Ay miarma!, me dije yo) y dizque estaban ya todos “listos para inmolarse por “la patria”. . . ¡Veticación! Pensé en mi fuero interno, nuevamente…

Andaba yo como “rodilla e chivo” por cuanto mi intención de hoy era volver a hablar sobre “1984” y me tropecé con aquellos recuerdos escritos sobre una enardecida distopía que habían traído hasta mis oídos las ondas hertzianas, y regresando al texto de George Orwell, que aún tenía en las manos, pensé… Lo sucedido hace unos años, su recuerdo y lo que vivimos actualmente, significa que las advertencias de Orwell nos siguen señalando una realidad que más que posible, está a la vuelta de la esquina, y al oír aquel desaforado –a pesar del “Ay que lindo”– mitin, pensé que realmente ya habíamos “llegado al llegadero”…

Pero han transcurrido unos 4 años de aquello y hace más de 20 que ingresamos en el siglo XXI y lo que vivimos en Venezuela, lejos de ser un relato distópico, es la cruda y espantosa realidad de un país rico expresa y calculadamente empobrecido, con su estamento militar que se dejó infiltrar y ni tan siquiera engañado por consejas sibilinas excretadas desde una isla caribeña, babeados por el vil dinero, y en medio de la cruel y traidora entrega a otra nación el país fue materialmente comprado por una cáfila de trúhanes enriquecidos con dineros procedentes del narcotráfico que se dan el gusto de mostrarle al mundo, el más triste ejemplo de lo que significa -traición a la patria- un bochornoso acto y más vergonzante, por ser perpetrado por quienes eran los herederos de un ejército que liberó cinco naciones de América.

En aquellos días finalizando el 2019, una joven periodista de El País, experta en política internacional(Maite Rico), señalaba textualmente que: “…el viejo Castro, mucho más listo, vio en ese militar iluminado la tabla de salvación de su régimen calamitoso, la ubre a la que aferrarse tras el derrumbe de la URSS, que puso fin en 1990 a unas ayudas de 65.000 millones de dólares (cinco veces el Plan Marshall, con el que EEUU contribuyó a la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial)”, y ante la estupidez de Hugo Chávez, “Castro se la cobró muy cara… …“Infiltró Venezuela como un alien”…

Cuba, Venezuela, y Nicaragua continúan los tres encadenados uno al otro, y sus habitantes se hunden sin remedio en el mar de la pobreza, mientras la Rusia neo-imperial del zar Putin y la China voraz de Xi-Jinping vuelan, revoloteando en círculos como zamuros o zopilotes sobre los moribundos sobrevivientes. Distopia, sí… Somos noticia. Representamos tristes pero reales muestras de iniquidad. Es como para no olvidarse de lo que decía mi primo Ernesto, “que oiga quién tenga oídos”.

Maracaibo, miércoles 1 de marzo del año 2023

No hay comentarios: