lunes, 14 de octubre de 2024

Roberto Arlt


Roberto Arlt (1900-1942) fue uno de los escritores argentinos más importantes del siglo XX; Arlt fue novelistacuentistadramaturgoperiodista e inventor. Sus obras de algún modo representan los indicios de la etapa de modernización de la cultura y el imaginario social en el Buenos Aires de los años 1920 y 1930 y es recordado especialmente por sus novelas El juguete rabioso (1926), Los siete locos (1929), Los Lanzallamas (1931), El Amor Brujo (1932) e importantes estelas en el teatro, como Trescientos millones (1932) y La isla desierta (1937).

 

En la prensa argentina, con sus aguafuertes que se publicaban semanalmente en el diario El Mundo, Arlt se mantuvo a la sombra, o a la vanguardia literaria durante gran parte de la décadas de los años 40s, 50s, y principios de los 60s, cuando experimentó un resurgimiento progresivo gracias a algunos críticos como Ricardo Piglia. La literatura arltiana tiene matices lúgubres, aunque sus personajes suelen ser idealistas. En su obra la miseria humana y los paisajes sombríos retratan permanentemente a la contrastante Buenos Aires de principios de siglo.

Roberto Arlt aparece como un personaje cambiante algunas veces contradictorio. Arlt modificó el día de su nacimiento en algunas de sus autobiografías, y hay nombres diferentes en su partida de nacimiento y en el acta de su bautismo. Su padre, llamado Carlos Arlt, era de origen prusiano y hablaba alemán; su madre, Ekatherine Lobstraibitzer, había nacido en Trieste, y su lengua original era el italiano.

 

Roberto Arlt firmaba sus primeros textos autobiográficos como Roberto Godofredo Christophersen Arlt, modificación de su nombre, que era propiciada por el propio escritor. En la constancia escrita de su bautismo, aparece como “Roberto Emilio Gofredo Arl”. El mismo escritor hacia referencias a su vida con una imagen de niño terrible y rebelde en su infancia y en las escuelas del barrio de Flores donde vivió con sus padres; revoltoso y mal alumno frente a sus maestros, pero concluye satisfactoriamente el quinto grado, en esa época el último año de la primaria que termina ya un adolescente de 14 años.

 

Su familia vivía en condiciones económicas difíciles, su padre con momentos estables se desempeñó como tenedor de libros en algunas casas comerciales alemanas y abandonaría a su familia para instalarse en Corrientes y Misiones, en donde se emplea en empresas dedicadas a la explotación de la yerba mate. Arlt fue estimulado por su madre en sus estudios y simultáneamente ella lo impulsa a trabajar desde muy chico niño para ayudar a sustentar los gastos básicos de a su familia.

 

Roberto Arlt adolescente se llevó mal con su padre, quien era violento y lo sometía a severos castigos corporales. En un momento el padre lo echa de su casa y durante esos años Arlt efectúa diversos trabajos para poder subsistir; dependiente en una librería, en un taller mecánico, en el puerto, en una fábrica de ladrillos y a veces como pintor. El adolescente Arlt conoce las librerías de su barrio. Compra, vende y alquila en esas librerías los libros que elige leer, le apasionan los folletines y también manuales técnicos, de divulgación científica y los libros de ciencias ocultas. Hacia 1916 conoce a Conrado Nalé Roxlo, quien será su amigo intelectual durante muchos años y compartirá lecturas y cierta pasión por Baudelaire en esa época.

 

Por estos años de adolescencia, sus lecturas iniciales son los diversos tomos del folletín, Las hazañas de Rocambole de Pierre-Alexis Ponson du Terrail. También Arlt además de su fervor por Baudelaire, ha señalado leer a autores como Verlaine, Carrere y Murger. La influencia de esos autores y, especialmente, el de Las hazañas de Rocambole se reconoce en el personaje Silvio Astier en su primera novela El juguete rabioso (1926). Arlt es en los comienzos del siglo XX un escritor que proviene de la clase media de escasos recursos económicos, hijo de inmigrantes pobres, educado en la escuela pública y de formación autodidacta en su territorio que es el del barrio de Flores de la ciudad de Buenos Aires. Tiempos de tertulias, de bibliotecas públicas, socialistas, anarquistas, en medio de los centros de cultura barrial, el periodismo y las publicaciones populares.

 

En esa etapa de iniciación en la escritura, sus lecturas son diferentes a las de otros narradores argentinos de su generación. No tiene la formación europea de Borges, menos aún la de escritores como Adolfo Bioy Casares, ni era de los intelectuales colaboradores de la revista Martín Fierro o Sur. Arlt posee una cultura de “mezcla”, el lenguaje de sus relatos es una empresa apasionada con influencia del italo-alemán familiar en la sintaxis y el tono del habla hispana rioplatense. Él afirmaba que cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sus obras de algún modo representan los indicios de la etapa de modernización de la cultura y el imaginario social en el Buenos Aires de los años 1920 y 1930.


