Este trabajo de
investigación que no es original de quien aquí escribe; se presenta en este
blog (lapesteloca) con el fin de dar a conocer o recordar algunos detalles
básicos sobre la historia de la Literatura Venezolana, que es extensa e interesante,
así como también para recordársela a los representantes de todas las tendencias
de la literatura; la poesía, la escritura, las novelas, etc.
Se puede hablar de
que la primera generación literaria, la que se dio en el siglo XX comenzando
con La alborada (1909), de Rómulo Gallegos (1884-1969). Paralelamente se desarrolló el trabajo
novelístico de José
Rafael Pocaterra (1889-1955),
figura esencial de la narración corta venezolana con sus Cuentos grotescos (1922) y sus novelas
Vidas oscuras (1916) y La casa de los Abila (1946).
Contemporánea fue Teresa de la Parra, (1889-1936) quien noveló
en sus dos únicos libros, Ifigenia
(1924) y Memorias de Mamá Blanca (1929). Durante este
mismo periodo, finales de 1920, Rómulo Gallegos publicaría
las novelas Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934) y Canaima (1935).
En la poesía
destacan las obras de Fernando
Paz Castillo (1893-1981), José
Antonio Ramos Sucre (1890-1930)
y Andrés Eloy Blanco
(1896-1955). Uno de los fundadores de la
modernidad poética fue el tachirense Salustio González Rincones (1886-1933). Durante
este periodo de Teresa de la Parra
fue seguida por singulares poetas como Enriqueta
Arvelo Larriva (1886-1963), y Luisa del Valle Silva (1902-1962). Mercedes
Bermúdez de Belloso (1915-2000) y narradoras cuya principal figura es Antonia
Palacios (1904-2001). No debemos olvidar a Rafael Angarita Arvelo (1898-1971), y Julio Planchart (1885-1948) como
hondos intérpretes del fenómeno literario en esos días, ya Antonio Arraíz (1903-1962) había
abierto el sendero con su poemario Áspero
(1924). Miguel Otero Silva
(1908-1985) y Pablo Rojas Guardia (1909-1978) se
contaron entre sus poetas más influyentes.
En narrativa el tocuyano Julio Garmendia (1898-1977) había creado un mundo fantástico de la narración corta con La tienda de muñecos (1927) y Arturo Uslar Pietri (1906-2001) con Barrabás y otros relatos (1928) inició una de las obras centrales del cuento venezolano. Uslar Pietri enriqueció la novela con Las lanzas coloradas (1931). Enrique Bernardo Núñez (1895-1964) con Cubagua (1931), Guillermo Meneses (1911-1978) con El falso cuaderno de Narciso Espejo (1953), Miguel Otero Silva (1908-1985) con Casas muertas (1954) y La piedra que era Cristo (1984) y Ramón Díaz Sánchez (1903-1968) con Mene (1936) y Cumboto (1950). Comenzarían a leerse los primeros ensayos de Mario Briceño Iragorry (1897-1958), Augusto Mijares (1897-1979), Mariano Picón Salas (1901-1965) y del propio Uslar Pietri.
En 1936,
terminada la dictadura
(1908-1935) de Juan Vicente Gómez (1857-1935), se inició un nuevo periodo
político en el país, donde se expresó primero en el grupo literario Viernes
(1939). Su figura central fue el poeta Vicente Gerbasi (1913-1992). No puede dejarse de señalar al poeta Luis Fernando
Álvarez (1901-1952). Críticos como el alemán Ulrich Leo (1890-1964) o el
erudito español
Pedro Grases (1909-2004) se
sumaron y el primero propuso los puntos de vista críticos para interpretar la estética
de Viernes.
Durante
este mismo tiempo hay que nombrar al profesor Eduardo Crema (1892-1974)
e inició su labor de intérprete de las letras venezolanas Luis Beltrán Guerrero (1914-1997). A finales de la década de 1930 el poeta y crítico Juan Liscano (1915-2001) crearía una
obra poética de las más singulares donde como animador del debate cultural a partir de 1936, el poeta y comentarista Pascual Venegas
Filardo (1911-
2023).
El periodismo literario tuvo su iniciador en José
Ratto Ciarlo, creador en 1945 de la página
de arte de El Nacional. En 1942 surgió el grupo de poetas que
como Juan Beroes, Ana Enriqueta, Ida Gramcko, Luz Machado y Luis Pastori formarían parte de esa promoción. En 1946 apareció el grupo Contrapunto, el cual, si bien tuvo poetas como José Ramón Medina o Rafael Pineda, quienes contribuyeron al cuento. Entre otros se cuentan
verdaderos maestros, como Gustavo Díaz Solís o
Héctor Mújica. En esta promoción quien pugnó
por innovar la novela fue el zuliano Andrés
Mariño Palacio a través de Los alegres desahuciados. Sus Ensayos (1967) deben considerarse como
la exposición de aquello que se propuso ser a través de la prosa de
ficción, el crítico de esta generación. Hay que destacar la obra ensayística de J.L. Salcedo-Bastardo, Guillermo Morón y los
críticos Óscar Sambrano Urdaneta, Alexis Márquez
Rodríguez, Efraín Subero, Domingo Miliani y Orlando Araujo, cuyas obras se conocieron a partir de las décadas de
1950 y 1960.
El
gran cambio
dentro de el decir poético se realizó en la década de
La
renovación de la narrativa será la obra de Salvador
Garmendia a través de Los pequeños
seres (1959); Garmendia, Adriano González León y Rodolfo Izaguirre contribuyeron a un cambio en la
perspectiva del narrar. En el ensayo hay que nombrar a Elisa Lerner y críticos
como Guillermo Sucre, Ludovico Silva, Francisco Rivera o
Arturo Uslar-Braum, un ensayista singular.
La
poesía de la década de 1960 la domina Eugenio
Montejo y Luis Alberto Crespo; la de 1980, Yolanda
Pantín y Rafael Arraíz Lucca; En la narrativa, veríamos figuras
como José Balza, Francisco Massiani, Luis Britto García, Denzil Romero,
Guillermo Morón, Gustavo Luis Carrera, Ana
Teresa Torres, Laura Antillano y Stefanía Mosca. En el
ensayo, Juan Carlos Santaella, Víctor
Bravo y Javier Lasarte en la crítica literaria.
Estos
detalles sobre la literatura venezolana, se resumen en el blog lapesteloca en …
Maracaibo,
el lunes 29 de diciembre del año 2025
1 comentario:
Tadad obras interesante, muchas de las cuales estufie!!
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