Después de leer un breve reportaje de la Revista Literaria “La Noche de las Letras”, quisiera complementar su lectura con algunas breves palabras alrededor de la relectura de la novela “Pedro Páramo” del escritor y guionista mexicano Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno (Juan Rulfo).
Juan
Rulfo nació en Sayula, Jalisco, México, en mayo de 1917 a finales de una
revolución en la que moriría más de un millón de personas. Cuando Juan tenía
seis años, su padre Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, fue muerto a balazos en medio
de la plaza del pueblo. Al parecer Juan Rulfo heredó la tristeza de su madre
María Vizcaíno Arias, quien solía contarle a su hijo historias de otras
tierras mejores y desconocidas, del mar y de los muertos que deambulaban
buscando sosiego; así, fue como el muchacho creció escuchando esos relatos que
transformaría en frases dolorosas.
Rulfo
afirmaría que “de los seis a los doce
años sólo vi muertos en mi casa. Asesinaron a mi padre, a los hermanos de mi
padre, a mis abuelos: era una casa enlutada”. Juan creció como un niño,
desconsolado que se refugió en los libros. Juan Rulfo fue un narrador que
parecía estar escondido detrás de las letras. “Pedro Páramo” se publicó en 1955, dos años después de los relatos
de “El llano en llamas”. En el
arranque de la novela, Juan Preciado promete a su madre en el lecho de muerte
ir en busca de su padre, Pedro Páramo, un pequeño cacique pueblerino a quien no
conoce. “El olvido en que nos tuvo
cóbraselo caro” le diría ella, y Juan partió hacia Comala, un pueblo mítico
que es el verdadero protagonista de estas páginas.
Allí, en Comala, será envuelto en
una tierra vieja que está sobre las brasas de la tierra, “en la mera boca del infierno”, se encontrará con las voces de la
memoria de personajes de ensueño, que irán tejiendo una historia de deseos y
pasado, de muertos y visiones irreales, que abarca desde mediados del XIX a las
revueltas cristeras de comienzos del XX. Anclada en terreno firme, la novela se
dispara en múltiples direcciones rompiendo el tiempo, confundiendo realidad y
alucinación, fundiendo violencia y lirismo con sus conversaciones
entrecortadas. Entre espectros, la desolación de Comala hace realidad ese “valle de lágrimas” que compone la
geografía universal del dolor, llena de ecos, violencia y aire envenenado.
Netflix
ha adaptado la novela de Rulfo "Pedro
Páramo" al cine y muchos albergaron dudas de que los cineastas se
apegaran a la obra de Rulfo. Yo en particular, al ver la película quede sorprendido
con esta adaptación de Pedro Páramo que para algunos ha parecido una joya ya
que denota un enorme esfuerzo por apegarse a la obra literaria, no solo en los
diálogos, sino por la particular e increíble atención al detalle en algunas de
las escenas.
El mundo y el submundo de la novela
de Juan Rulfo, con sus voces de aquí y del más allá, están en una dimensión
donde todo es uno solo, donde se juntas las fronteras. Ese universo literario
poblado de murmullos y trasiegos de la vida salidos del corazón, está habitado
de silencio, resentimiento, orfandad sentimental y existencial, dolor ante la
ausencia, despecho y desencuentro de distintos amores.
Al mostrar en imágenes cómo se resquebrajan ilusiones, buenos propósitos y el alma de las personas hasta desmoronarlas, para una recreación visible de Comala, el territorio ficticio donde transcurre la historia, hay momentos convincentes, pero hay tantos otros elementos que intentando sobresalir se eclipsan, se solapan las imágenes con la voz narradora, la atmósfera y la música… No es fácil de trasladar todo esto al mundo audiovisual.
La película de Netflix, es llevada al cine por el reconocido director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto, con guion del español Mateo Gil y en los papeles principales Manuel García-Rulfo (Pedro Páramo), Tenoch Huerta (Juan Preciado), Ilse Salas y Mayra Batalla. La ópera prima de Rodrigo Prieto es muy fiel a la novela de Juan Rulfo, y sin perder los anacronismos, por momentos se enreda en una trama con demasiados desvíos
La adaptación del clásico de la
literatura mexicana ‘Pedro Páramo’
en la plataforma de Netflix llevada al cine por Rodrigo Prieto, ha dividido a
la crítica internacional, al ser señalada por algunos como poco arriesgada
mientras otros medios como The New York
Times, El País, The Guardian, y La
nación de Argentina, ven en el filme la posibilidad de que quienes no han
leído la novela se interesen en la historia relatada y se acerquen a ella.