Arlt publica su primer cuento, titulado “Jehová” en la Revista Popular, en junio de 1918, y comienza escribir hacia 1919 su primera novelaEl juguete rabioso, que inicialmente se llamaba La vida puerca. El 28 de enero de 1920 publica en Tribuna Libre un ensayo literario titulado Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires; en el centro de la tapa del folleto hay una foto del mismo Arlt y lo firma con el nombre de Roberto Godofredo Arlt.

 

La narrativa de Arlt puede calificarse de expresionista, una de las formas de la vanguardia histórica de los años veinte, pero no participó ni perteneció al grupo de la revista Martín Fierro, publicación de la vanguardia poética porteña, ni se vincula durante la década del treinta al grupo de escritores, quienes como Borges y otros, que estuvieron relacionados con la revista Sur, que dirigía Victoria Ocampo. Tampoco perteneció al grupo de Boedo, de los escritores realistas de las décadas de en los 20 y los 30, aunque Raúl Larra intente ubicar a Arlt en esta corriente literaria.

 

Durante un tiempo, cierta crítica influida por el ensayo de Larra y por los distintos textos autobiográficos que Arlt escribe configuraron una imagen casi mítica de un escritor solitario, marginal, sin estudios y carente de reconocimiento de sus pares y el público. Algunas de las lecturas realizadas Ricardo Piglia en la década de 1980 ubicaría a Arlt como un escritor fuera de cualquier canon de la tradición narrativa argentina. Desde la perspectiva actual de la contemporaneidad del siglo XXI, Roberto Arlt podría ubicarse en la historia de la literatura argentina en un canon particular; el de los escritores excéntricos, que no tienen un lugar central en el campo cultural, pero que sí lo podemos situar en esa área excepcional que es, estar fuera de lugar.

 

En enero de 1926 Roberto Arlt comienza a colaborar de un modo estable en la revista Don Goyo. Los textos de Arlt son narraciones breves, escritas en primera persona, con fuerte presencia de elementos autobiográficos y de algún modo vienen a ser algo así como los antecedentes de sus famosas aguafuertes del diario El Mundo. En las veintidós crónicas y relatos que publica en el término de un año en Don Goyo, se destaca su habitual ironía y una visión crítica de situaciones de la vida real, mezclando personajes imaginarios con personas conocidas.

 

Arlt se convierte en un novelista exitoso, sobre todo por el reconocimiento de la crítica que recibe por Los siete locos, no le va tan bien con Los lanzallamas y pese a que la reedita a los pocos meses de su publicación, no tiene una buena recepción crítica. En ese momento Arlt escribe intensamente y con cierta urgencia otra novela, y la anuncia en su edición de Los lanzallamas. Sera su cuarta novela y aparece con el título con que la había anunciado, El amor brujo, en 1932, cuando Arlt toma conciencia del reconocimiento de su obra como escritor y esta situación es probablemente la que lo impulsa a escribir en 1931, a manera de prólogo en Los lanzallamas, sus “Palabras del autor” donde les contesta a sus detractores que lo acusan de escribir mal, estableciendo una diferencia entre su perfil de escritor periodista, con poco tiempo para escribir y el de quienes por su situación de clase y nivel económico tienen mucho tiempo para hacerlo.


El relato policial, tuvo grandes cultores en la literatura argentina del siglo XX, y también le interesó a Roberto Arlt. El crimen casi perfecto(1940), Un argentino entre gansters(1937) y El misterio de los tres sobretodos(1937). Roberto Arlt en los cuentos de El criador de gorilas, conjuga en su construcción elípticamente lo fantástico y el policial. Con la mezcla de estos géneros, Arlt produce un desplazamiento del canon del fantástico en una nueva dimensión que exacerba la búsqueda del límite de las pasiones y la "otredad" cultural.

 

Sobre Roberto Arlt ha dicho HA Murena (https://tinyurl.com/yprycpx9 ) que se defendió con orgullosa amargura: “se dice de mi que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar anumerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia”. Arlt lo que trasmitió a sus personajes a semejanza con Dostoiewski, fue que los argentinos como los rusos sienten una especie de ilegalidad vital, una desvalorización de sus existencias.

 

La muerte le llegó sin aviso a la madrugada del domingo 26 de julio de 1942, en la cama con su mujer. Pasó del sueño, al que tanto le temía, ya que muchas veces no podría dormir sin una luz encendida, al sueño eterno.

Maracaibo, lunes 14 de octubre de 2024

 

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