Sí. Es un interés particular es el
que me lleva a caer en el dicho aquel de que en ocasiones es importante
conocer: “la historia narrada por sus protagonistas”. Me he sentido
obligado a mi edad (voy hacia los 86 en unos meses) a presentar alrededor de mi
historia personal, la versión de hechos que muchos desconocerán y que otros
preferirían ni comentarlos, pero he querido hacerlo en el blog, donde puedo
libremente expresar lo que pienso…
Nací
un 22 de noviembre del año 1939 en Maracaibo. Graduado en julio del año 1963
cómo médico-cirujano en la Universidad del Zulia, tuve la suerte de comenzar desde
temprano en Anatomía Patológica. En febrero del 64, ya había hecho unas 60
autopsias, con un cargo hospitalario sin sueldo, por lo que el doctor Wenger,
jefe del Servicio de Patología del hospital Universitario de Maracaibo gestionó
para mí una beca con un Club Rotario de Wisconsin.
Tras cinco años (1964-1968) de
preparación en “Norteamérica” en la especialidad de Anatomía Patológica,
regresé a Maracaibo y a LUZ en diciembre de 1968 para enterarme de que no podía
ingresar en la Facultad de Medicina (“no había puesto”). Afortunadamente en la
Facultad de Ciencias Veterinarias ingresé como Profesor Asistente y trabajaría dando
clases de Histología y Embriología hasta 1975. La oferta que telefónicamente en
1967 me hiciera el Dr Pedro Iturbe para instalar y trabajar con un microscopio
electrónico(ME) se daría con la mediación del Dr. Fernández Morán. De manera que desde 1969 cuando instalamos el
ME en el Sanatorio Antituberculoso, hasta 1974 tuve la oportunidad de desarrollar
proyectos de investigación con el ME de presentar sus resultados y publicar
trabajos en revistas indexadas.
La importancia de estos trabajos ha
sido señalada previamente; con JTNuñez Montiel fuimos los primeros en
relacionar el VPH con cáncer cervical -para la época 1era causa de muerte en
mujeres venezolanas- y trabajos de investigación fueron publicados en
importantes revistas, sobre rabia, encefalitis equina venezolana, candidiasis,
amibiasis y diversas patologías. Como miembro de Colegio de Médicos del Zulia
los trabajos fueron premiados en varias ocasiones. Para aquella época, asumí la
presidencia de la SVAP en 1973, y después nuevamente en 1991.
A pesar de estos esfuerzos no logré
convencer a los patólogos de mi tierra de la importancia y de la necesidad de
hacer investigación. Con la ayuda de las Dra Slavia y Elena Ryder en el
Instituto de Investigación Clínica de LUZ y el apoyo que nos ofreció el del Dr
Bergold en el IVIC, publicamos importantes avances sobre la patogenia de la
encefalitis equina venezolana. Es necesario señalar que “el Laboratorio de
Microscopia Electrónica” dependía para su funcionamiento de la Asociación
Antituberculosa” y al transformarse el Sanatorio en Hospital General no pudo continuar
su financiamiento; por otra parte, el Dr Iturbe igualmente salió de la
dirección para dedicarse a la Medicina familiar.
A pesar de las publicaciones,
atendiendo a la “denuncia” de un colega, la directiva del Colegio de Médicos me
exigió demostrar que yo “era neuropatólogo”… Para la época (1973-74) desde
Caracas me ofrecieron trabajo, precisamente como neuropatólogo, en el hospital
Vargas por lo que aprovechando mi año sabático en LUZ acepté la oferta. En 1975
estuve trabajando ese año en Neuropatología con neurólogos y neurocirujanos del
hospital Vargas. Con las credenciales de publicaciones previas y el rspaldo del
IVIC logré que el CONICT me aprobase un ME Hitachi H500. El director del
Instituto de Patología del h.Vargas, quien recién dejaba la dirección de MSAS
no lo aceptó, y adicionalmente me sugirió que regresara a Maracaibo.
En el instituto Anatomopatológico
(IAP) de la Universidad Central de Venezuela UCV) a través de su director Dr
Pedro Grases me ofrecieron una posición para hacer investigación con el ME
Hitachi 500 y contribuir a la docencia del curso de postgrado de Anatomía
Patológica. En el proceso de
regularizar mi situación, los llamados trámites de “homologación” del cargo
universitario, un sencillo papeleo entre dos universidades nacionales (LUZ
y UCV) debería ser breve, pero duró tres largos años, y para sobrevivir con
sueldo de instructor, y 5 hijos en colegios privados, me puse a pintar, cuadros
al óleo, con espátula, muy coloridos, con guajiras y paisajes de mi tierra.
Llegué a vender más de un centenar de ellos, y funcionó, para pagar mis
deudas... Fueron años difíciles 1976-1979 durante el proceso de
“homologación” y lograría una estabilidad permanente ya en 1980 cuando el Dr
José Ángel Suarez quien era el nuevo director me ofreció encargarme de la subdirección
del IAP. Así me inicié en el IAP
de la UCV, incorporado con el nuevo ME, y allí transcurrirían casi 30 años de
mi vida, ascendería a Profesor Titular y durante 12 años, de 1984 a 1996, me
tocaría la responsabilidad de ser el director de aquel Instituto.
Haré un paréntesis para regresar a
mi situación en el Colegio de Médicos del Estado Zulia y del del Distrito Federal,
donde resultaria ganador de varias distinciones por mis trabajos de investigación: Premios “Adolfo D´Empaire” de la Academia de
Medicina del Zulia, 1969. “Actividades
Científicas” del Colegio de Médicos del Estado Zulia, 1970. Premio en el Colegio de Médicos de la “Asamblea Legislativa del Zulia”
1973. Posteriormente ya en Caracas me
otorgarían los Premios: “Luis Razetti”
de Colegio de Médicos del D. F. 1980.
“Luis Razetti” Colegio de Médicos
del D.F., 1982; “Luis Razetti” del Colegio de Médicos del DF 1984.
Estos premios suenan importantes, pero desde 2005 cuando regrese a Maracaibo, no he podido volver a ser miembro del Colegio
de Médicos del Estado Zulia.
Al tomar mi año sabático de LUZ y
dejar mi cargo en el MSAS del hospital General de Sur en Maracaibo, resulta que
no avisé por escrito en el Colegio de Médicos del Zulia que me iba, ya que esa
fue una decisión que se originó a finales de 1965 para comenzar a tramitase mi
homologación entre1976 y 1978. Al regresar a Maracaibo 30 años después, en
2005, se me informó que tenía una deuda millonaria por las supuestas cuotas no
canceladas desde que me fui a Caracas sin haberlo reportarlo oficialmente. Como
era de esperarse, no pude reincorporarme a mi Colegio de Médicos y en la actualidad (Julio 2025) es
algo que sigue estando pendiente de una decisión local.
Las motivaciones personales,
gremiales y científicas que me llevaron a vivir en lo que acostumbré a
denominar “mi exilio capitalino”, espero narrarlas en una nueva entrega, mañana
mismo, pero están igualmente expresadas en mi novela “La Entropía Tropical” que habría de ser el primer intento de
escribir novelando sobre mis vivencias, aunque su publicación no se haría realidad
sino en 2003, gracias a la ayuda de la Universidad del Zulia.
NOTA. Esta historia continuara
mañana martes 29 de julio-
En
Maracaibo, el lunes 28 de julio del año 2025