miércoles, 26 de noviembre de 2025

El Horla, de Maupassant.

El Horla tiene su origen en un cuento de Maupassant, Carta de un loco, publicado bajo el seudónimo de Maufrigneuse, en 1885 en el diario Le Gil Blas, donde desarrolla la misma historia, sin que se mencione el nombre de “Horla”. En la segunda versión, que es la más conocida, adopta la forma de un diario personal y  promueve aún más la identificación con el narrador. El Horla tiene la particularidad de ser la primera obra de ficción que presenta la evolución de un trastorno mental. "El Horla" es considerado uno de los mejores relatos de todos los tiempos, donde el protagonista es sobresaltado en las noches por un extraño ser invisible que llega a perturbarlo, hasta conducirlo a la locura.

La voz "Horla" es intraducible, pero sin duda, Maupassant alude a la presencia de un "otro", un ente ajeno a uno mismo. Se ha pretendido ver en este cuento, desde su primera publicación, las manifestaciones de la neurolúes que afectó a Maupassant y que fue su causa de muerte. Sin embargo, hay una primera versión de este relato que data de 1886, 7 años antes de su muerte y es improbable que lo haya escrito ya enfermo y que sobreviviera 7 años más sin terapia afectado por una parálisis general lúetica... En esa época sin tratamiento, un paciente con neurolúes no sobrevivía más de 3 o 4 años. Lo cierto es que desde su primer cuento de 1876, "La mano disecada" Maupassant manifestó interés por lo sobrenatural y la locura.

Maupassant tomaría entonces los elementos principales de Carta de un loco para escribir otras dos versiones de la historia bajo el título El Horla. La primera versión se publicó en 1886 también en Le Gil Blas. La segunda versión, más conocida y más extensa, apareció en 1887 en una colección de cuentos del mismo nombre. Hay tres versiones del cuento aparecen en tres formas literarias diferentes: Carta de un loco, como su título indica, es una carta ficticia, como primera versión de El Horla es una narración enmarcada y la segunda versión toma la forma de un diario personal inacabado que hace temer que su dueño haya caído en la locura o se haya suicidado. La escritura de El Horla coincide con los inicios de la locura de Maupassant, cada vez más víctima de alucinaciones y de doble personalidad a causa de la sífilis que contrajo. También intentó suicidarse en 1892.

Carta de un loco narra la confesión de un hombre que duda de su razón y que expone su estado a su médico. El hombre describe los sentidos después de leer una colección de textos, lo que le molestó mucho y por eso empezó a preguntarse por la realidad, a dudar de sus sentidos. ¿Y si el humano fuera solo un ser imperfecto, si el pequeño fuera solo lo que el ojo puede ver y el gigante el reflejo de nuestros límites? El hombre cuestiona el juicio de lo Conocido de la Realidad. Porque la Realidad depende enteramente de nuestros sentidos y por tanto es falsa porque nuestros sentidos son limitados. El hombre entonces se pregunta si puede ver lo Invisible… y termina viéndolo. Sus primeras palabras son: Vivía yo como todo el mundo, mirando la vida con los ojos abiertos y ciegos del hombre, sin sorprenderme ni comprender. Vivía como viven las bestias, como vivimos todos, cumpliendo todas las funciones de la existencia, analizando y creyendo ver, creyendo saber, creyendo conocer lo que me rodea, cuando un día me di cuenta de que todo es falso.

En primera persona y a modo de diario personal, el relato cuenta la historia de un hombre rico que vive en una mansión al borde el Sena, quien relata cómo empieza a sentirse perturbado: un día se siente plácidamente feliz y al otro, todo lo contrario, cansado y sin poder si quiera moverse. Algo se lo impide, algo lo horroriza, algo se apodera de él. Una presencia invisible que le roba las energías, que se sienta sobre su pecho por las noches y bebe lo que deja en la mesa de luz. Ese algo, ese ser es al que nombra el Horla. ¿Descubre a una criatura secreta, o se trata simplemente de la locura? Se dice que entre los vampiros existen algunos que no solo buscan con deseo la sangre, sino también la energía humana. Son los que se alimentan de la fuerza vital de las almas. Maupassant explica esto a través del personaje principal, acechado por ese ser invisible al cual atribuye la culpa de sus diabólicas noches y sus incesantes pesadillas. Analizándolo desde otra perspectiva podríamos estar hablando de la demencia, de la alucinación.

