viernes, 20 de septiembre de 2024

ANARTIA ( 1 )


Puede ser difícil de imaginar que en 1777 se construyera un edificio en el número 13 de la calle Alcalá de Madrid, con el propósito de albergar una colección de cajas con el muestrario de diversos tipos de maderas de Maracaibo y de otros objetos de historia natural con el anexo de una detallada memoria explicativa  de cuya  lectura  podría  colegirse  el  elevado  nivel  de  instrucción del gobernador español de  la  Provincia  de Maracaybo, don Francisco  de  Santa  Cruz. Estas muestras arribaron a Madrid en 1778, y fueron incorporadas al Real Gabinete de Historia Natural, instituido en 1771.

 

Aquella Provincia de Maracaybo, era un territorio que en el año 1777, por instrucción del Rey Carlos III de España, traspasaba  su  dependencia  política  y  militar  del  Virreinato  de  la  Nueva  Granada a la recién creada Capitanía General de Venezuela. Así que en 1777 se inauguraría la primera exposición de ciencias naturales de la cuenca del Lago de Maracaibo, en la calle de Alcalá en la capital de España y se reportaría igualmente, la llegada de algunos mamíferos y aves vivos de la región para ser exhibidos en “la ménagerie de los Jardines del Palacio Real de Aranjuez”, algunos de los cuales según se dijo, no fueron del total agrado del rey…

 

Es importante destacar que durante los próximos cuarenta años no hay otros registros o testimonios evidentes de que alguien ocupara sus horas de ocio en la recolección o el estudio de las formas de vida locales y de la naturaleza circundante al lago de Maracaibo, con excepción de algunas relaciones geográficas del final del siglo XVIII en donde consta mención de minerales, plantas y de algunos animales. 

 

Desde el siglo XVI, estaban prácticamente cerrados para los mercaderes no hispanos, los puertos de las ciudades y pueblos españoles de América; caso aparte eran los filibusteros y  corsarios que  en  respuesta  a  tal  prohibición  saqueaban asolando las ricas posesiones de España en el Caribe, de tal modo que solamente los expedicionarios autorizados por el  monarca más  poderoso  del  momento  podían  poner  pie  en  tierras  americanas. Esta situación llevaría a hacer posible la conformación de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada constituida por españoles ibéricos y americanos desde 1783-a-1808 y de 1812-a-1816.

 

También se daría la llegada autorizada a Venezuela como invitados especiales para la Expedición de Límites del Orinoco, del naturalista sueco Pehr Löfling, un adelantado apóstol de Linnaeus quien ingresaría al país por la costa oriental en 1754 y fallecería prematuramente en 1756 en la misión de San Antonio del Caroní. Seguirán (https://tinyurl.com/3y9ptrwj) Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland, quienes, entrando por Cumaná en 1799, explorarán la geografía y los elementos naturales del macizo de Caripe, la Cordillera de la Costa, parte de los llanos venezolanos, el Orinoco hasta su conexión con el Amazonas en el brazo Casiquiare.

 

A finales de 1800 cuando dejan Venezuela y se retiran hacia la isla de Cuba, lo hacen sin haber conocido sino a través de relatos y lecturas, las regiones occidentales de la capitanía, el Lago de Maracaibo y su cuenca. Haciendo uso de un extraño salvoconducto, el botánico francés Auguste Plée, logró ingresar a Venezuela por el puerto de Maracaibo, poco después de la batalla naval del lago, y  viajó  hasta  la  región  de  Perijá  donde  acopiaría colecciones  de plantas que fueron estudiadas por Agustin de Candolle en  Suiza; también  remitió  a  París  las  primeras  muestras  científicas de peces del lago, descritas por Georges Cuvier y Achille Valeciennes y algunos reptiles estudiados por André  Duméril,  su  hijo  Auguste  Duméril  y  Gabriel  Bibron. 

 

A su regreso de las montañas en 1824, Auguste Plée fue acusado de espía  por  las  autoridades  revolucionarias  de  Maracaibo  y  fue expulsado  del  país,  no  sin  antes  habérsele confiscado sus colecciones biológicas. Así lo afirmó con resentimiento un testigo de excepción quien además denunció el abominable acto de destrucción de las muestras; coterráneo de Plée, oficial militar, que al ser sorprendido en actividades encubiertas sufrió su mismo destino.

 

Empezamos así, y es como si estuviésemos viviendo esta época al ir relatando episodios para “el prontuario maracaibero de creación y destrucción”. Se ha investigado poco el paso por la ciudad y por la región zuliana del extraordinario señor Christian F. Witzke, primeramente danés y luego venezolano, un inquieto empresario venido a Maracaibo en 1879 como socio  de  la  firma  comercial  Minios,  Breuer  &  Co. dedicada  al  comercio del café, pero también a otras inversiones tan diversas como el alumbrado eléctrico y las empresas ferrocarrileras regionales. Witzke devino en destacado hombre público, coleccionista, bibliófilo, anticuario, dirigente de organizaciones gremiales, al punto de tal notoriedad que el Rey de Dinamarca lo nombró cónsul de su país en Maracaibo.

 

Witzke se permitió instalar en los jardines de su residencia el primer zoológico del cual se tenga noticia en Maracaibo, y en 1889 El Zulia Ilustrado hizo especial  mención de un águila arpía que hizo traer Witzke del sur del  lago. Requerido por el presidente Cipriano Castro,  Witzke  se  mudó  a  Caracas  en  1906,  donde  fue  nombrado  Director  del  Museo  Nacional  e  hizo  una  destacada  y  variadísima carrera hasta su fallecimiento en 1921. Witzke fundó, además el Museo Bolivariano e hizo donación de su extraordinaria biblioteca a la Academia Nacional de la Historia. Es de suponer que al abandonar la región occidental se llevó su zoológico a la capital.

