viernes, 22 de abril de 2016

63 modelo para armar




63 modelo para armar

Esta es una historia que para mí comenzó hace 55 años en Maracaibo y que tiene como antecedentes el aislamiento del virus que provocó una epizootia de equinos en 1938 y al cual Kubes y Rios denominaron virus de la encefalitis equina venezolana (EEV). En 1952 se describió una epizootia y epidemia de EEV en El Espinal, en Colombia y años más tarde en 1959 en Maracaibo el doctor Américo Negrette describiría casos de encefalitis por lo que perdió su cargo como médico rural tras denunciar una encefalitis epidémica en su ciudad. Al año siguiente, en 1960 publicaría sus hallazgos en su Revista Investigación Clínica. Dos años más tarde, en 1962 se desató una epizootia de equinos y una epidemia de EEV en la Guajira colombo-venezolana. En Julio del año 1963, al graduarme de médico-cirujano en la Universidad del Zulia(LUZ) comencé a trabajar en el Servicio de Anatomía Patológica de hospital Universitario de Maracaibo(HUM) que dirigía el doctor Franz Wenger, en realidad me dieron un cargo de médico pasante sin sueldo y allí me entrenaría en Anatomía Patológica y tendría oportunidad de ver y autopsiar fetos y recién nacidos de madres indígenas venidas de la Guajira quienes habían padecido con clínica de encefalitis y cuyos hijos nacían con lo que el doctor Wenger denominaría “necrosis cerebral masiva”. En el diario Panorama aparecería la noticia el miércoles 8 de mayo de 1963 indicando que la EEV provocaba “recién nacidos sin cerebro”, y comentando que este virus, que es un Arbovirus de la Familia Togaviridae y del género Alfavirus A, hacía cosas como la Talidomida e intrauterinamente, dañaba el cerebro del feto.
 
En febrero del siguiente año, 1994, en vista de que no tenía cargo en el HUM, el doctor Wenger a través del Rotary Club de Wisconsin, me consiguió una beca para irme a estudiar en los Estados Unidos. Para ese entonces había realizado unas 60 autopsias con su estudio microscópico y del ardiente clima de Maracaibo fui a parar a la Universidad de Wisconsin en Madison con temperaturas de 20 y 30 grados C bajo cero. Una diferencia grande que me permitió dedicarme a estudiar y aprender con la buena suerte de poder usar un microscopio electrónico (ME) comenzando a hacer investigación con el doctor Enrique Valdivia experto en patología experimental pulmonar y la doctora Gabrielle ZuRhein neuropatóloga que había descubierto el virus de la PML(leucoenfefalopatía multifocal progresiva) con en ME y trabajaba en encefalitis virales. Cuatro años después, en 1967 el doctor Pedro Iturbe, padrino de nuestra promoción médica, me propuso telefónicamente hablase en Chicago con el doctor Fernández Morán para conseguir su asesoramiento e instalar un ME en el Sanatorio Antituberculoso de Maracaibo. En enero de 1968 ya estaría de vuelta en Maracaibo y al año siguiente 1969, habíamos instalado un ME de alta resolución en el Sanatorio y estábamos comenzando a hacer investigación. Cuando en 1971 Fernández Morán personalmente nos visitó, ya teníamos fotografías de muchas cosas interesantes como el virus de la EEV y de la rabia, de amibas en el cerebro, de tricomonas, de cáncer del cuello uterino, y de otros tumores. La idea de reproducir un modelo experimental para provocar lesiones intrauterinas similares a las que habíamos hallado en la epidemia del 63 ya estaba en nuestra mente confiando poder algún día demostrar
como el virus de la EEV era capaz de provoca la necrosis cerebral in útero.

Debo darle un crédito muy especial al doctor Luis Carbonell, patólogo que había estado involucrado en la creación del instituto Anatomopatológico(IAP) de la Universidad Central de Venezuela(UCV) y quien para la época estaba al frente del IVIC y nos ofreció todo su apoyo con el respaldo del doctor Gernot Bergold, el virólogo del IVIC quien había estudiado el virus de la fiebre amarilla con el ME. En el IVIC se formó nuestro técnico para iniciar lo que pronto dimos en llamar el estudio de la “patología ultraestrucutural”. Trabajar con la cepa Guajira que es letal, era peligroso, sin embargo ya con las doctoras Slavia y Elena Ryder en Maracaibo habíamos iniciado estudios examinando el virus en el ME con tinción negativa(García Tamayo J, Rydes S, Ryder E. Morfología del virus de la EEV purificado a partir de cerebro de ratón lactante. Rev Micros Electr (Ven) 1: 40-41, 1972; García Tamayo J, Ryder S, Ryder E. Venezuelan equine encephalomyelitis virus: structural components. Invest Clin 15: 56-61, 1974) y en el IVIC logramos la inoculación de ratones recién nacidos para demostrar cómo se desarrollaba el virus de la EEV en el cerebro y luego en el corazón. Estas cosas fueron publicadas en importantes revistas como Journal of Virology y Archives of Pathology en 1971 y 1973(García Tamayo J. Acid Phosphatase activity in mouse brain infected with Venezuelan equine Encephalomielitis virus. J Virology  8: 232-241, 1971; García Tamayo J. Venezuelan equine encephalomyelitis virus in the heart of newborn mice. Arch Pathol 96: 294-297, 1973) En LUZ bajo la dirección de Slavia todo un equipo humano se dedicaría durante años a estudiar los zancudos trasmisores y los animales que deberían ser reservorios del virus en la región de la Guajira. Las cosas comenzarían a complicarse para mí al transformarse el Sanatorio Antituberculoso en el hospital General del Sur y al dejar el doctor Iturbe la dirección de hospital para dedicarse con pasión a la Medicina Familiar. El laboratorio de ME requería de gastos y no existían recursos, ni había  lamentablemente, mucho interés por la patología ultraestructural.

Acepté una oferta para trabajar un año como neuropatólogo en el hospital Vargas de Caracas aprovechando mi año sabático de LUZ (era profesor Asistente de Histología y Embriología de la Facultad de Ciencias Veterinarias), de modo que en 1975 me trasladé a Caracas. Del hospital Vargas, en 1976 pasé al IAP de la UCV para dirigir la Sección de Microscopía Electrónica. En ese Instituto pasaría 29 años de mi vida, ascendería a Profesor Titular y durante 12 años tendría la responsabilidad de ser el director del IAP de la UCV. Entretanto, con la ayuda del IVIC y de mucha gente, la idea del modelo experimental para examinar el daño intrauterino comenzaría a consolidarse y daría sus frutos. Sobre ese modelo trataré de sintetizar lo que hicimos quienes trabajaríamos durante muchos años en ese complicado asunto. En el IVIC, encargado de Virología estaba un coterráneo (me refiero a que es maracucho) hábil y trabajador, el doctor José Esparza quien era ya arbovirólogo (especialista en los virus transmitidos por artrópodos) y con él fuimos asesorándonos en la investigación, ya que inicialmente usaríamos conejos, acures, ratones, hamsters y todos se morían por el efecto letal de la cepa Guajira. Entonces con la ayuda de Gabriel Carreño un estudiante graduado quien se interesó en el experimento con las ratas Sprague Dawley, él crearía una especie de unidad de cuidados intensivos, y logró que algunas de estas ratas albinas sobrevivieran a la encefalitis. Ya un mes después y más tarde, el estudio de los cerebros de las ratas sobrevivientes nos mostraría el tipo de daño que les había causado el virus y ese trabajo sobre la ultraestructura del cerebro de las ratas inoculadas pero sobrevivientes lo publicaríamos en la revista inglesa, J of Pathology en 1979(García Tamayo J, Carreño G, Esparza J. Central Nervous System alterationes as sequelae of Venezuelan equine encephalomyelitis virus infection in the rat. J  Pathology (GrBr) 28: 87-91, 1979). Ya al saber que las ratas Sprague Dawly sobrevivían a la infección, comenzaría la carrera para hacerles citología vaginal y conocer los secretos del estro y de los mejores días para aparearse, de cuánto dura la gestación de las ratas y de cómo nacen, cuantas son las crías de cada animal y de cómo tratarlas y cuidarlas, su peso y demás hasta estar seguros en que día de su preñez está la rata para precisar cuándo haríamos las inoculaciones. En otras palabras, con la ayuda de grupos de entusiastas jóvenes estudiantes de bachillerato quienes hacían sus tesis para graduarse, aprendimos todo esto, para concluir que como la mujer tiene tres trimestres de embarazo, la rata tienes tres semanas de gestación, y paralelamente examinaríamos el útero y los embriones y los fetos en las distintas etapas de la preñez de las ratitas. Muchas cosas aprendimos e hicimos muchos trabajos colaterales, pero ya estábamos encaminados a manejar la preñez de las ratas y decididos a mirar cual sería el efecto de la inoculación del virus de la EEV durante las tres semanas de gestación. Propusimos el modelo experimetal en 1981 y se publicó en el AFIP (Garcia Tamayo J, Esparza J, Martinez AJ. Venezuelan equine encephalitis. Animal Model of Human Disease. Comparative Pathology Bulletin. The Registry of Comp. Pathology(AFIP-USA) 13:(2); 2-5, 1981)



