La Belle et la Bête de 1946 y la del 2017
Jean
Cocteau fue un novelista, dramaturgo, poeta, ensayista y cineasta francés, una
de las figuras descollantes de la vanguardia en las primeras décadas del siglo
XX, realizó su primera película La sangre de un poeta en
1930. Durante 1932 mantuvo una relación con una hija del
duque Pablo Romanov, la princesa Natalia Paléi quien quedó embarazada, pero tuvo un aborto que
Cocteau aseguró resultó de una discusión con la vizcondesa Marie-Laure de
Noailles, pero bien pudo deberse al opio, droga en la que Cocteau la había
iniciado. Después de Paléi, ya no se le conocerán a Cocteau relaciones
sentimentales importantes con mujeres; solo con hombres. En 1943 falleció su
madre y dos años más tarde filmará La
Belle et la Bête (estrenada en 1946), especialmente escrita para Jean
Marais, su pareja más duradera, a quien había conocido en 1937. Jean Cocteau se
arriesgaría creando una obra maestra de la cinematografía marcadamente
surrealista, inspirada en el cuento "La Bella y La Bestia", escrito
por Marie Leprince de Beaumont.
La misma historia fue llevada musicalmente al cine animado por Walt
Disney en 1991 (Beauty and the Beast)
recordada por ser la primera película animada nominada al Óscar a la mejor
película. El 17 del pasado mes de marzo (2017) se estrenó La Bella y la Bestia (película estadounidense) protagonizada por
Emma Watson, Dan Stevens, Luke Evans e Ewan McGregor y dirigida por Bill Condon
quien destacó que uno de los personaje sería el primer homosexual
en películas de Disney, declaraciones que han sido muy comentadas y por las que
un cine de Alabama, en EUA, se ha negado a exhibir el film. Supuestamente por
estas razones, se han encendido todas las alarmas del gobierno ruso, que
analizarían si el personaje en el film supone una amenaza para las leyes de su
país…
La
trama del cuento es sencilla: Bella
trabaja en la granja de su padre un
mercader arruinado que vive con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas,
Felicie y Adelaide, egoístas, explotan a su hermana pequeña Bella. Un día, el
padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo. Allí encuentra una
preciosa rosa y decide cortarla para Bella, entonces aparece el señor del
castillo, la Bestia, que le impondrá un duro castigo por su osadía. Habría de
matarlo, pero le da unos días para que se despida. Al saberlo, Bella cabalga
hacia el castillo para tomar el puesto de su padre, pero terminará enamorándose
de la Bestia. Cocteau contó para hacer su película con la
gran ayuda del realizador René Clément como su asesor técnico. Christian
Bèrard, un excelente decorador habría de crear para él escenarios elegantes y
ensoñadores. El director de fotografía fue Henri
Alekan, conocido como "el poeta de la luz", quien logró impresionantes
contrastes de luces y sombras donde Cocteau utilizará la pintura holandesa del
siglo XVII y se inspirará en las pinturas de Vermer (se puede ver una
referencia en http://bit.ly/1PTfHUH);
las escenas del castillo tenebroso se inspiraron en las ilustraciones del
brillante dibujante francés Gustavo Dorè. En el blog lapestelocablogspot.com, están
unos comnentarios sobre Dorè en http://bit.ly/1TJfWEc.
Al
pensar hoy día en las premisas de McLuhan, cuando la nube de información que flota
sobre nuestra “aldea global” se actualiza constantemente, vemos que hasta el “efecto
Kardashian”, o un video porno, como el denominado “el de las tigritas” puede ser
utilizado para estimular la publicidad en las redes sociales. Por ello, no es
de extrañar que la controversia sobre el personaje LeFou, interpretado por el
actor Josh Gad en la versión de La Bella
y La Bestia este año 2017, de quien
parece dudarse si está o no secretamente enamorado de Gastón, y hasta para el
personaje de la versión en dibujos animados de Disney si alguien quiere percibirlo
como amanerado, cuando LeFou parecería haber sido creado para despertar
hilaridad, a cualquier ser, con variados propósitos si se le antoja calificarlo
como gay, dependerá de su propio criterio. Lo que parece insólito es que
estos planteamientos, ¡en un film musical sobre un cuento de hadas!, pudiese en
nuestros días ser capaz de provocar algún tipo de rechazo, o que sea utilizado para
estimular la propaganda del film, en cuyo caso, habrá de cumplirse nuevamente la
famosa sentencia de McLuhan, «el medio es el mensaje». Estos comentarios podrían
servir para recordar que el viejo refrán de que “las apariencias engañan” y en
este caso parece disparatado que lograse
inspirar rechazos homofóbicos.
Maracaibo 8 de abril del 2017
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