 

En 1930 el señor Benito Roncajolo, nieto del empresario corso de los ferrocarriles en el Zulia, Benoît Roncajolo Bruno, era un asiduo viajero de la cuenca, coleccionista de mariposas y amante de los animales y estableció un nuevo zoológico  privado en sus propios predios, donde hacía residencia, la Quinta Belfort, en el sector El Milagro. Poco tiempo después un joven folclorista, naturalista y taxidermista caraqueño, Agustín Pérez Piñango, llegó a Maracaibo en 1925, pero ni el zoológico de Roncajolo ni el museo de Pérez Piñango fueron tan conocidos en su momento… A Pérez Piñango la posteridad lo honraría con el humilde título de Profesor, no obstante, aún en 1935 por exhibir ramas secas y animales disecados fue motejado de brujo y su pequeña institución cerrada por orden de la máxima autoridad estatal.

 

Al fallecer Juan Vicente Gómez al final de ese mismo año, Pérez Piñango se animó a continuar sus iniciativas culturales en pro del conocimiento de lo autóctono en lo natural y en lo social, y se ocupó diligentemente de la difusión de las tradiciones indígenas zulianas y del folclor musical y escénico. En una ventajosa condición, se establecen en 1943 los decretos de creación del Instituto de Ciencias Naturales del estado Zulia (ICNEZ) y de la Cátedra de Zoología en la Escuela de Taxidermia de dicho instituto, al cual se incorpora el primer Jardín Zoológico dependiente de la administración pública, el Museo de Ciencias Naturales, Jardín Zoológico, Jardín Botánico, División de Taxidermia, División de Herborización, y la Cátedra de Ciencias Naturales. Simultáneamente se decretó la fundación de la Sociedad de Ciencias Naturales del estado Zulia.

 

Medina Angarita asistiría el 24 de julio de 1944 a la festiva inauguración del ICNEZ, establecido en un parque urbano en el sector La Arreaga del barrio Los Haticos, ya depositario del zoológico y en edificación sede de las otras dependencias, la que llegó a ser mejor conocida por alojarse allí las exhibiciones del museo. Estos espacios, a los cuales Pérez Piñango como director del instituto mudó los espectáculos dominicales del Parque de La Tradición, llegaron a ser importantes como localidad de enseñanza, recreación y esparcimiento. No se hacía investigación científica en el ICNEZ, sin embargo, algunos artículos de interés zoológico aparecidos en revistas especializadas mencionan registros taxonómicos y geográficos curiosos de animales depositados en las colecciones del Museo de Ciencias Naturales del estado Zulia, particularmente insectos. Referencias de credibilidad indican que la colección de mariposas de Roncajolo era singularmente grande y diversa. En mi infancia, con mis hermanos éramos asiduos visitantes acompañando a mis padres y recuerdo desde los monos hasta un gran oso embalsamado y las colecciones de insectos en cajas de vidrio …

 

En 1961 José Ramón Labrador Schoonewolf fundó la Cátedra de Entomología en la Facultad de Agronomía de La Universidad del Zulia y estableció una colección de insectos en dicha institución. Con el apoyo definitivo de las autoridades decanales, a finales de los 1970 y principios de 1980 dicha colección devino en el actual Museo de Artrópodos de la Universidad del Zulia “Dr. Edmundo Rubio Espina”. En 1962 Adolfo Pons establecería la Estación Biológica de Kasmera, río Yasa, en la Sierra de Perijá, del Zulia, que por un par de décadas habría de ser un importante centro de investigación para estudios de medicina tropical y ciencias naturales. También una estación de campo en Zipayare y otra en la laguna de Las Peonías. Pero estarán preguntándose qué hay de la tal Anartia y hacia donde me dirijo con este relato en dos partes… Mañana lo aclaramos…

NOTA: Esta historia, continuara y finalizara mañana

Maracaibo viernes 20 de septiembre del año 2024

jueves, 19 de septiembre de 2024

Los natufienses

 

Natufiense es una cultura del Epipaleolítico Final y Mesolítico, que se extiende por toda la zona del Próximo Oriente, desde el Éufrates hasta Egipto y los desiertos situados al sur. El nombe de Natufiense fue definido por , a partir del yacimiento de Uadi-en-Natuf, situado en Cisjordania. La arqueóloga británica Dorothy Annie Elizabeth Garrod (1892- 1968), nacida en Oxford, quien se matriculó en el diplomado de arqueología en 1921 y leyó su tesis doctoral en Oxford   en 1924. Fue la primera mujer en obtener una cátedra en la Universidad de Cambridge. Es famosa por acuñar términos como gravetiense,   chatelperroniense para designar fases culturales de la prehistoria. En 1928, Dorothy Garrod hizo el descubrimiento del Yacimiento de Jericó, una ciudad protegida por una inmensa muralla.

Garrod realizó excavaciones en importantes yacimientos de Gibraltar, en el sur de Inglaterra, en Francia, Palestina y el Kurdistán iraquí. En Bulgaria hallaría restos neardertales en Devil's Tower y en 1928 encabezó una expedición arqueológica en el sur del Kurdistán. De 1929 a 1934, la Dra Garrod participó en las excavaciones del Monte Carmelo, en Israel, y sus trabajos demostraron una larga secuencia de ocupación durante el Paleolítico InferiorPaleolítico Medio y Epipaleolítico en cuevas como la de Kebara. 

Su trabajo ha ampliado la comprensión de la secuencia de ocupación prehistórica en la región y definió otros tecnocomplejos como el Chatelperroniense, el Gravetiense, o el Creswelliense. Este marco cronológico establecido a partir de sus excavaciones ha sido crucial para el entendimiento del periodo prehistórico en la zona. La Dra Garrod recurría a la contratación casi exclusiva de mujeres de las aldeas cercanas para realizar las labores de excavación. De 1939 a 1952 ocupó el cargo de profesora de Arqueología en Cambridge con dedicación exclusiva, con un pequeño paréntesis durante la Segunda Guerra Mundial en la que sirvió en las fuerzas auxiliares femeninas de la Fuerza Aérea..

