¿Dónde
va la consciencia en una persona cuando esta diagnosticada una muerte clínica?
La pregunta espera entender si hay alguna respuesta que nos señale que somos
más que materia… Nos referimos a un estudio realizado en 14 hospitales, estudio
que hará un seguimiento de ocho años a 344 pacientes que han experimentado el
fenómeno…
Este
estudio fue publicado con mayor detalle en el diario español La Vanguardia por
el periodista Josep Fita quien es Licenciado en Periodismo por la UAB, y trabaja
en La Vanguardia desde el 2010 y parte del hecho conocido de que determinados pacientes relatan haber tenido
experiencias cercanas a la muerte tras una parada cardio-respiratoria y sin
función cerebral.
Dejando de lado la consideración
religiosa, la idea parece desligar la consciencia de cualquier origen material como
puede ser el cerebro. La doctora Luján
Comas es una especialista en anestesiología y reanimación, con más de 30 años
de experiencia en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, y dirigió este estudio
en el que participaron 14 hospitales, aspirando determinar qué es lo que ocurre
con la consciencia de las personas que han estado clínicamente muertas y que,
tras ser reanimadas, han vuelto a la vida.
Hay un porcentaje
elevado de personas que relata que durante esos pocos minutos en los que se las
estaba intentando reanimar y su cerebro no funcionaba (encefalograma plano)
tuvieron “una consciencia más plena que cuando estaban conscientes” y luego,
pudieron describir con precisión todo lo que ocurrió a su alrededor. Algunos relatan, tras volver, que
percibieron todo el proceso de su reanimación aun estando inconsciente y es esa
explicación la que persigue la doctora Comas quien afirma: “La investigación (Proyecto Luz) pretende demostrar que somos más que
materia”,“Tenemos un concepto materialista de la existencia. Es decir, que
cuando se para el cerebro, se acabó todo, no hay nada más. Pero parece que las
experiencias cercanas a la muerte (ECM)
registradas en hospitales –donde hay un diagnóstico de muerte que precisa de
una reanimación- nos dicen lo contrario”, agrega la doctora Comas.
¿Cómo es
posible esto si no tenían función cerebral? La doctora Comas dice: Hoy la ciencia no sabe qué ocurre con la
consciencia cuando una persona está clínicamente muerta tras una parada
cardiorespiratoria, pero hay muchos estudios que apuntan a la existencia de una
consciencia no local”. Vendría a ser la supraconsciencia
de la que habla el doctor Manuel Sans Segarra –antiguo jefe del servicio de cirugía
general y digestiva del hospital de Bellvitge- ha
escrito en un libro La supraconciencia existe: vida después de
la vida, donde explica según la reflexión de la doctora Comas, que a
eso …“Se le puede llamar
supraconsciencia, campo cuántico, alma, vacío cuántico”…
La
investigadora sospecha que la consciencia es local, y es un subproducto del
cerebro, y no se ajusta a la realidad. “Estamos
estudiando casos de personas en estado vegetativo, en coma, donde no hay
función cerebral y en las que se ha visto que la consciencia está ahí y que
simplemente no se puede manifestar”…“Y
esto apunta –prosigue- al concepto de
consciencia no local, donde el cerebro sería como una antena, un receptor, una
interfaz entre esa supraconsciencia y la consciencia local, la
del cerebro”. Este
planteamiento hace trizas todos los esquemas, “pero que los rompa no quiere decir que no suceda”, subraya Comas. “Está pasando, y tenemos que averiguar por
qué pasa. Tiene que haber una explicación”.
Lo que
está claro –enfatiza la doctora Comas- es
que las ECM no son fruto de una alucinación, son un fenómeno que no puede ocurrir a no ser que el cerebro esté
activo”. Esgrime, además, que una alucinación nunca te cambia la vida hacia
una vertiente más espiritual, “que no
quiere decir religiosa”, y la persona que la padece acostumbra a no querer
hablar de ella “porque no le deja buen
cuerpo”. “Tras una experiencia así la
gente cambia su estilo de vida. Es decir, un fenómeno que, como mucho, dura dos
minutos, les lleva a hacer esa transformación”, arguye Comas. “Y ese cambio no tiene por qué ser inmediato.
Se ha visto que puede llevar unos años. Más del 70% se separa. Sienten más
atracción por la vertiente espiritual del mundo que la material. Necesitan más
contacto con la naturaleza, los animales, con otros seres humanos. Muchos
cambian de trabajo”.
En esta
investigación participaron: El Hospital Clínic, Barcelona, el Hospital
Universitario de Bellvitge, en Barcelona, el Hospital Universitario Mutua
Terrassa, de Barcelona, el Hospital Vithas la Milagrosa, de Madrid, el Hospital
Vithas Aravaca,de Madrid, el Hospital
Universitario de Móstoles, Madrid, el Hospital Universitario Ramón y Cajal,
Madrid, el Hospital Universitario A Coruña, de A Coruña (CHUAC), el Hospital Vithas Xanit
Internacional, de Benalmádena, el Hospital Quirón, de Málaga, el Hospital Universitario
de Albacete, Albacete, y los hospitales Clínica Central Villa Regina, Río Negro
de La Argentina y el Hospital San José de Bogota, Colombia.
El
Proyecto Luz consta de tres fases y hará un seguimiento de ocho años a cada uno
de los 344 pacientes que participarán en la investigación. Algunos de los
hospitales ya han acabado la primera fase, que se activa cuando el paciente
–que acabará formando parte de la investigación- sufre una ECM. “Se trata de un estudio prospectivo, como
cualquier ensayo clínico, y cuenta con un grupo de control”, arguye Comas. “No solo se estudia a las personas que han
tenido una ECM, sino también a un grupo de pacientes que han sufrido una parada
cardiorespiratoria pero sin describir una ECM”.
Tras la
parada cardiaca y la reanimación, se recogen todos los datos clínicos a través
de un protocolo que se ha establecido, validado en comités de ética e
investigación de cada uno de los hospitales. En el segundo año, se pasan varios
cuestionarios científicos a los participantes para evaluar los cambios que ha
habido en su vida tras esa experiencia. Y a los ocho años se les vuelve a
encuestar.“Hay muchos que no relatan la
ECM que vivieron en el primer año, pero sí la explican al segundo o al cabo de
ocho años”, sostiene Comas. ¿Por qué razón? “Tienen miedo que los lleven al psiquiatra, que les den medicación… y
es que esto ha pasado. Hay familiares que a veces les aconsejan que no lo
expliquen, por las posibles consecuencias”.
Eben
Alexander ha sido Profesor de la Escuela de Medicina en Harvard durante 15 años
y ahora es uno de los asesores del Proyecto Luz. No creía en las historias de
ECM hasta que afectado por una bacteria el año 2008 cayó en coma. Tras una
semana conectado a un respirador le propusieron a su esposa desconectarlo,
aparentemente la bacteria le había afectado la parte cognitiva del cerebro y su
despertar podría ser muy crítico. Su hijo escucharía la conversación y se
acercó a la habitación del padre para decirle lo que había escuchado-aunque
sabía que estaba en coma-y su padre despertó del coma. Se recuperó y describió
su experiencia durante su estado en coma.
Solo el
18% del total de pacientes que participaron en el Proyecto Luz describieron
haber tenido una ECM. “No se sabe por qué
solo ese grupo la experimentó. En todas las investigaciones que se han hecho
hasta hoy el porcentaje oscila entre el 6% y el 25%”. La doctora, no
obstante, tiene su teoría. “Está
comprobado científicamente que todos soñamos, pero solo un porcentaje muy
pequeño de las personas recuerdan los sueños. Con las ECM puede pasar algo
similar, pero hace falta poder demostrarlo. Posiblemente, todas las personas
que están a punto de morir tienen estas vivencias”.
Con
estas palabras que nos llevan a pensar en el misterioso mundo de los sueños,
concluyo este articulo para la pesteloca.
En Maracaibo, el domingo 9 de febrero del 2025
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