Henry René Albert Guy de Maupassant(1850-1893) Fue un novelista francés, hijo de una familia de pequeños
aristócratas y librepensadores, recibió educación religiosa pero en 1868
provocó su expulsión del seminario, donde había ingresado a los trece años, y
al año siguiente inició en París estudios de derecho, interrumpidos por la
guerra franco-prusiana, los cuales reemprendería en 1871.
En 1879, su padre
logró que ingresara en el ministerio de Instrucción Pública, que abandonó para
dedicarse a la literatura. Su gran maestro y amigo Gustave
Flaubert lo introdujo en el círculo de escritores de la
época, Émile Zola, Iván
Turgueniev, Edmond Goncourt y Henry James.
Su primer éxito, que apareció un mes antes de la muerte de Flaubert, fue el
célebre cuento Bola de sebo, recogido en el
volumen colectivo Las noches de Medan (1880).
En 1880 publicó su
libro de poemas, Versos.
Maupassant es autor de una extensa obra entre cuentos y novelas, en general de
corte naturalista. De ellas cabe señalar La casa Tellier (1881), Los cuentos de la tonta (1883), Al sol (1884), Las hermanas Roudoli (1884), La señorita Harriet (1884), Cuentos del día y de la noche (1885)
y La orla (1887); y las novelas Una vida (1883), Bel Ami (1885) y Pierre y Jean (1888). Después de su muerte se
publicaron varias colecciones de cuentos: La cama (1895), El padre Milton (1899) y El vendedor (1900).
La obra de Maupassant
siempre estuvo marcada por un pesimismo y un nihilismo existencial. El escritor
hace del cuento algo angustioso de leer y la fusión de lo fantástico y la
neurosis más obsesiva es producto del interés por los avances de la psiquiatría
en la segunda mitad del siglo XIX: el inconsciente, la personalidad múltiple,
el sonambulismo o la histeria, que desembocan en las tesis de Freud y Jung.
La psiquiatría abre
nuevas posibilidades para superar el mundo racional, sumergirse en el lado
oscuro de la mente (lo onírico, lo fantástico, lo monstruoso, lo abyecto) y
sacar a la luz los miedos, los deseos reprimidos, las frustraciones, con una
intención subversiva en relación al plácido y ordenado mundo burgués.
Maupassant empleó el terror para abrirnos la puerta hacia nuestra otra
existencia, hacia la vida de ese doble que todos llevamos dentro, hacia
nuestros propios fantasmas y demonios.
El Horla (en francés: Le
Horla) es un relato corto de terror de 1887 escrito
por Guy de Maupassant, partiendo de una versión
inicial, mucho más breve, publicada en el periódico Le Gil Blas el
26 de octubre de 1886. Existen tres versiones del relato, la última es la más
consultada actualmente, más larga que las anteriores y publicada en 1887 en
la antología de
relatos del mismo nombre.
El autor describe la decadencia progresiva y dramática del narrador perseguido por una criatura invisible, llamada "el Horla", que desconoce si es real o el resultado de un trastorno psiquiátrico. Intentará deshacerse de este por todos los medios posibles. En este relato psicológico, Maupassant presenta un personaje autodestructivo constantemente torturado, inicialmente vencido por la duda y que acaba hundiéndose en la demencia a través de diversos estados, como paranoia, alucinaciones, ataques de ansiedad, parálisis del sueño, con los que debatirá.
Redactado en forma de
un diario íntimo, con un preciso registro de fechas y acontecimientos, Le Horla, de Guy de
Maupassant, narra la historia de un hombre acaudalado que vive en una mansión
al borde del Sena, cerca de París. La acción se desarrolla entre el 8 de mayo y
el 10 de septiembre. En un principio, todo se refiere al gozo de la existencia,
a la identidad, que será lo que acabe destruyendo al protagonista. Maupassant
no elige la forma de un diario aleatoriamente: decide que es esta la mejor
forma de tratar el tema de la presencia de un ser que se apodera del alma y la
voluntad de un ser humano. Maupassant privilegia al narrador autodiegético,
consiguiendo que al contar su propia historia sea el centro de atención, y que
el héroe se convierta en víctima. La historia nos zambulle rápidamente en unos
fenómenos irracionales que desatan el miedo, la angustia y la desesperación del
protagonista. El narrador se siente un día plácidamente feliz y al otro cansado
y sin poder moverse. Algo se lo impide, lo horroriza, apoderándose de él. Una
presencia invisible que le roba la energía, que se sienta sobre su pecho.
Afectado durante toda
su vida de graves trastornos nerviosos, en 1892, tras un intento de suicidio en
Cannes, fue ingresado en el manicomio de París, donde murió, después de
dieciocho meses de agonía, en medio de una parálisis general.
En Maracaibo, el
martes 25 de noviembre del año 2025
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