domingo, 24 de julio de 2022

Como otrora Ulises


Como el héroe griego Ulises, o como uno de los personajes de las historias de Scherezada Simbad el marino, el legendario Gilgamesh también se embarcó en viajes fantásticos y fue en uno de estas épicas travesías donde conoció a un anciano quien decía llamarse Utnapishtim. El viejo era también denominado Ziusudra por los sumerios y Atrahasis por los acadios y sería él quien le contaría a Gilgamesh una historia sobre el diluvio. En realidad su historia constituye un episodio del poema épico la Epopeya de Gilgamesh y será concretamente ese episodio muy popularizado por la Biblia en el antiguo testamento y será precisamente sobre este asunto que relataré una breve historia a continuación.

Hace muchos años, en realidad siglos atrás, los dioses vivían mezclados con los humanos en la ciudad de Shuruppak, (esto lo decía el anciano Utnapishtim) pero algunos de ellos se encontraron molestos por que los hombres quienes en el mundo trabajaban la tierra con grandes esfuerzos, (cosa que antes hacían los dioses) y precisamente por ello los hombres se quejaban y hasta consideraron la posibilidad de rebelarse. El dios Ea había sido quien a los otros dioses les propondría la creación del hombre para que fuesen ellos quienes realizaban el trabajo rudo de los dioses. O sea que, inicialmente los dioses crearon a un hombre y posteriormente crearon a catorce más (siete hombres y siete mujeres) y así fue como la humanidad comenzó a multiplicarse… Pero el ruido que hacían era cada vez mayor…

El ruido era tal, que el dios Enlil no podía dormir. Así que, como los dioses no podían descansar intentaron resolver su problema reduciendo el número de hombres con una epidemia y con una sequía, pero no lograron disminuir notablemente su número (eran unos “bichitos duros de roer”). Como último recurso, decidieron convocar el diluvio. En aquel entonces, el jefe de los dioses era Enlil y fue a él, “el develado” a quien se le ocurrió la idea de castigar a la humanidad enviándoles una inundación para que los dejasen descansar en las noches… Pero el dios del agua, que se llamaba Ea, tal vez considerando lo que se presumía iba a acontecer decidió avisarle al anciano Utnapashtim y le dijo que se preparase, que derribara su casa y construyera un barco que tendría que ser muy grande ya que en su interior debería albergar “la semilla de todas las criaturas vivientes”...

Así fue como el anciano Utnapashtim construyó el barco antes de que comenzara a llover y sucedió que llovería copiosamente durante seis días y seis noches sin parar, y la inundación arrasó con las casas y con las personas que no se habían embarcado para salvarse de las aguas. Así llegaría el séptimo día y cesó el viento y las aguas se calmaron y cuando Utnapashtim abrió la escotilla del barco y avistó el paisaje notaría que se habían posado en la cima de una montaña, la que era el pico del monte Nisir. Entonces él dejó libre a una paloma que volaría buscando tierra firme, pero no la encontró y regresó al barco. Después liberó a una golondrina y sucedió lo mismo, hasta que finalmente liberó a un cuervo que no regresó, lo que significaba que había hallado tierra. Así, descendió del barco e hizo ofrendas a los dioses…

El dios Enlil se enfureció al ver que el plan del diluvio había fracasado y se quejó ante Ea quien defendería a los hombres de manera tan enfática que el mismo dios Enlil se emocionó y decidió bendecir a Utnapashtim y a su mujer y se dice que desde aquel momento, los hombres serían semejantes a los dioses. Otro de los dioses crearía el primer arcoíris como señal de que no enviaría más lluvias para provocar inundaciones. De todos es sabido que la historia de Noé y el Arca que relata la Biblia es una versión modificada del poema de Gilgamesch con la vieja leyenda de Utnapashtim aquí relatada en lapesteloca, nuevamente.

En realidad Gilgamesh no era otro que el famoso (para la época) rey de Uruk, conocido por su lujuria desenfrenada, la cual lo llevaba a forzar a las mujeres de la ciudad, y así de exagerado andaba en su andanzas hasta que los dioses atendieron el reclamo de los hombres y decidieron crear a Enkidu, que era un ser salvaje pero él sería capaz de enfrentarse a Gilgamesh. Sucedió que al entrar en combate, en vez de darse muerte se hicieron amigos y juntos decidieron ir por el mundo y sus aventuras relatan cómo dieron muerte al gigante Humbaba y al Toro del Cielo. Gilgamesh atrevidamente rechazaría el amor de la diosa Inanna… Hasta que los dioses decidieron castigar los muchos actos de impiedad de la pareja de aventureros e hicieron que Enkidu muriese en plena juventud.

Gilgamesh emprendería entonces la búsqueda de la inmortalidad, la cual le llevaría hasta los confines del mundo, y sería pot allá, donde tuvo la oportunidad de conocer a el sabio Utnapishtim y a su mujer, quienes habían sido los únicos supervivientes del diluvio, a los que los dioses concedieron el don que Gilgamesh pretendía, más sin embargo, el héroe no alcanzó lo pretendido. En el camino de vuelta, encontraría, siguiendo las instrucciones de Utnapishtim, una planta que devolvería la juventud a quien la tomaba; pero una serpiente se la robó y Gilgamesh tras verla desaparecer en las aguas, triste y desencantado volvería a Uruk con las manos vacías, convencido de que la inmortalidad es patrimonio exclusivo de los dioses.

En Londres, el dia domingo 24 de julio del año 2022

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