En 1924, la orilla norte del Wadi en-Natuf en Cisjordania, a unos 28 kilómetros al noroeste de Jerusalén había sido brevemente investigada por el reverendo Alexis Mallon. Cuatro años más tarde se hizo cargo del yacimiento la Escuela de Arqueología Británica de Jerusalén, y a petición de Mallon puso a la Dra Garrod al frente de los trabajos. En una sola campaña Garrod identificó una capa del Musteriense tardío (hace unos 40.000 años), y también otra intercalada entre el Paleolítico Superior y los depósitos de la Edad del Bronce, que contenía trazas de carbón vegetal y restos de herramientas de industria de piedra microlítica, así como objetos de hueso trabajados.

La Dra Garrod hallo 45 esqueletos humanos muy fragmentados e identificó esta capa como Mesolítica, un período de transición entre el Paleolítico y el Neolítico que todavía no había sido encontrada en el Oriente Próximo. La capa mesolítica fue bautizada por Garrod como natufiense (por haberse hallado en Wadi en-Natuf), y se comprobó que correspondía a una cultura, hasta entonces desconocida, que se extendió por todo el Próximo Oriente entre 10800 y 8300 a.C. La cronología del natufiense puede dividirse en dos etapas distintas: Natufiense antiguo (10800 a 9000 a. C.), y Natufiense reciente (9000 a 8300 a. C.)

En colaboración con Dorothea Bate y la Escuela Americana de Investigaciones Prehistóricas, Garrod excavó durante 22 meses en la Terraza el-Wad y otros 11 yacimientos y durante las dos décadas siguientes siguió realizando excavaciones en yacimientos de la zona del Monte Carmelo sacando a la luz la cultura natufiense. Entre los elementos recuperados Garrod reparó en la presencia de hoces de piedra, lo que indicaría la presencia de una agricultura muy temprana.  En el lugar se encontraron evidencias del paso de los humanos de cazadores-recolectores a agricultores, la cultura natufiense es inmediata a la época de enfriamiento climático de finales del pleistoceno (hace entre 12.700 y 11.500 años) que pudo ser causada por el impacto del cometa Clovis en América del Norte, y que se supone fue una de las causas del desarrollo de la agricultura.

Sobre este tema, se ha propuesto que existió una explosión en el aire o un impacto en la Tierra quizás provocado por condritas carbonáceas o cometas que prendió en fuego a vastas zonas de América del Norte, causando la extinción de la mayoría de los grandes animales y la desaparición de la cultura Clovis correspondiente a la de los primeros grupos humanos que habitaron el continente americano al final de la última glaciación. Los cuerpos estelares habrían estallado sobre o en la capa de hielo Laurentino del período glaciar cuaternario, abarcando la mayor parte de Canadá al norte de los grandes lagos y una gran parte del norte de Estados Unidos. La vida animal y humana que no pereció por la explosión o por los inmensos incendios forestales, habría perecido de hambre al estar quemada toda la superficie del continente.

En los yacimientos natufienses existen evidencias de un incipiente cultivo deliberado de cereales, y en el yacimiento de Shubayqa 1 (desierto nororiental de Jordania) de 14.500 años de antigüedad, apareció la evidencia más antigua del mundo de fabricación de pan. No solo eso, en otro yacimiento natufiense, la Cueva de Raqefet en el Monte Carmelo, cerca de Haifa, se encontró la evidencia más antigua conocida de elaboración de cerveza, aproximadamente hace 15.000 años.

En 1938 la Dra Garrod publicó su obra sobre el descubrimiento de la cultura natufiense, titulado The Stone Age of Mount Carmel, un trabajo considerado pionero en su campo. La Dra Garrod interrumpió su labor didáctica durante la Segunda Guerra Mundial para servir en las Fuerzas Aéreas Auxiliares Femeninas dirigiendo una unidad de análisis e interpretación de fotografía aérea. Continuó realizando excavaciones arqueólogicas hasta pocos años antes de su muerte en 1968, aun cuando ya se había retirado de su cátedra de Cambridge en 1952.

 La antigua ciudad de Jericó es considerada la ciudad más antigua del mundo, es decir el primer asentamiento humano permanente conocido hasta el momento. Jericó además ostenta la marca de ser la ciudad más baja de la Tierra, ubicándose a 258 m bajo el nivel del mar. La piedra más vieja que se ha encontrado en Jericó data de la última Edad de Hielo. Hace 11 mil años, los primeros asentamientos humanos se establecieron ahí, en medio del desierto de Judea, para fundar un campamento de cazadores-recolectores. Con el tiempo, este grupo cimentó las bases de la cultura natufiense y serían ellos mismos quienes construirían los cimientos de murallas, edificios y casas de la ciudad más antigua del mundo.

Hacia el año 9,600 a.C., estos mismos grupos humanos se establecieron de manera permanente. Jericó, la llamarían milenios después, en el sitio que les pareció un lugar adecuado para sembrar, cultivar y hacer que su comunidad creciera. Con el fin de las heladas, el ambiente se hizo mucho menos hostil, y más propicio para el desarrollo de herramientas y cerámica. Desde entonces, el espacio no se ha deshabitado ni una sola vez.

 Después de 11 mil años de historia, Jericó catalogada como la ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada de manera ininterrumpida. Al norte de la urbe se encuentran los asentamientos más viejos y ahí mismo, se han encontrado restos de cerámica, tallas en piedra y bloques grabados con inscripciones prehistóricas. Con el tiempo, los habitantes de la Jericó primitiva aprendieron a usar las rocas en el espacio para construir muros y torres. La más antigua tenía ya 22 escalones, documenta el medio, y les servía a los locales como sitio de vigilancia para invasiones extranjeras y para advertir los cambios en el agua del manantial.

Hacia el año 8,000 a.C., el sitio creció exponencialmente. Tanto así, que los habitantes construyeron una muralla de 3.5 metros de alto, con un grosor de 1.8 metros, para protegerse de posibles inundaciones del manantial. Poco sabían los natufienses que esta barrera de protección les ganaría un lugar en las escrituras sagradas de la tradición judeocristiana —y no por las razones que hubieran querido.