Haré una síntesis de lo que encontramos para no hacer muy larga la historia. Los primero a estudiar fue la histología de embriones y fetos en cada paso de las 3 semanas de preñez. Muchas muestras del útero y de sus productos fueron histológicamente examinadas. La inoculación intraperitoneal con la capa Guajira de EEV en las ratas madres, en la primera semana nos mostró cómo ya 3 a 4 días después el virus había acabado con la preñez. Entre el día 14 a 18 el examen de fetos y placentas 3 a 5 días post inoculación, nos mostró que el virus afectaba los vasos de la placenta y concluimos que estas lesiones eran las responsables del daño del cerebro a través de trombosis vasculares. En la placenta normal existe la invasión del trofoblasto que va a cubrir el endotelio de los vasos placentarios. Demostramos la replicación del virus en el trofoblasto por inmunohistoquímica señalando que en esos sitios se iniciaba el proceso de la infección. Estos trabajos los publicamos en Infection and Immunity y en Investigación Clínica en 1981 y 1983(García Tamayo J, Esparza J, Martinez AJ. Placental and fetal alterations due to Venezuelan equine encephalitis virus i rats. Infect & Immun (USA) 32: 813-821,1981; García Tamayo J, de García S, Esparza J. Alteraciones iniciales inducidas en los vasos placentarios de la rata por el virus de la encefalitis equina venezolana. Invest Clin (Ven) 24: 3-15, 1983). Curiosamente, en 1967, Lucy Rorke y Spiro habían demostrado el mecanismo de las lesiones cerebrales en la rubeola congénita y era similar a lo que estábamos observando y los daños en las placentas iguales a los observados en las ratas habían sido mostrados por Alford desde 1964 en la placenta de mujeres con rubeola. Estos resultados llevaron a los virólogos a preguntarse “is rubella an arbovirus?” y a clasificar al virus de la rubeola como Arbovirus, en un género especial, los Rubivirus, aunque no fuese un virus inoculado por mosquitos. Finalmente en 1986 publicamos un trabajo usando una cepa menos letal (TC83 que se usa como vacuna) y la cual en la primera semana provocó siempre abortos, y mostramos que las ratas inoculadas en la 3ra semana tenían menos crías, con menor peso y sin lesiones cerebrales (de Freites F, Garcés A, García Tamayo J.  Alteraciones fetoplacentarias inducidas en ratas por la cepa TC-83 del virus de la Encefalitis equina Venezolana. Investigación Clinica (Ven) 36, Supl 2: 475-495, 1995). Una revisión del resultado de nuestras investigaciones había sido publicada en Investigación Clínica en 1995 y coincidió con una nueva epidemia de EEV ese año, con más de 10.000 casos y desde la Guajira llegaron a Maracaibo nuevos casos de madres con abortos pero ya nada más se publicaría, quizás el último trabajos sobre este tema lo hicimos desde el IAP, en Caracas con material cedido por LUZ(Valero de Fuenmayor N; García Tamayo J; E de García S; Caleiras E; Parada D.Importancia de la Microscopía Electrónica de Transmisión en el diagnóstico de la Epidemia de Encefalitis equina Venezolana de 1995 en la Guajira Venezolana. Investigación Clinica (Ven) 38: 73-82,1997).
 
Hago pública esta revisión, porque me han invitado para presentarla, el 2 de mayo de este año 2016, y debo hacerlo en la reunión de la Sociedad de Patólogos Mexicanos en Guanajuato, León,  con el título que lleva este artículo y que remeda una novela de Cortázar (62 modelo para armar).  Me  pidieron que dictase una conferencia sobre el tema que se me ocurriera y espero plantear este modelo experimental que hemos “armado” durante años, confiando en que ahora  cuando estamos padeciendo una grave epidemia en América con otro Arbovirus (uno del grupo B de los Flavivirus) pueda estimular la búsqueda de un modelo experimental para examinar la patogenia de la microcefalia y del síndrome de Guillaim-Barre en la infección con ZIKA.

Maracaibo, 23 de abril del 2016

1 comentario:

beatriz dijo...

Papi ... que interesante ... Me encantaria ver la reaccion de las personas que escuchen la charla ...

Orgullosa de tu trabajo del que se poco ...

Besos