El doctor Marrande, un alienista, invita a unos compañeros a escuchar el testimonio de uno de sus pacientes en un hogar para enfermos mentales. El paciente relata varios hechos que le sucedieron y para los que sólo encuentra una explicación: ha llegado un nuevo ser, al que él mismo bautizó "el Horla", y tiene los medios para dominar a la humanidad. En su informe final, el doctor no puede juzgar si el paciente o él mismo están locos, o si el Horla es real. La palabra “Horla” en sí no es francesa sino un neologismo creado por Maupassant. Podría estar compuesto tanto por la expresión en francés hors-la-loi (“fuera de la ley”, en el sentido de bandolero) como por la palabra normanda “horsain” que significa “extranjero”. La traductora estadounidense Charlotte Mandell (1968), traductora de El Horla para la editorial Melville House, sugiere en un epílogo que la palabra "horla" es un acrónimo de las palabras francesas hors ("afuera") y  ("allí") y que "el horla" suena como "El forastero, el exterior, el que está afuera", y puede interpretarse transliteralmente como "lo que hay ahí afuera". Así, se crea un oxímoron destinado a resaltar tanto la anormalidad de esta criatura como su presencia.

En una segunda versión: la historia se desarrolla en la casa de campo del narrador, cerca de Ruán, a orillas del Sena, en donde pasa el tiempo descansando en el jardín, viendo los enormes barcos navegar, y en París a donde viaja para distraerse un poco de sus aflicciones y visitar a su familia.  En forma de diario personal, el narrador, un hombre burgués, soltero y de clase alta, transmite sus pensamientos inquietantes y sus sentimientos de angustia. Esta angustia ocurre durante cuatro días después de que ve una "soberbia corbeta brasileña" e impulsivamente la saluda porque le agradó a la vista. A su alrededor, siente la presencia de un ser al que llama "Horla". El tormento que provoca el Horla se manifiesta primero físicamente: el narrador se queja de que sufre de "una fiebre atroz" y de que le cuesta dormir. Se despierta de las pesadillas con la escalofriante sensación de que alguien lo está mirando y "se arrodilla sobre mi pecho", dice. Cada noche, mientras duerme, esta presencia lo invade y bebe su vida. El narrador decide irse por unos días al monte Saint-Michel y regresa a casa aparentemente curado. Sin embargo, a los pocos días los síntomas y miedos regresan, y siente que algo lo rodea y lo controla.

El Narrador es ahora un joven de clase alta que pasa su tiempo entre su casa de campo y Paris. Es soltero y vive solo con sus criados. Nunca tuvo amigos. El relato deja abierto si el Horla es real o una alucinación, o si se quita la vida. El Horla es una criatura invisible a simple vista, sin embargo, su cuerpo no parece totalmente inexistente porque puede mover objetos (como las páginas de un libro o una rosa), beber agua o leche, y nubla el reflejo del narrador en el espejo. Tiene una consistencia material, pero nadie puede determinar su forma. También parece ser capaz de hablar, ya que, según el narrador, la criatura le ha dicho su nombre. El aspecto fantástico de esta historia surge de la duda creada entre los lectores sobre la demencia del narrador o la realidad de los hechos que relata.

El propio Maupassant tenía la impresión de verse fuera de sí mismo o de ser un extraño para la persona que veía en el espejo. La conclusión, que evoca el suicidio como solución, puede verse como un reflejo del sentimiento del autor de no ver más una salida. El Horla es la culminación de una serie de cuentos que hacen referencia a un sentimiento de doble y luego a un ser monstruoso o sobrenatural.

A lo largo de todo este cuento, la cordura del narrador, o sus sentimientos de alienación, se ponen en duda a medida que el Horla domina progresivamente sus pensamientos. El propio narrador después de haber encontrado su vaso de agua vacío, a pesar de no haber bebido de él, cuestiona su cordura y exclama "¿Habré perdido la razón?" El narrador viaja a París en los días anteriores y posteriores a la Fiesta Nacional de Francia y visita a su prima, quien es sometida a una sesión de hipnotismo. Más tarde, al volver a casa, decide que, en realidad, no se está volviendo loco, ya que es plenamente "consciente" de “su estado"; y que, efectivamente, podría "analizarlo con la más completa lucidez". La presencia del Horla se vuelve cada vez más intolerable para el protagonista, ya que está "observándolo... mirándolo... [y] dominándolo".

