sábado, 25 de febrero de 2023

Antonio Paredes Domínguez


Antonio Paredes Domínguez (1869-1907) Fue un militar y político venezolano, hijo del general Manuel Antonio Paredes y de Amelia Domínguez. Paredes también era descendiente del capitán Diego García de Paredes, del conquistador del mismo nombre y de los próceres Juan Antonio y José de la Cruz Paredes.​

En 1892 apoyaría a Joaquín Crespo en la Revolución Legalista. Posteriormente, Crespo lo asciende a general y lo designa jefe del castillo Libertador de Puerto Cabello, entre agosto de 1892 y octubre de 1893. Paredes se vio enfrentado al jefe civil y militar de Puerto Cabello, general José Félix Mora y se opuso a la candidatura de Mora para presidente del estado Carabobo, impuesta por la autoridad de Joaquín Crespo. Mora intentó desacreditarlo ante las autoridades militares y políticas y Paredes tuvo que huir a Curazao.

Permanece exiliado en Europa, entre 1893 y 1897. Viajará a Postdam (Alemania) y luego a Londres y París, perfeccionando sus estudios en la Academia Militar de Saint-Cyr, de Francia. En Europa, Antonio Paredes perfeccionó sus conocimientos de idiomas (hablaba inglés, francés y alemán) y estudió en academias militares francesas para prepararse mejor para regresar a Venezuela a liberarla de la dictadura. En 1897 Antonio Paredes viaja a Nueva York, y regresara a Venezuela días antes de la muerte de Crespo en la Batalla de La Mata Carmelera el 16 de abril de 1898.

Paredes le ofreció sus servicios al presidente Ignacio Andrade, y fue encargado de comandar una división en el ejército dirigido por el general Ramón Guerra. Pocas semanas después de un conflicto entre ambos hombres, Antonio será removido y designado como jefe expedicionario en el occidente de Carabobo para enfrentar a las guerrillas “mochistas” sublevadas. En mayo de 1899, pertenece al Gran Consejo Militar, y desarrolla una actividad panfletaria en defensa de la desacreditada figura de Ignacio Andrade y en contra de José Manuel Hernández “El Mocho”. Sus artículos son reunidos en el folleto “Un prestigio que se va” (Caracas, 1899). En septiembre de 1899, es designado nuevamente como comandante en jefe del castillo Libertador de Puerto Cabello cuando Castro llega a Caracas con los andinos.


El joven Antonio”, escribió Mariano Picón-Salas, en Los días de Cipriano Castro,de apuesta elegancia viril, modelo mejor galantuomo caraqueño de fines de siglo, esgrimista consumado, hombre estudioso que lee en el propio idioma, y los comentará en un futuro “Diario de prisión”, los clásicos de Inglaterra y de Francia, pretende ser el paradigma de una Venezuela altiva, de despierta dignidad moral, ante lo que él llama una nueva invasión de bárbaros. Castro entró en Caracas y organizó su gobierno, pero Antonio Paredes continuaba atrincherado en el castillo de Puerto Cabello sin entregar la plaza, hasta diciembre de 1902.

Paredes es reducido y enviado preso al Castillo de San Carlos en la entrada del Lago de Maracaibo, donde va a estar desde noviembre de 1899 hasta diciembre de 1902, cuando recibe el beneficio de la amnistía decretada por Cipriano Castro ante el bloqueo de las potencias europeas, y será llamado a Caracas, pero el valiente general valenciano se negó a dialogar con el dictador y prefiere exilarse en Trinidad. En junio de 1903 participa en los últimos combates de la Revolución Libertadora en Güiria, en el estado Sucre. En 1906, publicará el «Diario de mi prisión en San Carlos» y su «Bosquejo histórico o Memorias contemporáneas».

