domingo, 8 de octubre de 2023

Los recuerdos y la memoria


Ya en este blog me he referido antes a los “Recuerdos” y sabemos que los recuerdos son imágenes del pasado que se archivan en la memoria. Ellos nos sirven para traer al presente algo o a alguien que era parte de lo que ya vivimos. Los recuerdos se pueden definir también como la reproducción mental de algo anteriormente aprendido o vivido, por lo que los ellos estarán vinculados directamente con experiencias. En una oportunidad comente que en inglés los recuerdos se traducen como “Memories” que es igualmente el título de una canción “creada para recordar a los seres queridos que ya no están” aunque de ella también se ha dicho que “es una especie de impulso para los que seguimos aquí”.

La memoria es el proceso por el cual la información es codificada, almacenada y recuperada en el sistema nervioso central. Las conexiones neuronales de la corteza son estimuladas por la información y se fortalecen y vinculan al contexto emocional en que se formaron. Los recuerdos, una vez que son codificados, residen en la región de la corteza donde la información fue percibida y procesada. Cuando es necesario recordar algo, o alguna remembranza es suscitada por la emoción, esa memoria se activa para utilizarse como una memoria de trabajo.

El estudio de la memoria en los humanos suelen compararse también con estudios en animales para intentar descubrir la evolución de las capacidades mnésicas y para hacer experimentos en situaciones donde no es posible, trabajar con seres humanos. De hecho, se sabe que los animales con un sistema nervioso simple tienen la capacidad de adquirir conocimiento sobre el mundo, y crear recuerdos, esa capacidad que alcanza su máxima expresión en los seres humanos.

El cerebro humano contiene unos 100.000 millones de neuronas y se producen billones de interconexiones sinápticas entre ellas. Aunque se desconoce la capacidad total de la memoria del cerebro, las estimaciones varían entre 1 y 10 terabytes, lo que correspondería a una información equivalente a la de 10 billones de páginas de una enciclopedia. En el cerebro, la memoria está diseminada en distintas localizaciones especializadas. Mientras en algunas regiones del córtex temporal están almacenados los recuerdos de nuestra más tierna infancia, el significado de las palabras se guarda en la región central del hemisferio derecho y los datos de aprendizaje en el córtex parieto-temporal. Los lóbulos frontales se dedican a organizar la percepción y el pensamiento, y así sabemos también que muchos de nuestros automatismos están almacenados en el cerebelo.

El modelo de almacenamiento múltiple de Atkinson y Shiffrin (1968) es una hipótesis sobre cómo funciona el almacenamiento de los recuerdos en el cerebro y se basa en la memoria primaria y la memoria secundaria que según el psicólogo William James (1890-1910) corresponde a la memoria de corto plazo–MCP-y la memoria de largo plazo-MLP-Los recuerdos decaen con el tiempo, aunque sabemos que ciertos prodigios son capaces de recordar cosas a la perfección décadas después, por lo tanto, el modelo propuesto por Atkinson y Shiffrin puede parecer demasiado simplista al decir que cada mente tiene exactamente tres almacenes de memoria.

Cuando los sentidos detectan un estímulo del entorno, la información sobre dicho estímulo está brevemente disponible en lo que Atkinson y Shiffrin denominan los registros sensoriales. A menudo se denomina en singular (registro sensorial o memoria sensorial), pero en realidad se trata de múltiples registros, uno por cada sentido. Los registros sensoriales no procesan la información procedente de los estímulos, sino que solo la detectan y la mantienen para poderla usar a corto plazo. Algunos psicólogos que afirman que este modelo no logra explicar bien el almacenamiento de memoria de la MCP y la MLP. En el proceso de almacenamiento de los conocimientos en la memoria hay fases de Codificacion o registro, almacenamiento y recuperación, o recolección en el proceso que llamamos “recordar”, es decir, evocar y poder reconocer la información antes adquirida y almacenada en la memoria, significa traer a la conciencia la información.

"Solo una cosa no hay; es el olvido", es una frase del poema “Everness” de Jorge Luis Borges que usaría como epígrafe en mi novela “El año de la lepra”. “Solo una cosa no hay, es el olvido Dios que salva el metal, salva la escoria y cifra en su profética memoria las lunas que serán y las que han sido. Ya todo está. Los miles de reflejos Que entre los dos crepúsculos del día tu rostro fue dejando en los espejos y los que irá dejando todavía. Y todo es una parte del diverso cristal de esa memoria, el universo no tienen fin sus arduos corredores y las puertas se cierran a tu paso solo del otro lado del ocaso verás los arquetipos y esplendores”.

