jueves, 12 de mayo de 2022

Juan Antonio Pérez Bonalde

 Juan Antonio Pérez Bonalde

Juan Antonio Pérez Bonalde nació en Caracas el
30 de enero de 1846, en un hogar por tradición y convicción liberal y civilista, viviendo una etapa agitada del republicanismo venezolano. Era el noveno hijo de una familia integrada por Juan Antonio Pérez Bonalde y Gregoria Pereyra y el país estaba enfrascado en disputas de carácter político, de modo que su infancia se podría identificar con la violencia que sacudía a Venezuela. En 1861, cuando Juan Antonio tenía 15 años, su familia decidiría emigrar para evadir de los peligros de la guerra y se dirigen a Puerto Rico donde hallaron un refugio.

El padre del futuro poeta regentó un plantel educativo en Puerto Rico y el joven Juan Antonio se dedicaría a la música, al dibujo y especialmente a aprender idiomas hasta lograr a muy corto plazo, el dominio del inglés, el alemán, el francés, el italiano, el portugués, el griego y el latín. La afición de Juan Antonio a las lenguas extranjeras le permitió en años posteriores lograr traducir con maestría a poetas como Edgar Allan Poe en El cuervo (1845) en (https://bit.ly/3LVGTTD) y de El Cancionero (1827)de Heinrich Heine. La familia se trasladó a la isla de San Tomas donde el maestro Juan Antonio se empleará como tenedor de libros y en 1864, cuando el país parecía ya pacificado, finalizada la Guerra Federal, los Pérez Bonalde deciden regresar a Venezuela, pero ese mismo año, muere su padre y al poeta le tocará velar por su familia.

Muy pronto la guerra civil continuaría ensangrentado al país y el caudillo que va a surgir será Antonio Guzmán Blanco quien habrá de comenzar la época del llamado “despotismo ilustrado” que durará siete años durante los cuales, Pérez Bonalde se inscribe en el Partido Liberal y se opone al dictador por lo que a partir de 1870 se verá voluntariamente conminado a expatriarse y fijará su residencia en Nueva York. Allí logra emplearse en una fábrica de perfumes de la Compañía "Lahman y Kemp" y viajará por todo el mundo como empleado de Kemp-Barclay y Cia, actividad en la que sus conocimientos de los idiomas le ayudarían y lo convertirná en un destacado políglota.

Cuando nace Pérez Bonalde, desde el punto de vista literario ya el romanticismo se ha impuesto en América. Los poetas venezolanos toman como modelos los románticos franceses y españoles, pero aún no se había producido un poeta romántico de carácter universal. Viviendo en Nueva York y durante sus viajes Juan Antonio Pérez Bonalde va a escribir lo más importante de su obra poética. Conocerá las principales regiones de Norteamérica y también redactará las propagandas comerciales en varios idioma, y desempeñando su trabajo tendría la oportunidad de conocer, en viajes de negocios, varios continentes, EuropaAsia y África, con lo cual ampliaría su universo cultural.

Estando en Nueva York recibirá la noticia de la muerte de su madre, lo que va a significar un rudo golpe para el poeta. En 1876 las circunstancias políticas durante la presidencia de Francisco Linares Alcántara le abren las puertas de Venezuela, y el poeta regresa. Durante la travesía, en el barco que lo conducía a Puerto Cabello, los recuerdos lo invaden, y el dolor por la madre muerta, le llevan a escribir el poema Vuelta a la Patria.  Ya la vista columbra las riberas bordadas de palmera y una brisa cargada con la esencia de violetas y azahares, en mi memoria alumbra el recuerdo feliz de mi inocencia, cuando pobre de años y pesares y rico de alegría, bajo las palmas retozar solía oyendo el arrullar de las palomas bebiendo luz y respirando aromas.

En 1877 regresa a Nueva York y recoge todos los poemas que ha escrito hasta el momento en un volumen que tituló Estrofas, con cuarenta poemas donde está incluido Vuelta a la Patria“Ya muerde el fondo de la mar hirviente del ancla el férreo diente; ya se acercan los botes desplegando al aire puro y blando la enseña tricolor del pueblo mío” ¡En marcha, en marcha postillón!Agita el látigo inclemente! ... De pronto al descender de una hondonada, “Caracas allí está” dice el auriga

…Más no, detente!, Oh infinita aflicción Oh desgraciado de mí, que en mi soñar hube olvidado que ya no tengo hogar…! Para cochero tomemos cada cual nuestro destino, tú al lecho lisonjero donde te aguarda la madre, el ser divino que es de la vida centro de alegría, y yo… yo al cementerio donde tengo la mía.

En 1879, el poeta, se casará con la norteamericana Amanda Schoonmaker, y nacerá su hija, Flor, en quien él centrará todo su amor, y su alegría será tal que ese mismo año publica su segundo libro de poesías originales: Ritmos, un conjunto de 35 poemas, en donde aparece El canto al Niágara una de sus más celebradas composiciones poéticas. …“¿Entonces por qué ruges magnífico y bravío, por qué en tus rocas, impetuoso, crujes y al universo asombras con tu inmortal belleza, si todo ha de perderse en el vacío?”…

En 1883, en forma inesperada morirá su pequeña hija Flor, y en medio del intenso dolor y desesperación escribe su poema Flor y además el poema Gloria in Excelsis. Todos estos acontecimientos aciagos lo van a llevar a un escepticismo que lo conducirá a renunciar desde 1883 a publicar más libros de su propia poesía. “Señor, ¿existes? ¿Es cierto que eres consuelo y premio de los que gimen, que en tu justicia tan solo hieres al seno impuro y al torvo crimen?”  “Responde entonces: ¿Por qué la heriste? ¿Cuál fue la culpa de su alma triste? ¿Cuál fue la mancha de su inocencia? ¡Señor, respóndeme en la conciencia!”

Solo se publicarán sus grande traducciones de Heine y de Poe y caerá en las drogas y el alcohol con gran deterioro de su salud. En 1888 enferma gravemente y es recluido en un hospital donde permanece un año. En 1889 es llamado a Venezuela para colaborar en el gobierno, y envuelto en un tedio una total melancolía, Pérez Bonalde acepta un cargo diplomático del gobierno de Andueza Palacios e intenta viajar a Amberes, pero enferma, y es obligado a regresar desde Curazao. El 4 de octubre de 1892 muere en La Guaira. En 1903 se trasladaron sus restos al Panteón Nacional, en donde se le rindieron honores fúnebres.

En uno de sus poemas titulado “Por siempre jamás” comienza diciendo… “Traedme una caja de negro nogal y en ella dejadme por fin reposar” “De un lado mis sueños de amor colocad, del otro mis ansias de gloria inmortal”… El poema finaliza así: “Después, una fosa bien honda cavad, tan honda, tan honda que hasta ella jamás alcance el ruido del mundo a llegar. Bajadme a su fondo, la tierra juntad, cubridme… y marchaos dejándome en paz… Ni flores, ni losa, ni cruz funeral y luego…  olvidadme por siempre jamás!

Maracaibo, jueves 12 de mayo del año 2022

No hay comentarios: