La
historia de Sherlock Holmes y Conan Doyle
Segunda parte:
Era
necesario resucitar su personaje, y Doyle debía encontrar una manera de hacerlo
creíble pero el detective había muerto en Reichenbach… Watson era testigo y
poseía la carta que Holmes le había dejado, pero Conan Doyle encontró la
fórmula. Tras morir Moriarty al caer, Holmes ve la posibilidad de librarse del acoso
de sus seguidores, y fingirá su propia muerte, para despistar a sus enemigos.
Tras estas series de Holmes, produjo otra novela en 1915, “El valle del terror” desarrollada en Norteamérica. En años
posteriores disminuyeron los relatos sobre Holmes, hasta que la serie concluyó
en 1927 con la publicación de “La aventura
de Shoscombe Old Place”. Desde 1920, en Doyle estaba volcado en el
espiritismo, y disponía de poco tiempo para crear nuevos relatos centrados en Sherlock
Holmes, un personaje que despreciaba lo sobrenatural. Su hijo Kingsley había
muerto en la guerra y el escritor se refugió en los médium y en la posibilidad
de contactar con él.
La fama universal que
adquirió Sherlock Holmes en las décadas posteriores a 1890 tuvo como
consecuencia para Doyle, que comenzaría a recibir cartas de admiradores que le
contaban anécdotas y problemas y le daban ideas para nuevos relatos. Como el
creador del detective más famoso que ha dado la literatura y erudito de la
criminología, Conan Doyle fue una de las doce personas a las que se le invitó a
formar parte de un club que no tardaría
en ser conocido como El Club de los crímenes. En el año 1904, sus miembros se
dedicaban a estudiar los delitos de su tiempo y mantenían sus deliberaciones en
secreto. Conan Doyle formó, además, parte del reducido grupo de miembros que se
citó en el East End de Londres para ir tras los pasos de Jack el Destripador, y
cuando en el otoño de 1888 se publicó “Estudio
en escarlata” en formato libro, ya el Destripador había matado a no menos
de cinco mujeres en Whitechapel y ya algunos señalan la posibilidad de que el
autor fuera un carnicero o un médico, debido a sus conocimientos anatómicos.
A lo largo de los
años, Doyle colaboraría con la policía en numerosas ocasiones. En algunas de
manera oficial y en otras extraoficialmente. Así, participó de forma decisiva
en casos como el del inglés de origen indio George Edalji (conocido como el caso Dreyfus inglés) y su opinión sería clave en
su liberación. También intervendría en el “secuestro-desaparición” de Agatha
Christie, en 1926, cuando acudió con un médium a la comisaría y el vidente, a
partir de un guante de la escritora, supo decir que ella estaba viva y que
aparecería en pocos días ya que se encontraba molesta por algo. De hecho, la
señora Christie, estaba enfadada por los escarceos de su marido, a quien se
negaba a conceder el divorcio, y quien se había ido durante unos días a un
balneario (sin avisar a nadie) donde se inscribió con un nombre falso. ¡La ayuda
policial parecía necesitarse del más acá, más que del más allá!
Después del caso de
Agatha Christie, Conan Doyle tuvo serias diferencias con Edgar Wallace, escritor
de novelas policiacas. Según este último, la explicación del misterio de la Sra
Christie se basaba en el estado de salud mental de la novelista y era absurdo
que Doyle, hubiese recurrido a un vidente, y le mismo decía sobre su proposición
de tener videntes en las comisarías. Siguiendo esas ideas, en 1929, Conan Doyle
viajó a Holanda y los países escandinavos para impulsar la causa espiritista.
Al llegar a Estocolmo, una angina de pecho le obligó a regresar a Inglaterra. Luego,
aparentemente recuperado, retomó su cruzada por el más allá. En 1930 formó
parte de una delegación ante el ministro del Interior para respaldar a “los
médium auténticos”, y solicitar leyes para controlar la brujería establecida
desde la época de Jacobo I (1566-1625). El escritor, fallecería de un ataque al
corazón una semana después y poco antes de morir, escribió: «El lector juzgará que yo he vivido muchas
aventuras. Las mayores y más gloriosas me esperan ahora». Doyle fue
enterrado en los terrenos de su mansión de Sussex. En la sencilla lápida que
cubre su tumba, figura la siguiente inscripción: “Acero inquebrantable. Bondadosa rectitud ARTHUR CONAN DOYLE Caballero,
patriota, médico y literato 22 de mayo
de 1859- 7 julio de 1930”. En julio de 1955, sus restos fueron trasladados
al cementerio de la iglesia All Saints, en Minstead, cerca de Bignel Wood,
donde había comprado una casa en 1925. Allí han permanecido hasta el día de
hoy, al pie de un enorme roble sobre el que ya han caído tres rayos.
Maracaibo,
2 de marzo de 2017
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