El narrador empieza a cuestionar su propia cordura y el tiempo pasa hasta que un día, en el periódico, encuentra una noticia sobre los habitantes de Sao PauloBrasil, quienes han huido de sus casas lamentando el hecho de que "[son] perseguidos, poseídos, gobernados como un rebaño humano por... una especie de vampiros, que se alimentan con sus vidas durante el sueño... y beben agua". El narrador pronto se da cuenta de que el Horla estaba a bordo de la corbeta brasileña que había saludado previamente, invitando inconscientemente al ser sobrenatural a bordo del barco a rondar su casa. En la segunda versión, el narrador entiende, a partir de un artículo científico, que la criatura apareció por primera vez en Brasil, donde es considerada un "vampiro espectral", antes de abordar un barco para llegar a Francia. El Horla, como un súcubo, se alimenta de su presa mientras duerme y devora su cordura provocándole pesadillas. El narrador lo considera el máximo depredador del hombre, capaz de existir entre lo tangible y lo invisible. A través de ataques repetidos, se vuelve capaz de tomar el control de su presa mediante la influencia, en particular para disuadirla de huir. Así, el narrador se hunde poco a poco en la locura, se siente tan "perdido" y "poseído" hasta el punto de que está dispuesto a matar al Horla y toma medidas cada vez más drásticas para lograrlo y llega a decidir que no puede seguir viviendo mientras la criatura esté cerca. El narrador atrapa al Horla en una habitación y prende fuego a la casa, pero se olvida de sus sirvientes, que mueren en el incendio. En las últimas líneas del relato, ante la persistencia de la presencia de Horla, concluye que el suicidio es su única liberación.

Maupassant renovó el tema del doble, presente en la literatura fantástica desde Hoffmann, utilizando las últimas reflexiones científicas y médicas de moda, en particular la hipnosis y los trabajos sobre la histeria de Jean-Martin Charcot en el Salpêtrière. La investigadora Marie-Neige Cordonnier afirma que Maupassant, como Zola y otros autores, asistió a las demostraciones del profesor Charcot. ​ Sin embargo, no se debe exagerar el impacto de Charcot en la obra de Maupassant, sobre todo porque las relaciones documentadas entre el escritor y el neurólogo siguen siendo imprecisas. Maupassant, en la segunda versión de El Horla, cita dos veces el nombre de Mesmer, así como la Escuela de Nancy (École de Nancy), pionera entonces en el campo de la psicoterapia basada en la hipnosis, en competencia con la obra de Charcot.

Algo que debería ser visible y tangible se presenta fuera del campo de la percepción, afectando la conducta del narrador–protagonista, conduciéndolo a la locura. Lo siniestro está representado por el doble, der Doppelgänger.  El origen de esta figura de alteridad puede rastrearse en las sagas germano-escandinavas, tanto en la tradición pagana como en la cristiana. No obstante, en la modernidad lo veremos resurgir con nuevas; el doble es un monstruo, una figura siniestra que adquiere distintas formas: Dr. Jekyll y Mr. HydeFrankenstein o el moderno Prometeo, o El retrato de Dorian Gray.

Maracaibo, el miércoles 26 de noviembre del año 2025


martes, 25 de noviembre de 2025

Guy de Maupassant(


 Henry René Albert Guy de Maupassant(1850-1893) Fue un novelista francés, hijo de una familia de pequeños aristócratas y librepensadores, recibió educación religiosa pero en 1868 provocó su expulsión del seminario, donde había ingresado a los trece años, y al año siguiente inició en París estudios de derecho, interrumpidos por la guerra franco-prusiana, los cuales reemprendería en 1871.

En 1879, su padre logró que ingresara en el ministerio de Instrucción Pública, que abandonó para dedicarse a la literatura. Su gran maestro y amigo Gustave Flaubert lo introdujo en el círculo de escritores de la época, Émile ZolaIván Turgueniev, Edmond Goncourt y Henry James. Su primer éxito, que apareció un mes antes de la muerte de Flaubert, fue el célebre cuento Bola de sebo, recogido en el volumen colectivo Las noches de Medan (1880).

En 1880 publicó su libro de poemas, Versos. Maupassant es autor de una extensa obra entre cuentos y novelas, en general de corte naturalista. De ellas cabe señalar La casa Tellier (1881), Los cuentos de la tonta (1883), Al sol (1884), Las hermanas Roudoli (1884), La señorita Harriet (1884), Cuentos del día y de la noche (1885) y La orla (1887); y las novelas Una vida (1883), Bel Ami (1885) y Pierre y Jean (1888). Después de su muerte se publicaron varias colecciones de cuentos: La cama (1895), El padre Milton (1899) y El vendedor (1900).

La obra de Maupassant siempre estuvo marcada por un pesimismo y un nihilismo existencial. El escritor hace del cuento algo angustioso de leer y la fusión de lo fantástico y la neurosis más obsesiva es producto del interés por los avances de la psiquiatría en la segunda mitad del siglo XIX: el inconsciente, la personalidad múltiple, el sonambulismo o la histeria, que desembocan en las tesis de Freud y Jung.

La psiquiatría abre nuevas posibilidades para superar el mundo racional, sumergirse en el lado oscuro de la mente (lo onírico, lo fantástico, lo monstruoso, lo abyecto) y sacar a la luz los miedos, los deseos reprimidos, las frustraciones, con una intención subversiva en relación al plácido y ordenado mundo burgués. Maupassant empleó el terror para abrirnos la puerta hacia nuestra otra existencia, hacia la vida de ese doble que todos llevamos dentro, hacia nuestros propios fantasmas y demonios.

El Horla (en francésLe Horla) es un relato corto de terror de 1887 escrito por Guy de Maupassant, partiendo de una versión inicial, mucho más breve, publicada en el periódico Le Gil Blas el 26 de octubre de 1886. Existen tres versiones del relato, la última es la más consultada actualmente, más larga que las anteriores y publicada en 1887 en la antología de relatos del mismo nombre.

El autor describe la decadencia progresiva y dramática del narrador perseguido por una criatura invisible, llamada "el Horla", que desconoce si es real o el resultado de un trastorno psiquiátrico. Intentará deshacerse de este por todos los medios posibles. En este relato psicológico, Maupassant presenta un personaje autodestructivo constantemente torturado, inicialmente vencido por la duda y que acaba hundiéndose en la demencia a través de diversos estados, como paranoia, alucinaciones, ataques de ansiedad,  parálisis del sueño, con los que debatirá.


Redactado en forma de un diario íntimo, con un preciso registro de fechas y acontecimientos, Le Horla, de Guy de Maupassant, narra la historia de un hombre acaudalado que vive en una mansión al borde del Sena, cerca de París. La acción se desarrolla entre el 8 de mayo y el 10 de septiembre. En un principio, todo se refiere al gozo de la existencia, a la identidad, que será lo que acabe destruyendo al protagonista. Maupassant no elige la forma de un diario aleatoriamente: decide que es esta la mejor forma de tratar el tema de la presencia de un ser que se apodera del alma y la voluntad de un ser humano. Maupassant privilegia al narrador autodiegético, consiguiendo que al contar su propia historia sea el centro de atención, y que el héroe se convierta en víctima. La historia nos zambulle rápidamente en unos fenómenos irracionales que desatan el miedo, la angustia y la desesperación del protagonista. El narrador se siente un día plácidamente feliz y al otro cansado y sin poder moverse. Algo se lo impide, lo horroriza, apoderándose de él. Una presencia invisible que le roba la energía, que se sienta sobre su pecho.

Afectado durante toda su vida de graves trastornos nerviosos, en 1892, tras un intento de suicidio en Cannes, fue ingresado en el manicomio de París, donde murió, después de dieciocho meses de agonía, en medio de una parálisis general.

En Maracaibo, el martes 25  de noviembre del año 2025


lunes, 24 de noviembre de 2025

Ejercicios de retórica

Diciembre, 1991 -DISCURSO DE CLAUSURA DE LAS XXXV JORNADAS de la S.V.A.P. (Caracas)

Tres de mis queridas colegas, encargadas del Comité Organizador de estas Jornadas de la Sociedad Venezolana de Anatomía Patológica, me escribieron una carta hace un mes, instándome a decir unas palabras y me pidieron de manera especial que tratara de expresar un mensaje de optimismo. En la Venezuela de hoy, este pedido es casi una quimera utópica, pero yo hice un esfuerzo por complacerlas, entre otras cosas porque las quiero mucho y por ello, escribí estas palabras que resumen algunos de mis deseos referidos a nuestros jóvenes patólogos...

Final:  En el fondo de todo, mis más caros deseos son para que nuestra especialidad sé enrumbe por una senda de perfección  gracias a ustedes, los patólogos jóvenes quienes tienen todo el futuro frente a frente, ahora, cuando ya estamos casi finalizando el siglo XX, con un ejercicio de la especialidad cada vez más decente, el cual se hará una realidad cuando nosotros mismos consideremos a nuestra profesión con mucho más cariño del que le profesamos, cuando repletos de optimismo avancemos por el claro sendero de quien asume con valor sincero, que lo importante es trabajar con amor verdadero, no solo dedicados a la investigación o a hacer diagnósticos certeros, sino a ser más humanos todavía, para poder sentir y vislumbrar como en la madrugada, bajo un cielo preñado de luceros, florece cada día, en el solar de cada quien un limonero. Muchas gracias.   

 

Junio 1997   EL OFICIO DE ESCRIBIR-VIVENCIAS DE UN PATÓLOGO (Valencia, Edo Carabobo.).

En esta charla pretendo discutir el tema de la escritura como “oficio”. No voy a referirme a la escritura de trabajos de investigación, o la descripción de casos anatomopatológicos, ni tampoco la redacción de ensayos filosóficos o de artículos periodísticos; deseo conversar con ustedes sobre el oficio de escribir, novelas, sobre algo que pudiéramos denominar, el oficio de escribir, literatura. El tema no es común y les confieso que, es esta la primera vez que intento abordarlo…                                                                                                                                                                             Final: Quisiera concluir esta charla con unas palabras de mi amigo, el escritor Eduardo Liendo, a quien debo el saber una buena parte de lo que les he comentado hoy: “Lo que más me fascina de la literatura es la posibilidad de ser otro, de ser yo y múltiple. Ser zorro y pez, nube y cometa, héroe y ratero, espuma y roca, eco y silencio... El escritor, por muy desamparado que se encuentre, por suicida que sea, es el amante preferido de la existencia. Por eso quizás su mayor desafío es vencer a la muerte con el filo de la palabra”. Muchas gracias En Valencia, Edo Carabobo, el 28 de junio de 1997.

Diciembre 1997 FINAL DE UN “DISCURSO” (Maracaibo)

El 11 de diciembre de 1997, me correspondió decir unas palabras en el Salón de Situaciones del Palacio de Gobierno del Estado Zulia, en Maracaibo en representación de “los escritores publicados” por la Secretaría de Cultura del Estado Zulia. Recién venía desde Caracas a “bautizar” la publicación de “La Peste Loca”, gracias a la iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Estado y en particular a los buenos oficios de Jesús Ángel Parra, quien se había entusiasmado con mi novela y auspició su publicación para iniciar una nueva colección que llevaría el nombre de “Madréporas”. Comencé diciendo: Hace un par de días recibí con emoción un fax con la invitación de la Secretaría de Cultura del Estado para asistir a este importante evento y debo confesarles que me llenó de preocupación una nota al pie de la página. En ella se me anunciaba que tenía que intervenir en el protocolo, y que debería hacerlo en representación de todos los escritores publicados…

Final: Quizás pronto nosotros, los escritores y los poetas de esta región del occidente venezolano, podremos volver a sentir que era cierto, aquello que decía Udón, de los zulianos y del lago, aquella historia, de que...“és fama que le basta, ya encinta, a la madre futura, somorgujar sus formas en la corriente pura, para que luzca el hijo sobre su sien de esteta, la aureola que anuncia la gloria del poeta”.  Muchas gracias.

Marzo 2014. CUARENTA AÑOS EN LA Sociedad Latinoamericana de Patologia (SLAP). Charla dictada en el XXXCongreso Centroamericano y del Caribe- Managua, Nicaragua.

Esta es una historia personal, sobre mi relación con la Sociedad Latinoamericana de Patología (SLAP) y con los patólogos latinoamericanos. Creí conveniente iniciar mi historia en el año 1969, y antes de seguir adelante, me parece debo presentarme. Soy un   patólogo venezolano graduado como médico-cirujano en la Universidad del Zulia, en Maracaibo, mi ciudad natal, en julio del año 1963. Comencé en Anatomía Patológica desde entonces, y en febrero del año 1964, ya había hecho 60 autopsias. Tenía un cargo hospitalario sin sueldo, por lo que fue una suerte lograr una beca, que el doctor Franz Wenger jefe del Servicio de Patología del hospital Universitario de Maracaibo gestionó con un Club Rotario de Wisconsin. Así pude irme a los Estados Unidos donde permanecí hasta el año 1967. Estuve haciendo la residencia en patología en la Universidad de Wisconsin, pasé un año en el Philadelfia General Hospital y en la Universidad de Pennsylvania, e hice un curso complementario de microscopía electrónica en Berkeley.  Regresé a mi tierra en enero del año 1968 y tuve la suerte de poder trabajar en microscopía electrónica en Maracaibo, iniciando lo que llamamos la patología ultraestructural.                                                                                                                                                                        Final: Finalmente allí mismo, reunidos con muchos amigos, decidimos que asistiríamos el año siguiente al XXXI Congreso Centroamericano y del Caribe de Patología que estaban organizando el doctor Argüello y Vilma Isabel Pérez Valle y se nos ocurrió pensar en que podría hablar relatando todas estas experiencias de vida, durante 40 años con los amigos de la SLAP. Tanto Víctor Argueta como Martín Sangüeza, el actual presidente de la SLAP, me plantearon la posibilidad de intentar escribir parte de la charla que había dado, ayudado por imágenes recogidas en viejas fotografías. Espero haber cumplido sus deseos.

