domingo, 21 de octubre de 2018

Cervantes, de novelas y poesías




Cervantes, de novelas y poesías

Regreso a conversar un poco sobre El Quijote para no olvidar nunca a Cervantes… Me ubicaré en el Capítulo VI de la primera parte del libro, a propósito del esfuerzo, en una onda terapéutica,  del cura  don Pedro Pérez y el Barbero, empecinados en revisar los libros de caballería de don Alonso Quijano para llevarlos a la hoguera, porque de ellos parecían derivarse sus desvaríos que lo impulsaban a querer marcharse para deshacer entuertos, cabalgando sobre Rocinante en compañía de su escudero Sancho Panza. El barbero maese Nicolás, esculcaba entre montones de libros de caballería y ante la sobrina de don Alonso con la decidida intención de quemarlos, cuando nos cuenta Cervantes cómo ella decidida insistirá diciéndole que “no habrá que perdonar a ninguno, porque todos han sido los dañadores”. De modo tal que así irán revisando los libros y ante los cuatro de Amadís de Gaula diría el señor cura que pareciera “cosa de misterio” pues habría sido aquel libro de caballería el que por primera vez se imprimiera en España, el culpable ya que “todos los demás han tomado principio y origen en éste”.  En realidad, entre 1508 y 1589 se imprimirían en España alrededor de 30 ediciones.


Así, uno tras otro fueron siendo examinados los implicados libros de caballería, desfilando por las manos de sus revisores Sergas el Esplandín, Amadís de Grecia, Don Olivante de Laura, Florismarte de Hircania, El Caballero Platir y El Caballero de La Cruz. Examinaban las carátulas cuando se toparon con Espejo de caballerías, y entonces el sacrdote insistiría en que “no deberían pasar por alto a Roncesvalles ni a Bernardo de Carpio”. El barbero encontraría un ejemplar de Don Belianís de Grecia y por querer tomar todos los libros juntos y a la vez, se le cayó a sus pies, precisamente, La historia del caballero del Tirante Blanco. Válgame Dios” dijo el cura, “Digoos señor compadre, que éste es por su estilo, el mejor libro del mundo”… Allí se dice que “los caballeros, aquí comen y duermen y mueren en sus camas y hacen testamentos antes de la muerte”. Así, los visos de verosimilitud de la obra fueron destacados como muy relevantes por don Miguel de Cervantes. Tirante Blanco, o Tirant lo Blanc había sido escrita por Joanot Martorell a finales del siglo XV y fue en 1969 cuando Mario Vargas Llosa hará un esfuerzo por rescatarla del olvido, en un ensayo, “Carta de batalla por Tirant le Blanc”, donde destaca su valor como novela con una gran capacidad totalizadora como lo harían las obras de Balzac, Dickens y Fielding donde no se cuentan las desproporcionadas mentiras que caracterizan a los libros de caballería.

Don Pedro Pérez, el cura, continuará su revisión hasta tropezarse con un libro de poesía y notará que es La Diana de Jorge Montemayor, y al señalar que el libro “no es del mesmo género” y que no le harán el daño que los de caballería le han hecho, de inmediato la sobrina insistirá… “¡Ay Señor! Será peor hacerse poeta que según dicen es enfermedad incurable y pegadiza”. Tras discutir sobre los libros de poesía, hallarán “el libro de un amigo” y el barbero les informará que es La Galatea de Miguel de Cervantes y entonces dirá a continuación: “Muchos años ha que es amigo mío ese Cervantes y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene menester esperar la segunda parte que promete; quizás con la enmienda, alcanzaría del todo la misericordia que ahora se le niega y entretanto que esto se ve, tenedlo recluso en vuestra posada”.
 
Curiosamente, hace unos días al conversar sobre la estructura literaria de Los Hermanos Karamazov (https://bit.ly/2AfLvBJ),  decía que Dostoievski se inmiscuye en la novela apareciendo el mismo como un personaje, y aquí, en lo que relatamos sobre Cervantes, ya el mismo también se muestra presente el su genial Don Quijote de La Mancha. Aunque en El Quijote, como hemos comentado, el sacerdote y el barbero salvan a La Galatea y anuncian que muy pronto Cervantes sacará una segunda parte, nunca se publicaría la varias veces prometida segunda parte de la novela pastoril de Cervantes. Por lo que a la poesía compete, dentro de La Galatea, en el Canto de Calíope, el autor aprovechará  para  elogiar a todos los ingenios vivos de la poesía española de aquel entonces. Más recientemente, y tras una exhaustiva investigación histórica y bibliográfica, la imaginación del escritor colombiano Jaime Manrique ha creado un retrato de don Miguel de Cervantes en una novela que no  es historia ni biografía, “El callejón de Cervantes”, resulta ser una fantasía recreada y fue publicada en Alfaguara, en 2012.

Maracaibo, 21 de octubre 2018

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