jueves, 30 de mayo de 2019

La poliembrionía



La poliembrionía

En 1915, Miguel Fernández (1882-1950), un profesor del Museo de La Plata, Argentina, publicó un exhaustivo trabajo de investigación sobre la reproducción en el cachicamo (Dasypus hybridus) y presentó evidencia acabada de un extraordinario fenómeno al que ya él se había referido en una publicación de 1909: la gestación por un mamífero de múltiples crías genéticamente idénticas, llamado poliembrionía. Hago un paréntesis, para comentar que mi interés por los Dasypus, conocidos como armadillos o cachicamos, había surgido mucho tiempo atrás y se exacerbó al involucrarlos directamente en el argumento de mi novela “El año de la lepra”(2011) y escribir sobre estos curiosos mamíferos dasipódidos con su caparazón protector cubierto de duras escamas, ya que ellos son capaces de albergar cientos de bacilos de lepra sin que se pueda detectar en ellos manifestaciones de esta enfermedad.

Regresando a la poliembrionía, esta resulta ser una modalidad de la reproducción en la que dos o más embriones se desarrollan de un solo cigoto. Esta situación se puede ver tanto en animales como en vegetales.  Según el número de embriones que se generen puede ser simple, o múltiple. A veces también se da en humanos como pasa en los gemelos univitelinos o idénticos los cuales provienen de un mismo cigoto. No confundirlos con los gemelos dicigóticos o bivitelinos, que proceden de óvulos y espermatozoides distintos por lo que poseen diferencia genética. 

En 1915 salió el trabajo fundamental de Miguel Fernández sobre la poliembrionía, en el cual demostró que en esa clase de parición todas las crías provienen de un único óvulo fecundado, conocido como cigota o célula huevo. Esto explica que las crías sean idénticas, ya que poseen el mismo genoma y, lógicamente, también explica que las crías de una camada sean siempre del mismo sexo. Fernández descubrió que la poliembrionía no se origina en una separación temprana de células embrionarias para formar embriones distintos, sino en un estadio posterior, cuando ya están diferenciadas las primeras estructuras embrionarias. Esto sucede en el estadio que se conoce como de embrioblasto. En ese momento del desarrollo se forman el disco embrionario, que da lugar al feto, y el trofoblasto, que da lugar al tejido extraembrionario de la placenta. Resulta extraordinario que la capacidad de generar un embrión completo que en los mamíferos normalmente se reserva a las primeras dos o cuatro células, esté presente en un estadio del desarrollo mucho más avanzado, como lo está en las células de cada disco embrionario del cachicamo. 
 Se muestra la placenta de un cachicamo a la cual se unen ocho embriones idénticos que miden, en promedio, unos 4cm del hocico al extremo del caparazón. Foto Laboratorio de Biología Cromosómica, Facultad de Medicina, UBA.

La descripción de las etapas sucesivas que originan la poliembrionía en Dasypus hybridus (“la mulita”) se enriquecieron por el debate con los zoólogos estadounidenses Horatio H Newman (1875-1957), de la Universidad de Chicago, y John Thomas Patterson (1878-1960), de la Universidad de Texas, quienes, estimulados por el primer trabajo de Fernández, estudiaron otra especie de armadillo, “la mulita grande” (Dasypus novemcinctus) presente en Texas, que exhibe la particularidad de tener camadas de cuatro crías idénticas. 

En los armadillos, en ese estadio del desarrollo, cuando hay centenares de células derivadas del huevo o cigota, ocurren los fenómenos que resultan en la poliembrionía, y que diferencian a esos animales de los demás mamíferos.  Las células que forman el epiblasto proliferan y constituyen en su periferia un número de pequeñas bolsas o depresiones con forma de dedo de guante. La cantidad de bolsitas corresponde al futuro número de embriones y, finalmente, de crías. Es decir, en un momento en que hay varios centenares de células embrionarias, las del epiblasto original dan lugar a varios nuevos discos embrionarios en las bolsitas creadas, y cada bolsita forma un embrión. Estas observaciones implican que todas esas células epiblásticas tienen la capacidad de inducir la formación de un individuo completo, es decir, son pluripotenciales.   

Se muestra una microfotografía de un embrión no implantado tomada con un aumento de 50 diámetros. Las flechas indican tres discos embrionarios con sus cavidades amnióticas; la estrella señala la mucosa uterina. A la derecha, cortes de tres vesículas embrionarias de mulita con los discos embrionarios resaltados con rayado. Fernández publicó ambas ilustraciones en el volumen 21 de la Revista del Museo de La Plata, 1915


La poliembrionía es un fenómeno natural que revela la capacidad de ciertas células embrionarias de organizar un organismo completo. En ese aspecto se pueden relacionar con la potencialidad de las células madre embrionarias, un tema que es objeto de numerosas investigaciones actuales. dado que hay dos componentes en el embrión: el embrión propiamente dicho y el tejido extraembrionario, que finalmente forma la placenta. La diferenciación de linajes celulares para formar el feto y los tejidos extraembrionarios es el primer cambio que ocurre en un embrión. La separación de células con la potencialidad de generar un embrión completo se ha demostrado experimentalmente en algunos mamíferos, pero solo los armadillos y los seres humanos muestran la ocurrencia regular de los gemelos univitelinos. 

Mississauga, Ontario, Canadá, el jueves 30 de mayo del 2019

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