Junio, 2014 DISCURSO DE CLAUSURA DE LA SEMANA ZULIANA DE LA NARRATIVA (Maracaibo).

Quiero agradecer al Movimiento Poético de Maracaibo por haberme ofrecido este inmerecido protagonismo, dentro del programa de la Semana Zuliana de la Narrativa. Igualmente le doy las más expresivas gracias a La Alcaldesa y a las autoridades de la Alcaldía de Maracaibo por prestarnos los espacios del Museo de Artes Gráficas para haber podido desarrollar aquí las actividades de este evento. Quise aprovechar esta oportunidad, para atreverme a relatarles cómo y por qué, un médico-anatomopatólogo llega a transformarse en “escribidor” de novelas. Este es un hecho raro, ciertamente, por eso quiero explicarles como he venido cumpliendo ininterrumpidamente, una actividad que para mí ha sido muy satisfactoria.

Final: Tengo un amigo, que toca la guitarra, y canta. Algunas veces canta tangos, y yo quisiera para finalizar, como una reflexión, poder repetir en este momento algunas estrofas de uno de esos que él canta, que me gusta mucho. Se denomina “Convencernos”. Convencernos un día de veras, que todo lo bueno no viene de afuera /Que tenemos estilo y un modo y hace falta jugarlo con todo. / Ser nosotros por siempre y a fuerza de ser, convencernos y así convencer. /Y ser, al menos una vez nosotros, sin ese tinte del color de otros /Recuperar la identidad, plantarnos en los pies, crecer hasta tapar la inmadurez / Y ser al menos, una vez, nosotros, tan nosotros, bien nosotros, como debe ser”. Muchas gracias.

 

Septiembre, 2016.  DISCURSO DE ORDEN 487º Aniversario de la Fundación de la Ciudad de Maracaibo (Teatro Baralt).

Quiero agradecer la invitación que me ha hecho el Poder Municipal de Maracaibo, al otorgarme el privilegio de hablar ante Ustedes cuando estamos conmemorando el 487 aniversario de la fundación de nuestra ciudad. Venía navegando desde Santo Domingo, Ambrosio Alfinger, un alemán que para aquellos días contaba tan solo con 29 años y había nacido a orillas del Danubio, cuando el día ocho de septiembre, del año 1529, decidió desembarcar en una playa bordeada de palmeras, en los linderos desdibujados años atrás por Juan de la Cosa, en lo que aparecía como la tierra firme, a la entrada del lago Coquivacoa.

Final: Así, la flora y fauna lacustre paulatinamente se recuperarán, y podremos ver brillar el cielo por las noches, y volveremos a decir, como Marcial Hernández, que “ni aun el ímpetu de los huracanes puede apagar el simbólico Faro del Catatumbo”, porque “El Zulia entre la noche relampaguea”. Muchas gracias

 

Octubre 2017. CONFERENCIA MAGISTRAL en la Instalación del XVIII Congreso de la Academia de Medicina del Zulia (Maracaibo).

Buenas tardes, mis estimados colegas, señoras, señores: quiero agradecer el honor de haber sido designado epónimo de este décimo-octavo congreso de la Academia de Medicina del Zulia, heredera de la Sociedad Médico Quirúrgica del Zulia, una institución fundada en 1917. Este año estamos celebrando el centenario de su nacimiento y recién se cumplen también, 50 años desde agosto de 1967, cuando mediante Decreto de la Asamblea Legislativa del Estado, se transformó la Sociedad Médico Quirúrgica en la Academia de Medicina del Zulia. Agradezco igualmente, la oportunidad de dirigirme a ustedes en esta ocasión tan importante…

Final: Sería en el año 1991, cuando traté de explicarles en la capital a mis colegas patólogos, que era ya tiempo de abandonar el exilio y de regresar a mi tierra. Ellos no querían aceptarlo… Recuerdo les hablé del lago, con sus ondas; la ola medio caliente, entumecida, coronada de espuma, que para mí, flotaba melancólica y me llamaba… Bien. Al final concluiría diciendo y lo repito ahora, que lo importante es trabajar y es ideal poder hacerlo en lo que a uno le gusta, pero especialmente, hacerlo siempre, con amor, para ser más humanos todavía, y poder dormir así, tranquilos, y apaciblemente, vislumbrar en las madrugadas, bajo un cielo preñado de luceros, como florece cada día, en el solar de cada quien, un limonero. Muchas gracias.