Jorge
Prieto como mexicano, decidió debutar en la dirección de cine, con el aval de
ser un prestigioso director de fotografía de películas donde ha mostrado su
talento para diferentes registros como Amores perros, Babel, Brokeback Mountain, Los lobos de Wall
Street, Argo, Barbie o Los asesinos de la Luna.
La fotografía pasará a ser, por consiguiente, una de las grandes cualidades de
este Pedro Páramo.
Estará planteado el dilema de
siempre: fidelidad al libro, versión libre o traición al texto original para
extraer su esencia y adaptarla al lenguaje audiovisual y serle fiel de esa
manera. El tempo inicial de la adaptación precisamente por su lentitud para no
entrar en la dinámica del vértigo es favorable y en la segunda parte, el
contexto político y social de la época y la cultura de creencias populares
ayudan a entender mejor la situación.
El mundo y el submundo de la novela
de Juan Rulfo, con sus voces de aquí y del más allá, están en una dimensión donde
todo es uno solo, se juntas las fronteras y ese universo literario poblado de
murmullos y trasiegos de la vida salidos del corazón, está habitado de
silencio, resentimiento, orfandad sentimental y existencial, dolor ante la
ausencia, despecho y desencuentro de distintos amores. Todo esto no es fácil de
trasladar al mundo audiovisual.
Con algunos extractos de la crítica internacional trataremos de completar el rompecabezas de la puesta en escena de ‘Pedro Páramo, de Jorge Prieto.
1-“La película de Rodrigo Prieto sólo se puede apreciar si uno sabe que
cuando vaya al cine, en lugar de sentarse a ver una historia, se va a sentar a
recibir un bombardeo de murmullos. (…) ¡Es un machetazo que va directo al alma!
Lo más increíble es que al final uno acaba liberado, como pasando a otra
dimensión, como los personajes de este monumento fílmico que, por cierto, son
muchísimos, todos interpretados con una maestría excepcional”. Alvaro
Cueva: Milenio (México).
2- “Prieto y
Gil conforman un interesante tándem para una versión sorprendente en su
escritura, mucho más atenta a la forma original de la obra que las dos
anteriores adaptaciones. Con ese material, Prieto ilustra la compleja
estructura de tiempo suspendido y voces mecidas por el viento de la novela,
pero, por desgracia, ese cuidado se queda en la mera traducción, sin proponer
un lugar propio, lo que acaba desbaratando la posibilidad de una lectura
audiovisual de más calado. Solo siendo profundamente personal el director
habría podido arrojar luz sobre una obra tan universal”. Elsa Fernández-Santos:
El País (España).
3- “La multiplicidad abruma gradualmente a esta versión. No pasamos suficiente
tiempo con el capataz de Páramo, Fulgor (Hector Kotsifakis), la mendiga
convertida en proxeneta Dorotea (Giovanna Zacarías) ni con ningún otro
personaje como para comprender por completo lo que representan en este fresco
de degradación espiritual. Y un Manuel García-Rulfo con poco poder, parece ser inadecuado
para el papel del agujero negro que está en el centro; captura la triste
ausencia de Páramo, pero no su lado autocrático y desenfrenado. Curiosamente,
dada la perspicacia visual de Prieto, la película también es un poco insulsa
visualmente, salvo por un prólogo llamativo que comienza con la cámara
hundiéndose en las entrañas de la tierra. Pero la historia tiene suficiente
poder residual para ofrecer una noche oscura del alma mexicana”. Phil Hoad:The Guardian (Inglaterra).
4- Las preguntas existenciales que atraviesan la obra de Rulfo son las que
quizás nunca pueden responder Prieto y su guionista Mateo Gil. La escrupulosa
adaptación, fiel incluso a los parlamentos y evocadora de la compleja relación
de tiempos, pierde algo de la magia y la grandeza de su coterráneo. Paula
Vázquez Prieto La Nación (Argentina).
5-
“Resulta curioso, entonces, que la nueva adaptación de Netflix, dirigida por el
director de fotografía Rodrigo Prieto, sea una obra más bien ortodoxa. Si bien
este texto rico y metafísico podría haber cobrado vida en una abstracción
onírica, Prieto y su guionista, Mateo Gil, se conforman en cambio con un
western de prestigio en tierra firme: serio, atractivo y poco inspirador. (…)
Una imagen puede valer más que mil palabras, pero con más de dos horas de
duración, esta adaptación visual de la única novela de Rulfo divaga sin mucho
que decir”.
Natalia Winkelman: The New York Times (Estados Unidos),
En Maracaibo, el jueves 21 de
noviembre del año 2024
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