Este es un Blog que como mis lectores conocen, o no, desde 2007 o 2008
comenzó a fraguarse y tal vez su desarrollo se concretaría en los años 2013 y
2014, para arrancar formalmente en 2015 y 2016 y tomar desde 2019, la idea (que
se transformaría en una compulsiva manía)
de escribir todos los días (salió en verso sin esfuerzo)…
Esta manera de llevar el Blog ( lapesteloca ) ha valido para que
aquí escribiese sin otra idea que no fuese, la que día a día se llegase a mi
mente. De manera que, a través de este Blog, he aprovechado para conversar con
quien me leyese sobre muchas cosas, muy diferentes. En este sentido quisiera
concretar en una serie de varios artículos para en estos días, ir
sucesivamente, casi como en una retahíla, escribiendo sobre tópicos relacionados
con la creación literaria, o sobre la escritura como oficio, y quizás al final,
particularmente sobre el ejercicio de escribir novelas.
Para comenzar debo decir que un buen escritor tiene que ser un buen
lector. El proceso de “creación literaria”
no puede completarse eficientemente si el escritor no ejercita permanentemente
la lectura. Todos los escritores han sido grandes lectores. Ya lo hemos dicho
antes “para escribir bien hay que
leer bien”. La condición de ser lector es algo fundamental para quien se
interese en el oficio de escribir literatura y citaré algunos ejemplos de esta
afirmación: fue enfatizada por Juan Nuño, hace años ya desaparecido. Él escribió una vez que: “La
clave de todo buen escritor es la buena lectura”.
En una reflexión similar, Jorge
Luís Borges dijo en una ocasión: “Que otros se jacten de los libros
que les ha sido dado escribir, yo me jacto de aquellos que me fue dado leer”. Rosa
Montero dice que “para aprender a escribir hay que leer mucho”.
Finalmente citaré algo expresado por el novelista venezolano
contemporáneo recientemente fallecido Eduardo Liendo: “Sin lectura mucha lectura, siempre lectura,
no hay escritor posible”. Adicionalmente haré para ustedes otra afirmación
que frecuentemente he repetido por ahí : “la literatura no se hizo para
leerla, sino para releerla”.
Se ha insistido en que la lectura y más allá, la re-lectura es
obligatoria para el escritor. "Solo la relectura salva al texto de la
repetición (los que olvidan releer se obligan a leer en todas partes la misma
historia)". Esta es una cita del ensayista francés Roland
Barthes (1915-1980). Sobre esta premisa de “leer bien para escribir bien”, pueden surgir en ustedes algunas
preguntas. ¿Cómo puede un escritor ser auténtico? ¿Cómo puede ser capaz de
sustraerse de cuanto ha leído? Si el escritor es buen lector, tendrá algunos
escritores favoritos, o preferidos…
¿Cómo hace el escritor-lector para
no imitar a esos autores? Si Jorge Luís Borges, o Carlos Fuentes son los escritores favoritos de
un lector, y él está dispuesto a escribir literatura, es lógico que le guste
escribir como ellos. Al pretender imitar a Borges, o a Vargas Llosa
… ¿Se verá lo que redactes como una parodia en tu intento de novelar como el
brillante invidente, o como Nobel Literario de “La Casa Verde” ? Otra pregunta
que puede surgir sobre este asunto puede ser muy directa y siempre será : ¿Cómo
se puede ser original?
Hallar un escritor que pudiese ser absolutamente original tiene que ser
muy difícil. Sobre esta situación he citado en otras ocasiones al mismo Eduardo
Liendo, quien parafraseando a Federico Amiel, una vez se ha preguntado si todos los
escritores no somos más que “copia de copias, reflejo de reflejos”.
García Márquez, premio Nobel de literatura, en su novela “Cien años de soledad” repitió
modalidades de forma y estilo ya usadas por Rebelais muchos años antes y eso no
desmerita a las novelas de El Gabo. Mijail Bajtín había denominado realismo
grotesco a aquella manera de enfocar la vida que se muestra en la obra escrita
de Rabelais, y
éste autor existió bastante antes del realismo mágico... Pueden estas
reflexiones llevarnos a hacer otra pregunta, si se quiere de corte
shakespeariano, como el príncipe de Dinamarca, tal vez uno se puede preguntar entonces,
“leer o no leer, he aquí el dilema”.
Pero no hay tal dilema, porque definitivamente para poder escribir literatura,
es necesario leer y mejor aún si digo, leer literatura…
Una pregunta adicional surgirá entonces… pero… y, ¿Qué debemos leer? Con
la masificación de la información es imposible leerlo todo, y por lo tanto será
indispensable hacer algún tipo de selección. La mayoría de los escritores lee
todo cuanto les cae en sus manos. Hay que leer “los libros buenos”, los
que son realmente literatura, pero también puede ser útil leer los “libros
malos”, es decir libros mal escritos.
Otra pregunta interesante podría ser. ¿Se puede imitar, y hasta plagiar la manera de decir las cosas que ya
están escritas? Ya dijimos que, al ser exégeta de un escritor preferencial,
el lector-escritor puede sentirse llamado a imitarlo. Esto puede ser visto como
una especie de “espionaje literario”
que podría llevar a malas artes, o a pésimas consecuencias. Algunas veces el
temor a caer en el plagio puede frenar la intención del escritor en su proceso
de creación literaria.
Existe algo que se ha denominado la re-escritura de una historia, desde
otra óptica más personal y esto puede ser un peligro, pero a la vez pudiese
representar un arma poderosa para intentar alguna creación literaria. Hay quien
ha señalado que la pretensión de no plagiar, el deseo de soñarse absolutamente
original, no es otra cosa que más una declaración de soberbia y de ignorancia.
Pero hay que entender y aceptar que estos fenómenos re-escriturales pueden
darse inconscientemente en el escritor-lector.
Sabemos que la escritura se nutre de lo vivido y de la imaginación, así
pues muchas veces también el escritor puede ser influenciado por lo
leído, o por lo que ha visto o ha percibido en su vida, o que ha captado por
otros medios como el cine, la televisión, o por la información verbal, en
ocasiones el desarrollo de situaciones históricas y todos estos elementos que
constituyen la vida misma del escritor-lector los cuales estarán siempre
relacionados con lo que él guarda en su subconsciente.
Esta aventura de conversar sobre literatura
continuará mañana
lunes…
Hoy día domingo 19 de octubre, en Maracaibo,
seguimos en el año 2025 de este siglo XXI