 

Ni siquiera por el desarrollo cultural que alcanzaron los natufienses a Jericó se le recuerda como la ciudad más antigua del mundo. Por el contrario, ubicado en la región de Cisjordiana de la actual Palestina, la ciudad carga el lastre de un pasaje bíblico funesto. Según las escrituras en el Antiguo Testamento, Dios hizo que las murallas de Jericó se derrumbaran ante la presencia de los israelitas.

Según la Biblia, en torno al año 1400 a.C., Jericó fue la primera ciudad atacada por los israelitas tras cruzar el río Jordán y entrar en Canaán. La ciudad es conocida como el lugar por donde los israelitas entraron a la Tierra Prometida, dirigidos por Josué, el sucesor de Moisés. Tras ser derribados sus muros por el sonido de las trompetas de los hebreos. Algunos investigadores bíblicos fijan la fecha del Éxodo en el decimosexto o el decimoquinto siglo a. C. El Nuevo Testamento relata el paso de Jesús por la ciudad, y el milagro del mendigo ciego (Lucas 18, 31-43) y la conversión de nombre Zaqueo. El camino desde esta ciudad a Jerusalén es el escenario de la parábola del Buen Samaritano.

Las excavaciones realizadas en el lugar revelan una red de muros derrumbados que datan de finales del siglo XVII o principios del XVI a.C. La causa más probable del derrumbe fue un terremoto. 


Maracaibo. Jueves 19 de septiembre del año 2024

 

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Bajo el Cielo del Venecia

 

El domingo 10 de marzo del año 2013 se me ocurrió hablar del cine de mis años mozos, que son muchos, una pila decíamos antes, y hoy a 12 años de aquella publicación en un blog que recién comenzaba a manejar, me parece que vale la pena publicar de nuevo aquel artículo. Aquí va, pues… Para este blog lapesteloca. (Siento no mostrar imágenes del cine, son cosas del sistema - ... ni mias tampoco -que no se a quien se protege...). Cest la vie!!

 

“Nada nos gustaba tanto como escuchar el grito de Tarzán, verlo lanzarse al agua desde lo alto y al nadar, poder uno sumergirse en las profundidades, con Jane, ¡sí claro!, y la mona Chita en la orilla saltando, escuchabas su chillidos, mientras el caimán daba coletazos y se percibía el gemido estridente, vibrante como una trompeta, el aullido de los elefantes, cientos de ellos, avanzaban levantando un polvero, paso a paso dirigiéndose bamboleantes hacia el cementerio donde todos iban a morir, en el sitio aquel, en la caverna repleta de colmillos de marfil.

 

La oscuridad era total en la cueva, plena de estalactitas, estaba refrigerada y eso era por el aire acondicionado, el único, el del “Victoria”, el primero con aire acondicionado, por allá, en la calle Derecha, con sus puertas acolchadas de rojo brillante, con estalagmitas que uno imaginaba reflejadas en los ojos de buey dorados que adornaban las puertas, y dentro en la oscura caverna de los sueños, ese denso olor a humedad fría con sabor de chicle de fruta que vuelve, regresa y nos transporta hasta las calderas del planeta Mongo, paleando pavesas en blanco y negro, Buck Rogers y sus amigos prisioneros del terrible Ming, y nos lleva a las series de Tarzán, ¿y a las del Fantasma? Ah, las del Capitan Marvel… ¡Shazam! ¿Y las de Robin Hood?... Todas eran… ¡machetísimas!

 

El cine “Victoria”, de la calle Ciencias, frente al edificio gris del orfanato, el de las monjitas, era incomparable, único, pero fue en el cine “Landia” en la época cuando era gallinero, donde las series terminaron en transformarse para todos casi en una obsesión. Desde la casa se oía la marcha que avisaba el comienzo de los noticieros y luego el timbre que indicaba el inicio de la película. Uno estaba al día, enterado de estrenos y de reposiciones. En el patio del “Cinelandia”, cada cual acomodaba su silla de tablitas a su antojo. Arriba en el cielo siempre se veían las estrellas y si había luna no se podía, o no se debía, orinar desde el balcón, porque lo podía cachear a uno el policía.

 

Diagonal con American Bar, en las esquinas de Cinco de Julio y Bella Vista, bajo un cielo tachonado de estrellitas con una lucecita central, estaba el “Estrella”, la mitad del cine, como todos, estaba al descampado…¡Ah!, cuantas noches cálidas con una hemorragia de estrellas en lo alto, y desde temprano, a buscar la Osa Mayor o el parpadeo rojizo de Marte, casi nunca Venus, siempre andaba bajito el brillante lucero, todo aquello antes de que comenzara la función… También tenía dos máquinas de refrescos, una a cada lado del telón y las sillas eran de madera en listones, más incómodas que el siruyo, y había que ver ¡como llovían las botellas cuando se cortaba la película!

 

Fue en el “Estrella” donde conocí a la hija del Corsario Negro y al Capitán Blood a quien le decíamos Blud, años después fue cuando supe que él era Errol Flyn, y es que para aquellos días, no sabíamos mucho, pero eso sí, todos queríamos ser piratas y nos la pasábamos hablando sobre Henry Morgan y El Olonés, y gritando, ¡al abordaje hijos del mar!, y soñando con cañonear a Gibraltar para luego asilarnos en la isla Tortuga... En realidad, fue varios años más tarde cuando el “Estrella” adquirió mayor prestigio, después de la famosa oportunidad del escándalo y de la poblada, un verdadero motín el que se produjo cuando en un delirio frenético, al show en vivo se le fueron las luces!, y el público, con el apagón, atacó a la Tongolele, y en aquel relajo que se formó, un rebullicio total, antes de destruir el cine por completo, los asistentes cuentan que la agarraron por donde quiera, se dieron el gusto los adoradores de la sacerdotisa del mechón blanco… Nosotros disfrutábamos con las historias del desorden del “Estrella” por las crónicas leídas en el Panorama, o las inventadas por algunos de los amigos más atrevidos, y lo demás lo dejábamos a la imaginación de cada cual.

