Pestíferas campañas presidenciales
Germán Vargas Lleras ex vicepresidente
de Colombia, quien ocupó ese cargo desde agosto del 2014 hasta marzo de 2017
cuando el Senado aceptó su renuncia, para lanzarse a su campaña presidencial, dijo
la semana pasada desde Tibú, municipio fronterizo con Venezuela, que las casas
que allí construye el gobierno neogranadino no deben ser entregadas a
"venecos", expresión discriminatoria para referirse a ciudadanos
venezolanos. Escuchémosle hablar… “No vayan a dejar meter a los venecos por
nada del mundo, esto no es para los venecos, no hay un solo lugar en Colombia
donde se permita que personas que no sean del país, se beneficien con programas
sociales. Así se manifestó el que fuera el vicepresidente
colombiano de Juan Manuel Santos. El presidente Santos tuvo que intervenir, delicadamente
moderado, para poner fin a las críticas de Vargas Lleras, tanto contra la
Cancillería colombiana como a las ofensas que hiciera contra ciudadanos de
Venezuela. “El señor Vicepresidente tiene
unas funciones específicas, él está encargado de adelantar todo lo que tiene
que ver con la infraestructura y la vivienda (...), y la Canciller es la
encargada de las relaciones internacionales (...), y así tienen ambos que
obrar, de acuerdo a sus fueros. Hago un llamado al respeto en cualquier
comunicación con cualquier país y en cualquier circunstancia”, expresó Santos.
El ex vicepresidente
colombiano del actual gobierno, Germán Vargas Lleras, al exigir que no adjudiquen
viviendas de interés social a ciudadanos colombianos que hayan vivido en
Venezuela o a sus hijos con nacionalidad venezolana, nos obliga a recordar La Explosión de Cali. Una historia
triste, que pareciera desconocer el candidato presidencial de Colombia, hoy en
campaña. La historia se refiere a un obsequio venezolano hecho a Colombia en
1957, cuando una explosión en Cali, causó miles de víctimas y gran cantidad de
damnificado, desastre ocurrido el 7 de agosto de 1956
en el centro de la ciudad de Cali, por la explosión de seis camiones civiles
acompañados por el ejército cargados con 1053 cajas de dinamita provenientes de Buenaventura que transportaban
42 toneladas de explosivo plástico gelatinoso, que se iban a emplear en la
construcción de carreteras en el departamento de Cundinamarca.
En 1956 la ciudad de Cali contaba con 400.000 habitantes, de los cuales 4.000
fallecieron a causa de la explosión, y otros 12.000 más quedaron heridos; este
incidente ocurrió durante el gobierno del presidente Gustavo Rojas Pinilla, quien atribuyó la
tragedia a la oposición, que había firmado el pacto de Benidorm (que derivaría en la creación del "Frente Bacional"). La tragedia tomaría entonces
tintes políticos. Tal y como sucede actualmente con la espantosa tragedia y mortandad
de los venezolanos que llega y toma tintes de politiquería insólitos y podemos
presenciar asqueados a politicastros preparándose para precipitadas campañas
presidenciales…
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Maracaibo 5 de febrero 2018
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