sábado, 20 de diciembre de 2025

¿Todos mienten?

 

Dice el escritor cubano Leonard Padura, quien habita en La Habana “Fue en mis años de estudiante universitario, allá por la década de 1970, cuando me interesé por la figura de León Trotski pero muy pronto chocaría contra el muro de una ignorancia programada: en las bibliotecas cubanas a mi alcance solo encontré dos libros sobre Trotski: Trotski, el falso profeta y, si no recuerdo mal, Trotski, el traidor

Existía toda una política informativa, con un manejo sesgado de la verdad sobre el cual, en su libro El Imperio (Anagrama, 1994) el polaco Ryszard Kapuscinski comentaría que “el noventa por ciento, si no más, de los materiales de que ahora se dispone hace sólo unos pocos años no conocían la luz del día”. Y se preguntaba Padura: ¿Cuál era, entonces, la verdadera historia de la sociedad soviética? Toda una literatura postsoviética ha cambiado muchas de las percepciones antes establecidas. Sin embargo, una de las más demoledoras demostraciones de que la verdad había sido arteramente pervertida, de que la ignorancia había sido programada, me la aportó la lectura de la compilación de documentos extraídos de los archivos de Moscú a inicios de la década de 1990, publicada bajo el título España traicionada. Stalin y la guerra civil (versión española de Planeta, 2002) un libro que, gracias a la información rescatada, ofrecía una versión diferente y más creíble de las actividades de los asesores soviéticos dentro del bando republicano y de la perversa política de Stalin respecto a la guerra y la República.

Adicionalmente, comentaba Padura, que el sociólogo israelí Yuval Noah Harari asegura que: “errores, mentiras, fantasías y ficciones también son información”, o sea, que “la información no es siempre la verdad”. Cualquier ser pensante ya a estas alturas de la lectura estará preguntándose si acaso Padura-habitante de la Habana- estará ahora… ¿Descubriendo el agua tibia?¿Será que no se había percatado?

En su más reciente y, provocador ensayo, Nexus (2024), El sociólogo israelí Yuval Noah Harari afirmaba según cuenta Padura, que: si la información que recibimos es un intento de representar la realidad, se supone que a medida que aumente la cantidad de información disponible, tal como ha ocurrido en los últimos años gracias a la digitalización de las sociedades, esa condición debería proporcionarnos un conocimiento más veraz del mundo. No obstante, el gran problema es, asegura Harari, que “a lo largo de la historia ha sido habitual que las redes de información privilegiaran el orden sobre la verdad”. En dos palabras: los poderes fácticos han manipulado y manipulan la información.

¡Eureka! Aunque fuese tan solo un jabón lo que se encontró Arquímedes en su bañera…

La filósofa Hannah Arendt, obsesionada con este asunto, comienza su ensayo de 1974 Verdad y mentira en la política advirtiendo: “Nadie ha dudado jamás con respecto al hecho de que la verdad y la política no se llevan demasiado bien, y nadie, que yo sepa, ha colocado la veracidad entre las virtudes políticas. La mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria y justificable para la actividad no solo de los políticos y los demagogos sino también del hombre de Estado”. ¡Ah bueno! Al final cualquiera supone que maquiavélicamente el fin justificaría los medios…

Continúa Padura diciendo que: “lo que hoy ocurre en el mundo con la manipulación de la realidad no solo implica la cada vez más recurrida programación de la ignorancia y la perversión de la verdad: es la manifestación del auge de los totalitarismos que crean la percepción de las realidades según sus necesidades, intereses o antojos. Poderes que ante nuestros ojos y sin pudor se dedican a suplantar verdades visibles con mentiras groseras (como en sus tiempos lo hicieron Stalin y Hitler) y que, con esas estrategias, alimentan unos discursos populistas que prometen, como es clásico en este asunto, la recuperación de grandezas pasadas y el establecimiento del orden”. Yo le añadiría que: “a confesión de partes, relevo de pruebas”

Afirma Padura que: “el tratamiento que hacen “los políticos de la derecha mundial” de un asunto tan álgido y real como las migraciones es un doloroso ejemplo de este tipo de manipulaciones de la verdad, en esta ocasión empeñándose en alterar la esencia de las motivaciones del fenómeno migratorio”. Ante estas declaraciones del escritor cubano Leonard Padura -quien habita en La Habana-, escucharlo hablar sobre la opinión de los políticos de la derecha es en ocasiones, pareciera ser -como decimos los maracuchos- “¡¡¡la tapa del frasco!!!”

… I repite el escritor de la Habana: “Ante otros muchos casos de bulos repetidos hasta la saciedad como sería el de la desnazificación de Ucrania que arguyó Putin para su invasión, o el de la lucha contra el narcotráfico que sostiene Trump mientras bombardea lanchas por un mar Caribe donde ha colocado una flota que incluye submarinos nucleares. Putin y Trump, como otros poderosos de antaño, juegan con las cartas de saber que muchas veces, entre más rimbombante sea la mentira, si se la repite y sostiene, puede llegar a ser admitida como la verdad”. Continúa Padura su explicación: “Tal es el estado de manipulación actual de la información que se ha llegado a establecer la existencia de algo llamado posverdad que florece en el espacio que debía ocupar la verdad. Esa posverdad que, sabemos, reorganiza, manipula y distorsiona los hechos con la voluntad de imponer en la opinión pública su particular verdad”(¡¿-?!)

Puede que alguien se sorprenda al leer a Padura diciendo: Quizás también podamos asegurar que la verdad es algo que debería representar de manera precisa determinados aspectos de la realidad y esta sería la razón por la cual su búsqueda es un proyecto universal”: y añade… “Antes se mentía allí donde los ciudadanos no sabían, porque no podían saber; hoy se miente a los ciudadanos allí donde, en principio, pueden saberlo todo”. E insiste Padura con una afirmación que deja un interrogante: En mi “antes” universitario, en mi contexto histórico, era imposible saber. Pero en nuestro ahora, ¿nos permiten saber? Vino aquí a mi mente una cita atribuida a Napoleón Bonaparte que no sé si es cierta pero dice; “Imposible es una palabra que solo existe en el diccionario de los imbéciles”.

Debo recordar como en los meses de mayo y de junio del ya remoto año 2016 hay artículos en este blog (vaya al buscador y los detectara) que con admiración se refieren a la novela de Padura sobre Trosky “El hombre que amaba a los perros”…

Este año 2025, a unas horas de recibir el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara, en el marco de la 39 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presentaba su más reciente novela Morir en la arena, Padura afirmaba que: … “En este marasmo de estados de la verdad, al menos una cosa parece ser cierta: la ignorancia programada es hoy una realidad política suprasistémica y universal, y cada vez nos resulta más difícil saber dónde encontrar la verdad. Y decidir si alguien nos miente. ¿O es que todos mienten?

En maracucho criollo y salao con su acento vernáculo no faltara quien sonriendo le responda al Padura de la Habana… “Serán argunos… y hora ha sido mi primo Ernesto quien ha llegado en mis recuerdos con aquello de “quien tenga oídos que oiga”…

Maracaibo, sábado 20 de diciembre del año 2025

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