Para regresar a Venezuela intentará preparar una revolución desde Trinidad, y en febrero de 1907, ingresa al país por Pedernales pero fue capturado junto con un pequeño grupo de compañeros. El quince de febrero de 1907 se dice que por órdenes directas del dictador Cipriano Castro fue fusilado, sin ningún proceso previo. El general Paredes para el momento de su asesinato se había entregado, desarmado y ya preso, se encontraba a bordo de un buque en las inmediaciones de Barrancas del Orinoco, cuando fue fusilado por los esbirros de Castro, de quienes se dijo, recibieron un telegrama de Castro donde se ordenaba su muerte y la encontró frente a un pelotón de fusilamiento. Cuando el soldado trató de vendarle los ojos, el general le gritó: -¡Máteme, pero no me veje! Quiero morir viendo de frente a mis asesinos. ¡Maldito seas Cipriano Castro!

El Diccionario de Historia de Venezuela de Fundación Polar, le confiere al joven Antonio Paredes un sentido de responsabilidad ante el legado de sus mayores. “Conceptos de honor, deber y rectitud tenían para él un significado absoluto e intransigente. Soñaba con emular las proezas de sus antepasados en un mundo donde, tal como demuestran los hechos, tales hazañas ya no tenían cabida”.



En mi novela “El movedizo encaje de los uveros”, el fusilamiento de Antonio Paredes coincide con la convalecencia de Castro en Macuto después de ser intervenido quirúrgicamente, y la actuación del presidente es analizada planteando algunas explicaciones a la luz de los acontecimientos vigentes. En la actualidad hay quienes recuerdan ante el fusilamiento de Paredes, el cobarde asesinato del militar paracaidista, inspector del CICPC Oscar Pérez, perpetrado en El Junquito, en enero del 2018, cuando a pesar de que en varias oportunidades comunicó su rendición evidenciada por la TV para todo el país, pidiendo el cese del fuego para proceder a entregarse con Daniel Enrique Soto Torres, Abraham Lugo Ramos, Jairo Lugo Ramos, José Alejandro Díaz Pimentel, Abraham Israel Agostini y Andreína Ramírez, fueron masacrados impunemente.

Se ha dicho que, en Macuto, Cipriano Castro estaba gravísimo, mientras sus médicos, se sentían aterrados, por una intervención que parecía haberse complicado. Todavía estaba atontado por los analgésicos, cuando llegaron a contarle las andanzas de Antonio Paredes, y la historia ha relatado que no se sabe a ciencia cierta si lo que siguió fue la orden de “el Cabito” o de algún otro asomado, que eran muchos quienes le tenía tirria a Antonio Paredes…

A mediados de 1908, su hermano, Manuel Paredes, iniciaría un juicio contra Castro por homicidio y el tribunal, luego de la caída de Castro, ordenaría el arresto del ex mandatario, pero nunca se concretó una sentencia. Los restos de Antonio Paredes fueron trasladados a Caracas en marzo de 1909, siendo motivo de una manifestación pública en su honor. ​El presidente Juan Vicente Gómez utilizó la figura de Antonio Paredes como propaganda para desacreditar la gestión Cipriano Castro e impedirle regresar al país.

Existe una foto, tomada en el entierro del militar en Caracas, en marzo de 1909 que muestra la carroza que transporta los restos del general Antonio Paredes cubierta de flores frescas, conducida por un chofer uniformado con adornos dorados que avanza lentamente entre una multitud que se descubre a su paso hasta llegar a la catedral con pompa en medio de un pueblo conmovido por el trágico devenir de hombre noble proveniente de un linaje heroico… Para el momento de aquel entierro, el general Paredes había muerto fusilado dos años y un mes antes, el 13 de febrero de 1907 y recibido una sepultura provisional hasta el día en que el fotógrafo captó el cortejo y su paso entre el conmovido pueblo de Caracas.

NOTA: La novela “El movedizo encaje de los uveros” editada en EdiLUZ por la Facultad de Medicina de la UCV y de LUZ, la están vendiendo en la Librería Jesús Enrique Lossada en la Biblioteca Pública del Zulia María Calcaño.

Maracaibo, domingo 25 de febrero del año 2023

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