domingo, 5 de marzo de 2017

Champollion y la piedra Rosetta




Champollion y la piedra Rosetta 
Los jeroglíficos de la piedra Rosetta eran un enigma incomprensible para arqueólogos, filólogos, lingüistas e historiadores hasta el 14 de septiembre de 1822, cuando el intricado idioma de los egipcios dejó de ser un misterio para Jean François Champollion quien logró el descubrimiento del código y entró corriendo en el despacho de su hermano al grito de “¡lo tengo!”, para inmediatamente después caer desmayado. Champollion el Joven, como se hacía llamar Jean-François, para distinguirse de su ilustre hermano mayor Jacob Joseph, un bibliotecario eminente y estudioso de la arqueología pagana y egipcia, quien, por su parte, consciente del talento de Jean François, se hacía llamar Champollion-Figéac, o, simplemente, Figéac. El joven Jean Francois nació el 23 de diciembre de 1790 en Figéac, un pequeño pueblo francés cerca de la ciudad de Grenoble, donde descubrió su enfermiza pasión por Egipto. En el año 1802 el joven Champollion tenía solo 12 años cuando conoció a  Jean-Baptiste Joseph Fourier uno de los  expedicionarios que regresaba de Egipto. Fourier era un matemático y físico que trabajaba en la “Descripción de Egipto”, una obra encargada por Napoleón. El joven Champollion, a través de Fourier quiso acercarse a una tierra que nunca había visto, pero sobre la que deseaba saberlo todo. Se fue a París, donde, de 1807 a 1809, en la Escuela Especial y en el Collège de France, se dedicó intensamente a los estudios orientales: lenguas como el árabe, sirio, hebreo, chino, copto, etiópico, sánscrito, persa. Estableció 15 correspondencias entre los signos del demótico y las letras del copto. Jean-François, con tan sólo dieciséis años ya dominaba seis lenguas orientales. Después sería profesor en el instituto de Grenoble y en el año 1821 cuando comenzó  a descifrar los jeroglíficos egipcios de la piedra de Rosetta ya estaba trabajando en los caracteres jeroglíficos y hieráticos, con los que proporcionó las claves para comprender el antiguo texto egipcio grabado en la piedra. Entre las obras de Champollion se destacan: Manual de la escritura jeroglífica (1824), Gramática egipcia (1835-1841) y un Diccionario (1842-1843). Jean François Champollion falleció el 4 de marzo de 1832 en Quercy.

Entre 1798 y 1801, se produjo la campaña de Napoleón Bonaparte en Egipto que duraría tres años en los que Francia e Inglaterra se enfrentaron en tierras egipcias y sirias. Napoleón fascinado con Egipto, había creado un cuerpo especial, denominado Comisión de las Ciencias y las Artes que acompañaba a los soldados, pero era un “ejército” de astrónomos, químicos, ingenieros, economistas, pintores y poetas. Los franceses fracasarían militarmente pero corrieron con la suerte de que el 15 de julio de 1799 Pierre-François Bouchard, un capitán del ejército francés, que realizaba trabajos de excavación para reforzar una zona defensiva en la ciudad de Rashid a unos 80 kilómetros de Alejandría, descubrió la piedra Rosetta. Inmediatamente se reconoció hallazgo y el Instituto de Egipto en El Cairo se encargó de la piedra pero tras la victoria de los ingleses, la piedra Rosetta pasó a manos del Imperio Británico, asentado en la Capitulación de Alejandria y hoy día, se encuentra en el Museo Británico desde hace ya más de 200 años.

La piedra Rosetta pesa varias toneladas y es de basalto negro, un material parecido al granito. El texto, fechado un 27 de marzo, 196 años antes de Cristo, está grabado únicamente en una de sus caras. Lo escrito en 3 idiomas distintos se refiere a un decreto del faraón Ptolomeo V Epifanes, quien gobernó Egipto desde los catorce años, y fue el último de los grandes reyes de la dinastía ptolomeica. Tras la coronación de Ptolomeo V se le inscribió un decreto que establecía el culto divino al nuevo gobernante, dictado por un congreso de sacerdotes reunidos en Menfis. El decreto se publicó en 196 a. C. y tenía la intención de restablecer el dominio de los faraones ptolemaicos sobre Egipto. Las primeras 14 líneas están escritas en jeroglífico. La parte central en Demótico, que era el sistema de escritura del idioma egipcio que surgió en la última etapa del Antiguo Egipto, en la piedra es un derivado del jeroglífico que ocupa 32 líneas. La parte inferior está dedicada al griego, con un total de 54 líneas. El decreto de Menfis publicado por los sacerdotes, garantes de la cultura tradicional egipcia, deja constancia que Ptolomeo V regaló plata y grano a los templos y que en su octavo año de reinado, y durante una inundación alta del Nilo, ordenó embalsar las aguas sobrantes para beneficio de los agricultores. A cambio de estas acciones los sacerdotes elevaron plegarias en el cumpleaños del faraón. El día de coronación sería celebrado anualmente y todos los sacerdotes de Egipto le servirían junto a los otros dioses. El decreto concluye con la instrucción de que una copia fuera colocada en cada templo, inscrita con el «lenguaje de los dioses» (jeroglífico), el «lenguaje de los documentos» (demótico) y el «lenguaje de los griegos» usado por el gobierno Ptolemaico. 

El Decreto de Menfis, aunque fue divulgado por todo Egipto, se  halló solamente en la Piedra de Rosetta. A cambio del apoyo del clero, en el Decreto de Menfis a los templos les eran concedidos privilegios y exenciones fiscales. Ptolomeo V Epífanes, que por aquel entonces era sólo un niño, fue coronado en dos ceremonias, una en Alejandría al estilo macedónico, y otra en el templo de Ptah en Menfis, al estilo tradicional siguiendo los ritos egipcios de coronación, siendo el primer rey Lágida en someterse a esta ceremonia. El texto dice: "Bajo el reinado del Joven, Que ha heredado la realeza de su padre, Señor de las Coronas, Cubierto de Gloria, Que ha establecido el orden en Egipto, Piadoso con los dioses, Superior a sus adversarios, Que ha mejorado la vida de los hombres, Señor de las Triacontaeterides como Hefesto el Grande, Rey como el Sol, Gran Rey de las regiones superiores e inferiores; Nacido de los Dioses Filopátores; Aprobado por Hefesto; A Quien el sol ha dado la victoria; Imagen viviente de Zeus, Hijo del Sol, Ptolomeo, Que vive eternamente, Amado de Ptah.

Maracaibo, 6 de marzo del 2017

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