miércoles, 29 de marzo de 2023

Nicolas Witkowski


Nicolas Witkowski (1949-2020) fue un profesor de física, escritor y editor francés creador del maravilloso libro “Una historia sentimental de las Ciencias” (2003), una obra que recorre desde los lineamientos más imprevisibles del pensamiento científico hasta la profundidad de sus raíces poéticas, místicas y mágicas.

Autor de varios libros de divulgación científica, entre ellos el Manuel de physique a l´usage des eleves de seconde y Etat de sciences et des techniques, también escribió: La bañera de Arquímedes, un poco de mitología de la ciencia (1966). Mariposas, una historia cultural de las mariposas (2007), Pequeña metafísica de los juguetes, un elogio a la intuición infantil (2011), Una infusión de ciencia, diccionario político (2013).


Nicolas Witkowski fue uno de esos autores en quienes su vocación y el empeño en relatarnos la aventura de los descubrimientos científicos pudo hacernos cambiar nuestra mirada sobre la ciencia. Ante los planteamientos, de “Una historia sentimental de las Ciencias”, cabría preguntarse. ¿Qué tiene que ver las ciencias con los sentimientos? Nada aparentemente y es que esta historia tiene que ver con los héroes inspirados y sus descubrimientos gloriosos, ignorando expresamente los caminos paralelos de la suerte, e inquiere sobre la serendipia y sobre cualquier casualidad para examinar la sinrazón y los sentimientos que residen en el fondo de quienes desarrollan una investigación científica.

Una historia sentimental de las Ciencias”, recorre desde las ideas menos geniales de Leonardo da Vinci a las intuiciones más fructíferas de sabios románticos. La historia de la ciencia con frecuencia pudiera ser vista reuniendo lo que tiene de más aburrido la historia, y lo que puede ser lo más retorcido de la ciencia. En ese mundo de certezas que rodea la historia misma de la ciencia, esta obra intenta poner mucho de sentimiento entre un poco de desorden. Esta historia denominada “sentimental” se ocupa de la razón y analiza mediante héroes inspirados sus descubrimientos gloriosos, pretendiendo ignorar las historias paralelas, de la sinrazón y de los sentimientos.

Una historia sentimental de las Ciencias”, se transforma para el lector en una especie de cuento de hadas sin ogros, un cuento que ni siquiera haría temblar a los niños y tal vez por eso, es que es necesario presentarlo como una historia “sentimental” capaz de poner algo de desorden en el museo polvoriento de nuestras certezas acerca de la elaboración del conocimiento, y esta historia nos revelará las aventuras más o menos felices de nuestros prestigiosos científicos. No hay que tenerle miedo a la ciencia que nace de los experimentos…

El filósofo inglés Thomas Hobbes dijo una vez que debemos encontrarle un motivo a ese miedo perpetuo que acompaña a la humanidad en la ignorancia de las causas, como si estuviera en la oscuridad acusando a algún poder o agente invisible de la buena o la mala fortuna. Los viejos poetas decían que los dioses fueron creados por el miedo humano. Lupus est homo homini, la frase célebre de Hobbes, extraída de la obra dramática “Asinaria”, del comediógrafo latino Plauto (250-184 a. de C.) y popularizada en el siglo XVIII por el filósofo inglés en su obra “El Leviatán” (1651) (https://bit.ly/3JNRQqv) nos recuerda que el estado natural del hombre conlleva una la lucha continua contra su prójimo; es la metáfora del animal salvaje que el hombre lleva por dentro.

Usar la cabeza con sensatez y sentimientos puede ser una buena dupla para entender el origen de los descubrimientos científicos. En la lectura de esta “historia sentimental”, encontraremos a un pionero ciego del cine, un Edgar Alan Poe fascinado por la ciencia, un cirujano destripando a los sapos y escrutando el sexo de las brujas, un Newton fabricando volantines de petardos, un Voltaire cortando la cabeza de una docena de caracoles, un maestro de escuela suizo iluminando con una fórmula mágica el corazón del átomo y otras muchas cosas de interés.

Por las páginas de este libro veremos transitar a Omar Jayayam, Bernard Palissy, Willam Gilbert, Johannes Kepler, sir William Harvey, Isaac Newton, Denis Papin, Nicolas Fattio, al francés Pierre Moreau, al ruso Lomonosov, a los italianos Lazzaro Spelanzani y Luigi Galvani, y al abuelo de Charles Darwin, dos americanos Franklin y Rumford, otro más Edgar Allan Poe, Aime Bompland, Ada Lovelace, James Maxwell, don Santiago Ramon y Cajal, Leo Szilard y algunos otros nombres de investigadores cuyas hazañas sin duda les sorprenderán. Lamentablemente el profesor Nicolas Witkowski falleció en 2020 a la edad de 70 años.

Maracaibo, miércoles 29 de marzo del año 2023

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