 

No era lo mismo el “Paraíso”, por el contrario, el “Paraíso, para empezar estaba más lejos que el cipote viejo, y por eso era bueno tan solo si uno podía irse a pie, desde la casa, caminábamos por la Cinco de Julio o por la Doctor Portillo, el cine era elegantón, estaba en Las Delicias, ¡que menguao de lejos era!, y en realidad era un cine para niños, mejor para matiné con vespertina, especial para un “festival infantil”. A pesar de todas esas cosas, nada era comparable con el “Venecia”. Siempre recalábamos en nuestro “Venecia”, el de la cañada atrás, y el último paga, ¿y yo? No jó, yo no los conozco, y a correr tocan, a esmachetarse, dispérsense, a esmondingarse que van a prender las luces, y uno tenía que escaparse saltando por la ventanita del baño. El “Venecia” de la Nouvelle Vague y del neorrealismo italiano, el “Venecia” de Fernadel, de Totó y del increíble Fanfán La Tulipe, simpático espadachín para imitarlo luego, ¡en guardia!, y arremeter con el florete como un Scaramouche cualquiera, y… ¿cómo te digo?, es que todo aquello sucedía varias veces a la semana, ocurría en blanco y negro, bajo las estrellas, en las calurosas noches marabinas.


Es que, ¡vos te tenéis que acordar de esa época!, era cuando jugábamos a Tarzán, con la casa de tablas montada en lo alto del pino, imaginate vos, tenéis que recordar como queríamos estar arriba todo el santo día y que ni siquiera queríamos bajar a comer. Así vivíamos, de rama en rama, en las matas, del almendrón pasábamos a la de guásimos, y a la de nísperos que tenía demasiadas ramas, como el rey de los monos, a menos, ¡claro está!, a menos que a uno lo enviaran a cumplir alguna misión, solamente así se descolgaba uno desde la casa en el pino, por los bejucos y ponía pie en tierra, mas nadie bajaba, solo uno, y cuando se daba el caso, había que ver lo que era atravesar la espesa manigua de grama, alta, verde, para verle la cara, avanzar, palmo a palmo, evadiendo animales feroces, rapaces, rastreros, gateando y claro, también a los humanos, escondiéndose hasta sentir que ya se podía levantar la cabeza y avanzar y buscar el arroyuelo, había que llevarles un poco de agua, y uno llegaba al sitio, casi siempre emergiendo de una manguera rota o de un tubo sin manguera goteando, fluyendo el precioso líquido, y al llegar, las libélulas siempre estaban danzando en el aire y las veías y entonces comprendías como era todo, y es que cuando la grama se te pega en la cara, contra la tierra mojada, en ese momento es cuando te encontráis con los grillos verdes, y ellos se quedan mirándote, y entonces saltan, altísimo… En lo alto del pino, Tarzán, Boy y Chita te esperan, siguen ahí, continúan columpiándose, como en el cine...

 

Creo que fue “Con el Diablo en el cuerpo”, sí, estoy casi seguro de que ese era el nombre de la película, “Le diable au corps”, cuando la ví en el “Venecia”, y desde ese instante, pienso que fue cuando comencé a querer al cine francés. Era un drama de comienzos de los años cuarenta, con una impecable actuación de Gèrard Philipe, en blanco y negro, la pantalla era cuadrada, se veía ridículamente chiquita al lado del telón cinemascópico, el director era Claude Autant-Lara y la actriz, una jovencita, Micheline Presle, a mí me impresionó el drama y la fotografía. Unos días después nos tocó ver “Rififí entre los hombres” de Jules Dasin con el actor Jean Servais, la secuencia del robo, todos en silencio, duraba casi media hora, que jaiba tan buena, ¡machetísima!,los automóviles con su trompa larga, los efectos del blanco y negro se afianzaban en la temática tajante, rápida, cruda pero llena de un sentido tan humano que me impresionó.

 

Era algo nuevo. Traté de explicarles, y creo que comencé a entender mejor el sentido de aquel cine, en francés, a entender el francés, y a percibir algo en esa cinematografía, tan diferente al cine gringo de los cincuenta. Así que poco a poco, fui tomándole el pulso y cada vez más y más, fui aficionándome al cine francés. Conocí poco a poco a los actores, el nombre de los directores, eso era importante, eran gentes de quienes antes nunca había oído hablar, pero me impresionaba saber de Jean Renoir quien era un señor ya mayor, Jan Luc Godard era genial y saber que Rene Clement y Rene Clair eran dos Renés diferentes, Alan Resnais, Claude Chabrol, Francois Truffat y Louis Màlle, y entre ellos, moviéndose entre estos nombres… ¡aparecían tantos personajes!, inolvidables caracterizaciones, cada uno con su estilo, tan particular, cada película para un papel brillantemente interpretado, Jean Gabin, Jean Pierre Aumont, Jean Marais, Jean Paul Belmondo y entre tantos Jeanes, pues Jeanne Moreau, el gesto de su boca inolvidable!, y como olvidar los ojos rutilantes de Michele Morgan?


¿Te acordáis cuando vimos “El salario del miedo”?, con aquellos camiones cargados de nitroglicerina conducidos por Ives Montand y por otro actor de quien no me acuerdo, a través de polvorientas carreteras y de tremendos precipicios, entonces si me creyeron mis amigos, la cosa valía la pena, y me acompañaron, y volvimos a verla de nuevo, y así fue como todos nos transformamos en fanáticos del suspenso del cine francés, y acuñamos la frase, “final de cine francés” para todo aquello que resultase absurdo e imprevisto. Después vino la película famosa del director Cluzot, el tipo se botó, se transformó en un reto, había que verla , y luego un compromiso para todos, regresar, pues no había como “Las diabólicas”, y pasamos noches de terror porque después de la película no podíamos dormir pensando en la maldad de Simone Signoret y en la cara del hombre aquel sumergido en la bañera, cuando abría los ojos, coño!, esos ojos no nos dejaban conciliar el sueño, y unos cuantos, después echándonolas de duros, tirándosela uno de queso duro y ni a cuajaita llegába, pero después nos atrevíamos y volvíamos a verla, regresábamos al Venecia para de nuevo sentir el nudo en la garganta, el embrujo de aquel suspenso, el del cine francés.


