domingo, 9 de febrero de 2025

Post mortem


¿Dónde va la consciencia en una persona cuando esta diagnosticada una muerte clínica? La pregunta espera entender si hay alguna respuesta que nos señale que somos más que materia… Nos referimos a un estudio realizado en 14 hospitales, estudio que hará un seguimiento de ocho años a 344 pacientes que han experimentado el fenómeno…

 

Este estudio fue publicado con mayor detalle en el diario español La Vanguardia por el periodista Josep Fita quien es Licenciado en Periodismo por la UAB, y trabaja en La Vanguardia desde el 2010 y parte del hecho conocido de que determinados pacientes relatan haber tenido experiencias cercanas a la muerte tras una parada cardio-respiratoria y sin función cerebral.

 

Dejando de lado la consideración religiosa, la idea parece desligar la consciencia de cualquier origen material como puede ser el cerebro.  La doctora Luján Comas es una especialista en anestesiología y reanimación, con más de 30 años de experiencia en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, y dirigió este estudio en el que participaron 14 hospitales, aspirando determinar qué es lo que ocurre con la consciencia de las personas que han estado clínicamente muertas y que, tras ser reanimadas, han vuelto a la vida.

 

Hay un porcentaje elevado de personas que relata que durante esos pocos minutos en los que se las estaba intentando reanimar y su cerebro no funcionaba (encefalograma plano) tuvieron “una consciencia más plena que cuando estaban conscientes” y luego, pudieron describir con precisión todo lo que ocurrió a su alrededor. Algunos relatan, tras volver, que percibieron todo el proceso de su reanimación aun estando inconsciente y es esa explicación la que persigue la doctora Comas quien afirma: “La investigación (Proyecto Luz) pretende demostrar que somos más que materia”,“Tenemos un concepto materialista de la existencia. Es decir, que cuando se para el cerebro, se acabó todo, no hay nada más. Pero parece que las experiencias cercanas a la muerte (ECM) registradas en hospitales –donde hay un diagnóstico de muerte que precisa de una reanimación- nos dicen lo contrario”, agrega la doctora Comas.

 

¿Cómo es posible esto si no tenían función cerebral? La doctora Comas dice: Hoy la ciencia no sabe qué ocurre con la consciencia cuando una persona está clínicamente muerta tras una parada cardiorespiratoria, pero hay muchos estudios que apuntan a la existencia de una consciencia no local”Vendría a ser la supraconsciencia de la que habla el doctor Manuel Sans Segarra –antiguo jefe del servicio de cirugía general y digestiva del hospital de Bellvitge- ha escrito en un libro La supraconciencia existe: vida después de la vida, donde explica según la reflexión de la doctora Comas, que a eso …“Se le puede llamar supraconsciencia, campo cuántico, alma, vacío cuántico”…

 

La investigadora sospecha que la consciencia es local, y es un subproducto del cerebro, y no se ajusta a la realidad. “Estamos estudiando casos de personas en estado vegetativo, en coma, donde no hay función cerebral y en las que se ha visto que la consciencia está ahí y que simplemente no se puede manifestar”“Y esto apunta –prosigue- al concepto de consciencia no local, donde el cerebro sería como una antena, un receptor, una interfaz entre esa supraconsciencia y la consciencia local, la del cerebro”. Este planteamiento hace trizas todos los esquemas, “pero que los rompa no quiere decir que no suceda”, subraya Comas. “Está pasando, y tenemos que averiguar por qué pasa. Tiene que haber una explicación”.   

 

Lo que está claro –enfatiza la doctora Comas- es que las ECM no son fruto de una alucinación, son un fenómeno que no puede ocurrir a no ser que el cerebro esté activo”. Esgrime, además, que una alucinación nunca te cambia la vida hacia una vertiente más espiritual, “que no quiere decir religiosa”, y la persona que la padece acostumbra a no querer hablar de ella “porque no le deja buen cuerpo”. “Tras una experiencia así la gente cambia su estilo de vida. Es decir, un fenómeno que, como mucho, dura dos minutos, les lleva a hacer esa transformación”, arguye Comas. “Y ese cambio no tiene por qué ser inmediato. Se ha visto que puede llevar unos años. Más del 70% se separa. Sienten más atracción por la vertiente espiritual del mundo que la material. Necesitan más contacto con la naturaleza, los animales, con otros seres humanos. Muchos cambian de trabajo”.

 

En esta investigación participaron: El Hospital Clínic, Barcelona, el Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, el Hospital Universitario Mutua Terrassa, de Barcelona, el Hospital Vithas la Milagrosa, de Madrid, el Hospital Vithas Aravaca,de  Madrid, el Hospital Universitario de Móstoles, Madrid, el Hospital Universitario Ramón y Cajal, Madrid, el Hospital Universitario A Coruña, de A Coruña  (CHUAC), el Hospital Vithas Xanit Internacional, de Benalmádena, el Hospital Quirón, de Málaga, el Hospital Universitario de Albacete, Albacete, y los hospitales Clínica Central Villa Regina, Río Negro de La Argentina y el Hospital San José de Bogota, Colombia.

 

El Proyecto Luz consta de tres fases y hará un seguimiento de ocho años a cada uno de los 344 pacientes que participarán en la investigación. Algunos de los hospitales ya han acabado la primera fase, que se activa cuando el paciente –que acabará formando parte de la investigación- sufre una ECM. “Se trata de un estudio prospectivo, como cualquier ensayo clínico, y cuenta con un grupo de control”, arguye Comas. “No solo se estudia a las personas que han tenido una ECM, sino también a un grupo de pacientes que han sufrido una parada cardiorespiratoria pero sin describir una ECM”.

 

Tras la parada cardiaca y la reanimación, se recogen todos los datos clínicos a través de un protocolo que se ha establecido, validado en comités de ética e investigación de cada uno de los hospitales. En el segundo año, se pasan varios cuestionarios científicos a los participantes para evaluar los cambios que ha habido en su vida tras esa experiencia. Y a los ocho años se les vuelve a encuestar.“Hay muchos que no relatan la ECM que vivieron en el primer año, pero sí la explican al segundo o al cabo de ocho años”, sostiene Comas. ¿Por qué razón? “Tienen miedo que los lleven al psiquiatra, que les den medicación… y es que esto ha pasado. Hay familiares que a veces les aconsejan que no lo expliquen, por las posibles consecuencias”.

 

Eben Alexander ha sido Profesor de la Escuela de Medicina en Harvard durante 15 años y ahora es uno de los asesores del Proyecto Luz. No creía en las historias de ECM hasta que afectado por una bacteria el año 2008 cayó en coma. Tras una semana conectado a un respirador le propusieron a su esposa desconectarlo, aparentemente la bacteria le había afectado la parte cognitiva del cerebro y su despertar podría ser muy crítico. Su hijo escucharía la conversación y se acercó a la habitación del padre para decirle lo que había escuchado-aunque sabía que estaba en coma-y su padre despertó del coma. Se recuperó y describió su experiencia durante su estado en coma.

 

Solo el 18% del total de pacientes que participaron en el Proyecto Luz describieron haber tenido una ECM. “No se sabe por qué solo ese grupo la experimentó. En todas las investigaciones que se han hecho hasta hoy el porcentaje oscila entre el 6% y el 25%”. La doctora, no obstante, tiene su teoría. “Está comprobado científicamente que todos soñamos, pero solo un porcentaje muy pequeño de las personas recuerdan los sueños. Con las ECM puede pasar algo similar, pero hace falta poder demostrarlo. Posiblemente, todas las personas que están a punto de morir tienen estas vivencias”.

 

Con estas palabras que nos llevan a pensar en el misterioso mundo de los sueños, concluyo este articulo para la pesteloca.

 

En Maracaibo, el domingo 9 de febrero del 2025

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