 

NOTA: Estos comienzos y finales de “discursos”, fueron como lo indica el título “ejercicios de retórica”, y representan recuerdos de algunas de las veces que, por invitación, estuve conminado a hablar en público.

Maracaibo, lunes 24 de noviembre del año 2025


domingo, 23 de noviembre de 2025

Schiller y Goethe

Es el tiempo en que en su aldea Juana cuidaba rebaños de “un modo nunca visto” dice Federico Schiller (La Doncella de Orleáns, Schiller) “I así será más tarde, cuando luche en contra del inglés que invade su tierra francesa: “De un modo nunca visto”.

Johann Christoph Friedrich Schiller; desde 1802 von Schiller (1759-1805) fue un poeta, filósofo, dramaturgo, historiador y editor alemán, considerado, junto a Goethe, el dramaturgo más importante de Alemania y una de las figuras centrales del clasicismo de Weimar. Se le recuerda principalmente por obras de teatro como Die Räuber (1781; Los bandidos), La trilogía Wallenstein (1800–1801), María Estuardo (1801) y Guillermo Tell (1804).

La doncella de Orleans, también traducido al español como Juana de Arco o La virgen de Orleans (Die Jungfrau von Orleans en su versión original), es una obra de teatro en cinco actos del dramaturgo alemán Friedrich Schiller, estrenada en Leipzig en 1801. El drama inspiró las óperas Juana de Arco de Giuseppe Verdi y La doncella de Orleans de Piotr Ilich Chaikovski..

Muchos elementos del movimiento literario alemán de finales del Siglo XVIII (Sturm und Drang (tormenta e ímpetu) se pueden encontrar en los primeros dramas de dos de los más importantes autores alemanes, Johann Wolfgang von Goethe y Friedrich von Schiller. La temprana obra teatral de Goethe, Götz von Berlichingen (1773), de clara inspiración shakesperiana, trata de un caballero del siglo XVI, opuesto a la aristocracia y a la iglesia, que dirige una revuelta de campesinos. La melancolía introspectiva, otro de los rasgos del Sturm und Drang, se manifiesta claramente en la novela de Goethe, Die Leiden des jungen Werthers (Las desventuras del joven Werther, 1774). El héroe sentimental, desgraciado en amores, se suicida. Cientos de lectores jóvenes, según ciertos estudios, siguieron el ejemplo de Werther.

La obra más importante de Goethe en este periodo es el llamado Urfaust, la versión conservada más antigua de su largo drama poético Faust (2 volúmenes, 1808-1832), completado en los últimos años de la vida del poeta. Schiller, en Die Räuber (Los bandidos, 1781) y Kabale und Liebe (Intrigas y amor, 1783), puso el acento en los aspectos políticos del Sturm und Drang, atacando la tiranía política y la corrupción social.

La evolución de Goethe y de Schiller, después de sus primeros dramas, representa uno de los mayores logros del periodo clásico en la literatura alemana -una época caracterizada por su contención emocional, equilibrio del pensamiento y brillantez de expresión-. Ambos escritores recibieron la influencia de la extensa actividad filosófica del periodo, que culminó en el idealismo del filósofo Immanuel Kant y su discípulo Johann Gottlieb Fichte.

Durante el periodo clásico, además, Goethe y Schiller se hicieron íntimos amigos, a pesar de las diferencias de sus actitudes filosóficas. Schiller creía en ideales éticos absolutos, que suministran las ideas fuerza de sus obras dramáticas más importantes: la trilogía  Wallenstein (1798-1799), María Estuardo (1800), Die Jungfrau von Orleans (La doncella de Orleans, 1801) y Wilhelm Tell (Guillermo Tell, 1804). Goethe extrae su filosofía de sus experiencias como poeta lírico, dramaturgo, novelista, ensayista y personaje político. Vivió de acuerdo con el ideal expresado en el Fausto: “nunca estar satisfecho con lo que uno es y esforzarse incesantemente por aprender, mejorar, alcanzar objetivos”. Sus escritos muestran claramente su evolución desde la rebeldía juvenil a la búsqueda del dominio emocional, la objetividad, la belleza y la personalidad humana ideal.