Aquello era el non plus ultra, o mejor, era como aprendimos a decir con el lenguaje de las películas, era, ¡la cream de la merde!, y todo por una bagatela, un cine fantástico que solo se podía ver desde las sillas del Venecia, bajo las estrellas marabinas. ¿Te acordáis de lo que llamábamos nosotros, los juegos peligrosos?... Con ese nombre de película francesa, les jeux interdits, decíamos, “se arriesgan la vida solo por complacer al público”, y hacíamos de trapecistas, de equilibristas y éramos bastante buenos en la cuerda floja, aprendimos a caminar por los cordeles como monos, desde el árbol de Tarzán nos pasábamos a los trapecios y en ellos volábamos y espitaos después de la voltereta, caíamos de pie… ¿y en las argollas cuando nos descoyuntábamos?, y en la barra fija, girábamos sin parar, dábamos vueltas para salir por el aire y caer siempre de pie. También era arriesgado tener que escapar de los incendios. Cuando la escalera ardía y uno estaba allá arriba, se tragaba el humo hereje y las ramas y los papeles estaban ardiendo con kerosene o con gasolina, creaban una cortina de fuego, chamuscándole a uno hasta las pestañas, entonces hacían su aparición los bomberos, todos venían en pata y aullando como sirenas y portando una escalera y un balde de agua cada uno. La diversión era de película y residía en el peligro, como cuando corríamos ante el jardinero quien blandía su machete como un energúmeno al salir gateando de aquellos fosos de más de un metro de profundidad, llenos de agua y barro pero solapadamente cubiertos con un periódico, arenita y hasta grama, para simular la trampa y el esperar allí, cerca, detrás de las cayenas, hasta oír el grito y después a correr como locos, aterrorizados como si estuviésemos bajo la magia de Cluzot…

 

¡Cuántas cosas! Vos, por casualidad, ¿te acordaréis de la mirada de María Schell?, vos tal vez no, pero yo sí, y es que, era tan dulce la expresión en aquellos ojos claros, en blanco y negro, cuando hacía el papel de cojita, Gervaise, en una hermosa película de Renè Clement, era como ver todo lo descrito por Zolá en una paleta impresionista y lo más impresionante era, ¿cómo te digo?, era que a pesar del blanco y negro, las lavanderas tenían más colores que las de Degas y el vapor en el ambiente brillaba girando como el humo en la estación de San Lázaro de Monet, y las callecitas de los bajos fondos de Paris, parecían pintadas por Camile Pissaro, y no importaba para nada la sordidez de las escenas de Casque d´or ante la joven y suculenta Simone Signoret, o la pobreza y los olores que brotarían bajo los techos y chimeneas de tantas oscuras buhardillas, aquellas donde se desarrollaban los grandes dramas de amor, como la tragedia del mismo Zolá, la impresionante Teresa Raquin, con Raf Vallone y también con Simone Signoret, dramáticamente humana, terriblemente real, allá, hace más años que el cimborrio y con un puñado de estrellas titilando sobre nosotros, bajo el cielo del Venecia.

Maracaibo, miércoles 18  de septiembre del año 2024

 

martes, 17 de septiembre de 2024

La Medusa de Caravaggio

 

En la mitología griega Medusa era un monstruo femenino que convertía en piedra a cualquiera que la viera fijamente a los ojos. Fue decapitada por Perseo, quien después usó su cabeza como arma​ hasta que se la dio a su madre la diosa Atenea ( Diosa de la Sabiduría ) para que la pusiera en su escudo.

Desde la antigüedad clásica griega, la imagen de la cabeza de Medusa aparece representada como la artimaña que aleja el mal Gorgoneion. Gorgonas viene de la palabra "gorgos" que significa horrible o espantoso. Existían tres hermanas gorgonas que vivían en unas cuevas subterráneas muy por debajo del Monte Olimpo. Ellas eran Medusa, Esteno y Euríale y se las conocía como las hijas de las divinidades marinas Forcis y Ceto. Medusa normalmente se distingue de las otras Gorgonas porque ella era, la única que no era inmortal.

Las cabezas de estos monstruos estaban rodeadas de serpientes, con grandes colmillos de jabalí, manos de bronce y alas de oro. De sus ojos lanzaban chispas que eran capaz de petrificar a aquel que las miraran directamente. La existencia de las Gorgonas surgió de la creencia de que las hermanas eran personificaciones de arrecifes ocultos en los que una multitud de marineros incautos e inconscientes habían naufragado a lo largo de los siglos.

La historia cuenta cómo Medusa no nació monstruosa, sino que se transformó en una bella doncella. Su papel como mujer, fue haber sido una sacerdotisa de la Diosa Atenea, para ello, Medusa estaba privada de casarse, además tenía que mantenerse virgen para servir a su diosa. Era tan hermosa que despertó los celos de la Diosa Atenea y una profunda rivalidad. Fue el mito la belleza de Medusa lo que llevó al dios Poseidón a perseguirla con intención de tener relaciones sexuales con ella. El Dios, la ultrajó en el interior del templo dedicado a la Diosa Atenea llamado Parthenon.

Ambos dioses, Atenea y Poseidón, ya eran rivales desde que compitieron por el patronazgo de Atenas y los habitantes de la ciudad prefirieron el olivo de Atenea a la fuente o los caballos de Poseidón El Dios de los mares. Poseidón, al haberle arrebatado la virginidad a Medusa, ya ella no podría servir más a Atenea, y al enterarse de este sacrilegio, Atenea en vez de enfrentarse a Poseidón decidió castigar a la desdichada Medusa.

Así, la convirtió en un monstruo como sus hermanas y fue desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas. Hay algunas versiones que dicen que fue la diosa Afrodita quien por celos convirtió su hermosa cabellera en serpientes. No conforme con todo este castigo, cuando Atenea se entera de que Medusa estaba embarazada de Poseidón, será cuando manda a su hijo Perseo a matarla. Era aquella una misión muy difícil, pues, con una simple mirada Medusa era capaz de matar a cualquiera que se pusiera en su camino.

Perseo logró cortarle la cabeza elevándose en el aire gracias a las sandalias aladas de Hermes, y a el casco de invisibilidad. Dicho gorro o casco se llamaba el casco de Hades, el señor de los muertos. Era una especie de caperuza de piel que se ponía en la cabeza de los muertos. Cuando les cubre la cabeza los muertos se quedan sin rostro, y son invisibles. Al utilizar este casco Perseo se permitía volverse invisible para cualquier entidad sobrenatural. Las sandalias también las usó para escapar de sus hermanas las gorgonas después de haber matado a Medusa.

Atenea le había entregado también un escudo muy brillante para que lo usara de tal manera que no lo verín y podría repeler el ataque de la luz letal de sus ojos. Perseo volando con sus sandalias, logró ubicarse por encima de Medusa cortándole la cabeza en un solo acto. En adelante, Atenea tuvo la cabeza de la Gorgona en su escudo y se volvió invencible. Aunque estuviera muerta, los ojos seguían petrificando a las personas; así que la Diosa decidió usarla como un poderoso escudo.

Para los mitólogos, Medusa simbolizaba el carácter maligno de la mujer que le dieran los griegos, y representaba a la mujer-demonio, a la madre que da la muerte, al lado oscuro de la femineidad. Debido al uso que Atenea hizo de la cabeza de Medusa, al final, esta se convirtió en un amuleto protector entre la civilización griega.

Resumiendo, Medusa es un personaje mitológico que representa a una criatura de aspecto horrible, quien previamente fuera una mujer. Castigada por calumniar a la diosa Atenea, Medusa tenía cabellos de serpientes y todo aquel que la mirara se convertiría en piedra. Perseo, utilizando un espejo, logro que se mirase a sí misma y la decapitaría para derrotarla. La escena y sus personajes fueron representados cientos de veces en lhistoria de la pintura  clásica y medieval y se utilizó en escudos. 

Caravaggio, pintor italiano de el Barroco, con su obra Medusa, convirtió en arte una pintura en lienzo pegada sobre madera. Una obra maestra conservada en la Galería Uffizi de Florencia. En una sociedad supersticiosa como en la que vivía Caravaggio, Medusa resultaría ser un símbolo de protección. La imagen de la cabeza, cortada por Perseo, se colocaba en escudos de caballeros que disputaban triunfar en torneos. Así, intentaban desviar la mirada de su oponente infligiéndole temor de que el mito de Medusa le causara efecto.

Del Monte, quien había sido el mecenas de Caravaggio en sus primeros años en Roma, quiso regalarle a Francisco I de Medici un escudo con la imagen de Medusa. Entonces, alrededor del año 1597, le encargó a Caravaggio que preparase la obra y fue así como Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), uno de los grandes artistas de la historia, convirtió aquel encargo en una obra maestra.

Normalmente, aquellas pinturas se realizaban directamente en la madera. Técnicas similares a las utilizadas en los tondos, que eran también obras en contorno circular. Sin embargo, Caravaggio decidió pintar su Medusa en lienzo para, luego, pegarlo a la madera. Un método curioso, pues al darle así las formas adecuadas al volumen, curvaturas y espacio del escudo crearía una obra mucho más complicada.

Caravaggio representa a una Medusa con su cabeza recién cortada. Nos la muestra mirándose al escudo-espejo de Perseo, viendo su reflejo cuando el héroe acaba de decapitarla. Pero justo el instante donde aún no ha muerto, ese pequeño momento en el que entre la vida y la muerte se está dando cuenta de que le han cortado la cabeza, han derrotado a alguien que se creía invencible por saberse capaz de convertir a todos sus rivales en piedra.

Es dificil describir todas las sensaciones que transmite el rostro de la Medusa de Caravaggio. Mientras su cuello chorrea sangre, con su cabeza desprendida de su cuerpo, Medusa mira en sus últimas facciones de segundos su reflejo con el auténtico terror de saberse muerta y sus ojos expresan dolor, rabia, e incluso sorpresa. La sorpresa de alguien que no ha visto venir el engaño de Perseo y que, ahora que se da cuenta, pero ya es demasiado tarde y uno puede casi escuchar los horrores de Medusa. Que comienza a lanzar un tremendo grito de terror, rabia y tristeza. Toda esta genialidad es fruto del talento de Caravaggio.

Una de las características de Medusa era su feo aspecto. El de una mujer condenada a ser una bestia, pero a pesar de ello, los rasgos de la Medusa de Caravaggio no lucen demasiado femeninos y aun así, esto no fue ningún problema, ni un signo de críticas, pues, una mujer fea bien podría tener rasgos masculinos, pero la intención de Caravaggio, no era tan superficial, ya que el rostro de Medusa es un autorretrato del artista.

Finalmente, Perseo con la cabeza de Medusa, es una escultura en bronce de Benvenuto Cellini, considerada obra cumbre de la escultura manierista italiana, es una de las estatuas en la Piazza della Signoria en FlorenciaItalia.

Maracaibo, martes 17 de septiembre del año 2024

lunes, 16 de septiembre de 2024

Envejecimiento


En el campo de la longevidad hay quienes están preocupados por extender la vida, pero la mayor parte de la gente, más bien se plantea el modo de ralentizar el inicio de las enfermedades y de los trastornos neurodegenerativos, de las enfermedades cardiovasculares o algunos tipos de cáncer que llegan con la edad. Coleen Murphy, investigadora de Princeton, en los Estados Unidos, ha publicado un libro sobre la ciencia de la longevidad en el que repasa lo que se sabe sobre cómo mantener con vida y sana, a la gente durante el mayor tiempo posible.

 

En 1974, Sydney Brenner publicó un artículo dedicado a la genética de un gusano, el  Caenorhabditis elegans, un animalito, que mide tan solo un milímetro de longitud y que se convirtió en un modelo sorprendentemente fiable para comprender la regulación genética de muchos procesos, incluido el envejecimiento. La investigadora estadounidense de Princenton Coleen Murphy, se interesó por el gusano Caenorhabditis elegans, cuando conoció el trabajo de Cynthia Keyson quien había descubierto cómo era que una sola mutación genética, en el gen daf-2, doblaba el tiempo de vida de estos gusanos.