Si un determinado recuerdo se evoca poco frecuentemente, el efecto de decaimiento natural supera al efecto del reforzamiento por el uso y se produce una pérdida de efectividad progresiva de la sinapsis, que acabaría por afectar a algún circuito neuronal que interviene en el recuerdo o la habilidad perdida. En las personas de edad avanzada, cuando los olvidos se hacen recurrentes y cada vez más frecuentes pueden ser indicio del inicio de la enfermedad de Alzheimer. En el proceso de almacenamiento de los conocimientos en la memoria es posible diferenciar las fases de Codificación o registro; Almacenamiento y Recuperación, son todas etapas que intervienen siempre en lo que llamamos recordar, es decir, evocar y reconocer la información adquirida y almacenada en la memoria. La recuperación significa traer a la conciencia la información.

Se denomina memoria sensorial a la capacidad de registrar las sensaciones percibidas a través de los sentidos. Esta memoria tiene una gran capacidad para procesar gran cantidad de información a la vez, aunque durante un tiempo muy breve y constituye la fase inicial del desarrollo del proceso de la atención. Existen almacenes de información provenientes de los distintos sentidos que prolongan la duración de la estimulación y facilitan, su procesamiento en la llamada memoria operativa. Los sentidos de la vista y el oído poseen un depósito de gran capacidad en el cual la información almacenada es una representación isomórfica de la realidad de carácter puramente físico. Los elementos que finalmente se transferirán a la memoria operativa serán aquellos a los que el individuo le llame la atención. El almacén ecoico, mantiene almacenados los estímulos auditivos hasta que el receptor haya recibido la suficiente información para poder procesarla definitivamente en la memoria operativa.

La memoria a corto plazo es el sistema donde el individuo maneja la información a partir de la cual está interactuando con el ambiente. Esta información es más duradera que la almacenada en las memorias sensoriales, pero está limitada a elementos durante segundos si no se repasa. Esta limitación de capacidad se pone de manifiesto en los efectos de primicia y ultimidad. Para que sean memorizados, al cabo de un breve lapso se recuerdan con mayor facilidad los ítems que se presentaron al principio o los que se presentaron al final de una lista, pero no los intermedios. Las funciones generales de este sistema de memoria abarcan la retención de información, el apoyo en el aprendizaje de nuevo conocimiento, la comprensión del ambiente en un momento dado, la formulación de metas inmediatas y la resolución de problemas.

La memoria operativa o memoria de trabajo está formada por varios subsistemas: un sistema supervisor (el ejecutivo central) y dos almacenes secundarios especializados en información verbal (el lazo articulatorio) y visual o espacial (la agenda visoespacial). El sistema neuronal ejecutivo central coordina los recursos del sistema y los distribuye por diferentes almacenes, denominados esclavos, según la función que se pretenda llevar a cabo. Se centra, por lo tanto, en tareas activas de control sobre los elementos pasivos del sistema; en este caso, los almacenes de información.

Se ha investigado cómo la limitación de recursos de la «memoria operativa» afecta la ejecución de varias tareas simultáneas. Se ha demostrado que las personas ancianas muestran peor rendimiento en las tareas que requieran el uso del componente del «ejecutivo central» de la memoria de trabajo. Por el contrario, las tareas que precisen del bucle fonológico no se verán tan afectadas por la edad. En la actualidad aún no está aclarada esta cuestión.

La “memoria no declarativa” o memoria implícita puede considerarse un sistema de ejecución implicado en el aprendizaje de distintos tipos de habilidades (se conoce también como memoria procedimental. ​ Este tipo de memoria se activa de manera automática, como una secuencia de pautas de actuación (procedimientos), ante las demandas de una tarea. Pueden ser una serie de repertorios motores (como escribir) o estrategias cognitivas (hacer un cálculo) que llevamos a cabo de modo inconsciente. La Memoria declarativa (explícita) contiene información referida al conocimiento sobre el mundo y sobre las experiencias vividas por cada persona. Un ejemplo de la misma es el día de año nuevo, que recordamos y para todos es diferente.

Maracaibo, domingo 8 de octubre del año 2023

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