Bernard Palissy
Bernard Palissy ( 1510-1590 ) fue un célebre ceramista francés quien en Francia
encarna el modelo del genio universal del Renacimiento y desarrolló habilidades,
como ointor sobre vidrio, alfarero, orfebre, agrimensor, diseñador de jardines, químico, biólogo y
escritor. Es famoso por haber conseguido después de 16 años de intentos
frustrados una loza esmaltada similar a la porcelana china. Palissy participó en la fundación de
la Iglesia Reformada de Saintes y por su defensa del ideal calvinista, tras el edicto contra los
protestantes promulgado por el rey Enrique II, en 1559, Palissy fue encarcelado
por hereje en Burdeos en 1562. Su taller sería destruido y sería liberado
gracias a la intervención del duque de Montmorency que le otorgaría el título
de "inventor de las rústicas
figurinas del Rey". Volvió a
su taller al año siguiente y por su trabajo, Palissy gozaría de la protección
de los monarcas, hasta 1585, cuando el rey Enrique III publicó un
edicto condenando con pena de muerte a la reforma protestante, lo que llevó a
Palissy a la cárcel en 1586, y condenado a muerte, se le conmutó esta pena por
prisión a perpetuidad. Dos años después, en 1588, la Liga de los Nobles Católicos
logra que Palissy, con 78 años, sea llevado a un calabozo de la Bastilla, donde fallecerá en 1590.
Se instalaría en
Sainter, cerca de Burdeos, en la provincia de Saintonge donde se ocuparía como
agrimensor, pintor de retratos y artista de vidrieras iniciando su
investigación sobre los esmaltes. En 1564 publicó su primer libro: “Una
receta verdadera, por la cual todos los hombres de Francia podrán aprender a
multiplicar y aumentar sus tesoros”: con 4 tratados: agricultura, historia natural, jardines y ciudades
fortificadas. De
1575 a 1588, dio conferencias a las que concurría la élite científica parisina
de la época. Con la recopilación del contenido de sus clases, produjo su
segundo libro, publicado en 1580 cuando Pallisy contaba 71 años, bajo el título
de: “Discursos admirables sobre las aguas y las fuentes de la naturaleza,
incluyendo las artificiales; los metales, las sales y las piedras, las tierras,
el fuego y los esmaltes junto con otros secretos de las cosas naturales”. Se
considera esta obra como su testamento intelectual. Los discursos tratan de sus
estudios sobre las aguas, la agricultura, los minerales y las piedras, las
conchas fósiles, las sales, la alfarería y los esmaltes. Tratados de química,
física y geología, y relata también sus vivencias, sus viajes y sus
experiencias.
En el
siglo XIX se redescubrirá a Palissy como el hombre sencillo, quien (presumía de
no leer libros, alejado de los manuales sabios y de las ciencias de los
doctores) y fue capaz de desarrollar un pensamiento original e innovador. Palissy
era conocido en el siglo XVII, como “el campesino
de Saintonge". Sin saber latín ni griego, sus conocimientos sobre
muchos temas eran muy superiores a los de los científicos de su época. Sus
observaciones sobre el ciclo del agua y de la
alimentación de los manantiales aún son consideradas como válidas, y sus
trabajos sobre el papel de las sales minerales en la vida vegetal anunciaban
futuros descubrimientos en química. Sus
escritos fueron olvidados y hubo que esperar al siglo XVIII para que fueran
reeditados y sus obras científicas gozaran de admiración y reconocimiento. Tras
su reedición por el geólogo y vulcanólogo francés Barthélemy Faujas de
Saint-Fond en 1777, científicos de prestigio como Buffon, Curvier, Réaumur y Jussieu le elogiaron y vieron en Palissy el fundador
de la agronomía, de la geología y de la química, y el
primero en sentar las bases de la cristalografía.
Maracaibo 4 de
noviembre 2017
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