La etapa clásica de la literatura alemana es llamada de el “Idealismo alemán” y comienza en 1789; al principio Goethe y Schiller no compartían amistad, los dos poetas eran demasiado diferentes; el joven Schiller aún está en la etapa del Sturm und Drang (tormenta e ímpetu) y Goethe ya la había superado. Por iniciativa de Goethe, Friedrich Schiller (1759-1805) consigue una cátedra en Jena. Cinco años después, el 13 de junio de 1794, Schiller invita a Goethe a Jena para proponerle una colaboración en el periódico literario “Horen”. Es el inicio de una amistad muy intensa y productiva. A partir de entonces desarrollan su concepto estético de literatura.

En estos años muchos pensadores importantes escriben para Horen (Johann Gottfried HerderFriedrich HölderlinWilhelm y Alexander von Humboldt). Schiller vive y trabaja casi todo el año en su casa de veraneo; Goethe también tiene una casa en Jena al lado del jardín botánico, donde escribe grandes partes de sus obras clásicas (pe. “Hermann y Dorotea“, “Fausto“, “Guillermo Meister“).

Las dos partes de Fausto, por otro lado, han sido consideradas a menudo representativas de las tendencias dominantes de la literatura alemana; la primera parte contiene muchos elementos del movimiento literario conocido como romanticismo, y la segunda representa el clasicismo más admirado por Goethe. Esos elementos también pueden encontrarse en la obra del poeta Friedrich Hölderlin, cuya admiración por la armonía del mundo clásico resultó viciada, como lo vislumbraron Goethe y sus contemporáneos, por su visionaria actitud religiosa.

En 1794 el filósofo Johann Gottlieb Fichte, aun muy joven, se traslada a Jena para tomar cargo de su primera cátedra. En 1792 su obra “Intento de crítica de toda revelación” había tenido gran repercusión por lo que los estudiantes le acogen con mucho entusiasmo. En su “Teoría de la ciencia”, de 1794, donde Fichte desarrolla el idealismo subjetivo. La casa de Fichte, con un aula para lecturas y debates, se convierte en un centro cultural filosófico y romántico, cuando en 1796 Friedrich Wilhelm Joseph Schelling consigue una cátedra en la universidad de Jena.

Como Fichte, Schelling también es una influencia muy importante para el romanticismo de Jena. Aquí se origina su obra principal “Sistema del idealismo trascendental” (1800), una obra clave en el idealismo alemán. “A partir de 1799 el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) colabora con Schelling en Jena, justo cuando el movimiento romántico se encontraba en su florecimiento más explosivo.” Tras la habilitación se hace profesor de filosofía y desarrolla su sistema filosófico del idealismo absoluto. En estos años Schelling y Hegel publican juntos el “Periódico de física especulativa” (Zeitschrift für spekulative Physik). En 1806 Hegel escribe su obra principal, Fenomenología del espíritu. Simpatizante de la revolución francesa, ve la marcha triunfal de Napoleón a la ciudad después de la batalla de Jena, sobre lo que escribe “el espíritu universal a caballo” (“Weltgeist zu Pferde”), aunque una leyenda dice que el filósofo terminó esta obra la noche antes de la batalla de Jena.

La época de los románticos se inicia en Alemania con el Romanticismo Universal. “Esta forma de romanticismo floreció primero, y de un modo muy especial, en la ciudad de Jena alrededor del año 1800.” En 1790 el joven poeta Friedrich von Hardenberg (Novalis) inicia los estudios en Jena, acude a las lecturas de Schiller y traza amistad con él. En 1795 Novalis y Friedrich Hölderlin asisten a las clases de filosofía de Fichte.

Un año después, en 1796, el teórico literario, filósofo y poeta August Wilhelm Schlegel se traslada a Jena para trabajar junto a Schiller en el periódico literario Horen. Jena se convertirá en el centro del primer movimiento romántico alrededor de August Wilhelm Schlegel y su hermano Friedrich Schlegel. Es un círculo de amigos: Novalis, J.G. Fichte, F.W.J. Schelling, Ludwig TieckClemens BrentanoJohann Wilhelm Ritter y el científico noruego Henrik Steffens. En el círculo del Romanticismo, mujeres como Dorothea Veit, Sophie Mereau y Caroline Schlegel son muy importantes y sobre todo tienen igualdad; a partir de 1798 los hermanos Schlegel publican Athenäum, el periódico líder del Romanticismo alemán (dónde Novalis publica por primera vez Himnos a la noche).

Maracaibo, domingo 23 de noviembre del año 2025