 

Cynthia Keyson había podido comprobar que muchos de los mecanismos observados en este gusano están también conservados en las moscas y en los ratones, por lo que desde que ella era estudiante de doctorado y después cuando se encargó de la dirección del Instituto de genómica LSI Genomics Institute en Princeton (EUA), ella ha utilizado los mencionados gusanos para entender cómo el envejecimiento afecta al aprendizaje, la memoria o la reproducción. La FDA (el organismo que regula la aprobación de fármacos en Estados Unidos) no considera el envejecimiento como una enfermedad, y por ese motivo, el progreso en el desarrollo de fármacos contra el envejecimiento ha sido muy lento. Recientemente, Cynthia Keyson ha publicado un libro que repasa con detalles los últimos avances en la ciencia de la longevidad: How we age: The science of longevity (Cómo envejecemos la ciencia de la longevidad”), donde plantea cómo prolongar la vida saludable, no solo en los gusanos, sino también en los humanos.

 

Life Biosciences Inc., es la primera y mayor empresa de biotecnología comprometida con lo relacionado con la edad como falla sistémica del cuerpo, y el en lugar de como una serie de eventos y trastornos aislados. Nir Barzilai es asesor médico jefe y con la colaboración de Ana Maria Cuervo publicarían en 2018 un artículo en JAMA (320 (13):1321-1322) donde señalaban que “los problemas de salud crónicos relacionados con el envejecimiento de la población humana en el siglo XXI amenazan con alterar las economías y degradar la calidad de vida en fases avanzadas en el mundo desarrollado”. La metformina es una de esas cosas que podrían ralentizar el envejecimiento y se debería poder llevar adelante un ensayo clínico que muestre si la metformina ralentiza a los biomarcadores del envejecimiento.


 

Otra forma de afrontar el problema de hacer un ensayo de un fármaco contra el envejecimiento es utilizar las enfermedades relacionadas con ese proceso como un indicador del envejecimiento. Eso ayuda ya que se puede probar si un fármaco es seguro o si tiene un efecto sobre alguna enfermedad y es más rápido que poner a prueba los efectos en la longevidad. Hay varias compañías que están utilizando este enfoque, con enfermedades como la osteoartritis o la degeneración macular.

 

Nir Barzilai dice que al no ser médico no puede dar consejos médicos, pero afirma que un médico de ese campo le dijo que quienes trabajan en longevidad están tomando metformina que se prescriben a sí mismos. La metformina, dice Nir Barzilai que está muy probada como fármaco antiguo pero algunas compañías están haciendo ensayos clínicos y decidiendo si funciona o no, lo que nos va a dar información interesante. Es importante que las compañías que hacen ensayos clínicos informen si los fármacos funcionan o no, dice Nir.

 

Ante la pregunta de si el envejecimiento es algo que hay que combatir desde muy temprano, Barzilai cree importante comprender que, durante mucho tiempo se hacían experimentos en ratones jóvenes y miraban si prolongaba su vida, pero la pregunta es si podemos empezar a tomar un fármaco cuando tenemos 60 o 70 y tener aún efectos positivos. Es algo que al final habrá  que probarlo.

 

En el laboratorio dCynthia Kenyon, descubrieron que se pueden modificar los genes mitocondriales y prolongar la vida de los gusanos, pero esto solo se podía conseguir cuando eran larvas, básicamente es como si tratas a adolescentes pensando en ellos ya muy mayores. Si lo haces demasiado tarde, no había efecto positivo. Pero cuando hacían el mismo tipo de experimento, reduciendo la actividad de la vía de señalización de la insulina, se podía conseguir efectos en la longevidad hasta mucho más tarde. Ese es un ejemplo de una vía que, en una situación análoga en humanos, podrías tomarse un fármaco y cambiar el metabolismo en la parte final de la vida y tendría efectos positivos en el envejecimiento.

 

Han logrado incrementar la esperanza de vida cambiando cosas, como la mortalidad infantil o el saneamiento, pero estas son cosas que no tienen que ver realmente con el envejecimiento. Pareciera haber un límite a la esperanza de vida sin asistencia. La pregunta no es tanto cuánto se va a conseguir que viva la gente, sino cuánta gente va a poder vivir muchos años con salud, también en la parte final de la vida. Vamos a ver a más personas de 85 años muy sanas que no estarán en el hospital.

 

Si podemos aprender sobre los genes relacionados con su longevidad y si son los mismos genes que vemos cuando estudiamos C. elegans, la vía de señalización de la insulina, y de el gen FOXO, estarán modulados de una forma particular en los centenarios, en la forma que también vemos en los gusanos.

 

Hay cosas que sabemos que ralentizan el envejecimiento, o la aparición de problemas que llegan con la edad, pero son cosas que la gente ya conoce. La gente quiere que les dé un truco mágico, como que se coman doce arándanos al día, pero no existe tal cosa. Cosas más sencillas como no comer demasiado o la dieta mediterránea son positivas y el ejercicio puede ser lo que más se pasa por alto porque la gente se centra en la dieta. El ejercicio tiene muchos efectos beneficiosos que ahora estamos empezando a entender y posiblemente va a ser lo que más ayude a la gente.

 

El libro da un dato interesante sobre las dietas de ayuno más extremas, que por cada 21 hombres que las hacen, solo hay cuatro mujeres. En estas diferencias no se puede ignorar la química cerebral. Oprah Winfrey ha contado que siempre pensaba que tenía la culpa de su sobrepeso, y es interesante que la gente que ha tomado fármacos cuentan cómo cambian la forma en que piensan sobre la comida. Es más fácil para algunos comer menos y esto no se trata de una decisión moral ya que los nuevos fármacos para la obesidad no cambian solo el metabolismo, cambian los impulsos por la comida. No debemos olvidar este importante detalle.

Maracaibo, lunes 16 de septiembre del año 2024