lunes, 22 de enero de 2024

González Iñárritu, cineasta.


Bardo, la falsa crónica de unas cuantas verdades”, es la última película de Alejandro González Iñárritu y ella requiere verla, más de una vez… Lo que el director de cine mexicano expresa, son realidades que en su mente están claras y que a través de su manera de contarlas en el cine, buscan un canal de expresión. “Bardo” dura dos horas y media y de una manera contundente, usando una estructura narrativa muy interesante, relata una historia desde la persona de “Silverio Gama” un documentalista que regresa a su país después de veinte años de triunfar en el extranjero y ante lo que le sucede, simplemente, reflexiona…

La exitosa carrera de Silverio, con ese nombre del toreador mexicano que fuera un "torero-torerazo"monarca del redondel”, se reencuentra con su familia, y con su país que él siente colonizado por los gringos y se sorprende, o se molesta y todo esto pareciera haber llevado a su director a decirnos que “es una película en donde no hay nada que entender”. Quizás parafrasea aquello de “a buen entendedor pocas palabras”, pero como moderno, brillante y eficaz cineasta, al jugar con las escenas, su cronología y con la exposición de su mundo interior, obliga al espectador a pensar y crea en ocasiones un torbellino de imágenes, que ciertamente muchos espectadores habrán de quedar confusos y/o molestos por padecer esa sensación.

Se ha comentado que muchos de los hechos que vemos en este filme parecen no tener sentido; recordamos quizás a Giuletta de los espíritus (Globo de Oro a la mejor película extranjera, y dos candidaturas a los premios Óscar por dirección artística y vestuario), la película dirigida por Federico Fellini en 1962 que constituyó su primer largometraje en color viniendo de de disfrutar con Las tentaciones del doctor Antonio en Boccacio 70. Recordemos que cuando en 1967 se estrenó Julieta de los espíritus en España, no tuvo éxito de la crítica y se atrevieron a criticar al director señalando que "la estructura narrativa del filme no corresponde a una profundización en el personaje principal”. Quizás con González Iñárritu se intenta ver en Bardo un filme autobiográfico es lo que sencillamente es una “autoficción”.

Tal vez el basamento esencial del filme de González Iñárritu reside en un tema que resulta actualmente capital para la diáspora de más de ocho millones de venezolanos regados por el mundo; él lo ha planteado así: “Dejar tu país atrás viene con esperanzas y planes para el futuro pero, inevitablemente, con incertidumbre, contradicciones y paradojas”; ciertamente de México a California es más cerca que de Maracaibo a Islandia, pero para quien escribe, entender estas cosas es tarea diaria y ver como se desvanece la identidad nacional sujeta a la tragedia de las circunstancias político culturales en otros países del mundo, puede resultar sencillamente dolorosa.

Los cineastas venezolanos, tan amigos siempre del “malandrismo” y de la crónica policial más que de la música y el esplendoroso paisaje nacional, deberían comenzar a reflexionar sobre este tipo de “memorias” que serán como las descritas por José Rafael Pocaterra, las de “un venezolano de la decadencia”, para relatar las historias de tantos "Silverios Gama" que sin ser Pérez han tenido que saltar al ruedo a dejar el pellejo en los cachos de innumerables y variadas circunstancias. Así, tal vez uniendo sueños con deseos y apasionados compromisos, nazcan más películas que nos dejen espacios para reflexionar cada vez un poco más…

Regreso a las palabras de Alejandro, el cineasta mexicano: “Los sueños como el cine, son reales pero no veraces, en ambos, el tiempo es líquido”. Aprovecho para tratar de explicar lo que se ha comentado sobre el origen del título de su filme: Bardo. Para los budistas, “Bardo” es un estadio intermedio entre la muerte y la reencarnación. Se ha considerado que es precisamente la situación del migrante que se enfrenta con el tiempo y siente que ese tiempo no pertenece a su país, ni a un sitio definido, o a ningún otro, siempre es “todo lo contrario” creando un status que va a variar dependiendo de la vida que anteriormente disfrutaba, o padecía por lo que terminará como “migrante” por crearse una "situación karmática”.

Posiblemente en su filme Bardo, el cineasta mexicano al repasar circunstancias de su vida que pueden ser las variables de muchos ciudadanos exilados por variadas circunstancias, regresa a la mortificación de imaginar como la memoria terminará por disolver las imágenes de su pasado que se desvanecerán en el espacio con el tiempo… Tal vez relatar fragmentos de la vida se puedan considerar autobiografías, pero los cineastas aplicando el esteticismo de cada quien nos presentan realidades para reflexionar y esto, aunque no sea aceptable, muchas veces no le agrada al espectador.

El cineasta mexicano Alejandro (1963), debutó con su película “Amores perros” ganadora del Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes y premio Oscar a la mejor película de habla no inglesa en el año 2000. Continuaría su triunfal carrera con “21 gramos”, “Babel”, “Biutiful”, todas cargadas de premios y nominaciones para sus actores. Igual ruta prosiguieron “Birdman” (2014) y “El renacido” en 2015. En febrero de 2019 fue presidente del Jurado en el Festival de Cannes y en este siglo XXI ha dirigido siete cortometrajes; de manera que desde “Un macho en la cárcel de mujeres” su filme de 1986, hasta el presente, y tendremos que decir que “es un cineasta para quitarse el sombrero”.

El mes año 2021se inició la filmación de Bardo dirigida y escrita por Alejandro González Iñárritu, filmada inicialmente en los Estudios Churubusco de la ciudad de México de manera que su estreno se dio en la 79 edición del Festival Internacional de Cine de Venecia en septiembre del año 2022 y la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas anunciaría que iba a ser la representante de México en la 95 edición de los Premios Oscar para este año 2024.

En Miami, el día lunes 22 de enero del año 2024.

No hay comentarios: