lunes, 24 de junio de 2024

Rabia paralitica

 

Desde que Colón descubrió la Isla de Trinidad en 1498, se sabe que existe en estas tierras del Hemisferio Occidental, el murciélago hematófago. Francisco Montejo, conquistador de Yucatán, al desembarcar con sus tropas en las orillas orientales de la península en el año 1527, fue víctima de “una gran plaga de murciélagos que atacaron, no solamente a las bestias de carga, sino a los hombres mismos, chupándoles la sangre mientras dormían” (1).

 

En 1801 el naturalista español Félix Azara, describió a “el mordedor” en Paraguay y más tarde, en 1832, Charles Darwin logró capturar un murciélago vampiro (Desmodus d’orbigny) en el lomo de un caballo en Coquimbo, Chile (2). Desde los comienzos de la Colonia, se observó que los caballos y el ganado morían a consecuencia de la mordedura de los murciélagos, pero la muerte se atribuía, erróneamente, a la pérdida de sangre.


El hábito sanguívoro de los murciélagos vampiros se asoció por primera vez con una enfermedad en 1908, cuando los rancheros del Estado de Santa Catalina, en el sur del Brasil, observaron que los vampiros atacaban al ganado durante el día y que los animales así atacados morían de una enfermedad paralítica llamada “ i’peste das cadeiras” (3) Con este trabajo, en 1911, Carini identificó esta enfermedad con la rabia basándose en los síntomas clínicos, en la presencia de cuerpos de Negri típicos, y por inoculación en conejo.

 

Así como la rabia canina se visualiza como una enfermedad en la cual el síntoma principal es la excitación, el llamado “mal de rabia” o furia en los perros en casi toda Hispanoamérica, la rabia trasmitida por el murciélago vampiro se caracteriza, en la mente popular, por la debilidad de los cuartos traseros del ganado bovino o equino. Los nombres con los cuales se designa la enfermedad en varios países indican la forma de paralisis que la caracteriza; la “rabia paralitica” en Venezuela, “peste das cadeiras” en Brasil; los “tumbi baba” en Paraguay; la “rabia paresiante” en Argentina ; la “renguera” en Costa Rica ; la “derriengue” en América Central; o también la “huila”, o “derrengue”.


Los Desmodontidae, son una familia de murciélagos muy especializada, que se caracteriza por su hábito sanguívoro y por caminar en cuatro patas; se compone solamente de tres géneros, cada uno con una sola especie: Desmodus rotundus, el vampiro común; Diphylla ecaudata, el vampiro de patas peludas; y el Dioemus youngi, el vampiro overo. El Desmodus rotundus, es el reservorio de la rabia paralítica, y es el más abundante y difundido de los murciélagos vampiros.

 

El Dioemus youngi se ha identificado únicamente en Brasil, las Guayanas, Venezuela, Colombia y Perú. Este murciélago, que se parece al D. rotundus, es de color más obscuro y presenta manchas blancas características. Se han encontrado hembras y Desmodus jóvenes, formando colonias que varían en número de veinte a varios millares, en las grietas y fisuras de grandes y pequeñas cuevas calcáreas. Cuando se asustan, los adultos generalmente emprenden el vuelo, pero los jóvenes se adhieren a las grietas de las paredes, donde pueden capturarse fácilmente.

 

En 1933 Queiroz Lima y Alvaro Salles observaron que los murciélagos vampiros inoculados experimentalmente, no solo podían transmitir la rabia, sino que, en un aparente estado de buena salud se comportaban como portadores de la rabia, durante un período considerable. Queiroz Lima, en el Brasil, fue el primer investigador que estudió la enfermedad en los vampiros infectados naturalmente y descubrió que en las zonas enzoóticas, los murciélagos hematófagos en un estado aparente de buena salud, albergaban el virus en el cerebro y en las glándulas salivales (4). Torres y Queiroz Lima (5) demostraron de manera concluyente en 1934, por medio de una serie de experimentos, que el estado de portador existe en la naturaleza.

Se desconoce el período durante el cual el murciélago infectado naturalmente puede vivir y ser portador. En el Laboratorio Memorial Gorgas en Panamá, los murciélagos vampiros han vivido y se han reproducido en cautividad durante más de cinco años y se ha reportado que uno vivió más de 12 años.

 

Se conoce la existencia de murciélagos vampiros desde el descubrimiento de América, y desde hace 45 años se sabe que transmiten la rabia paralítica al ganado. La poca susceptibilidad del hombre y del perro al virus rábico adaptado al murciélago tiene considerable importancia epidemiológica, puesto que reduce la magnitud del problema de la salud pública, aunque no disminuye el peligro del murciélago como portador de rabia.

 

Señalo aquí, los enlaces (links) para quien desee ampliar sobre este tema, pueda examinar un par de artículos titulados “De vampiros y de virus” 1 y 2,  en el Blog lapesteloca en 2020. Primera parte (https://tinyurl.com/mt5jvb6b) y la segunda parte  en ( https://tinyurl.com/28vkjdyp).


Durante mis años de profesor en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad del Zulia, con la colaboración del profesor Claudio Maldonado Álvarez examinamos el problema de la rabia en el ganado bovino y aplicamos el microscopio electrónico para describir la ultraestructura del tejido nervioso de la medula espinal con las alteraciones de las neuronas afectadas por el virus. Publicamos el artículo en la Revista Patología de la Sociedad Latinoamericana de Patologia (SLAP) en México. Años después en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UCV en Maracay una joven médico-veterinario (Yoleida Rodriguez), hizo su tesis de Maestría investigando en los vampiros portadores la presencia del virus, de estos estudios surgiría los artículos descritos en este blog en 2020. La discusión alrededor de la ultraestructura de los lisosomas en las neuronas de bovinos afectados con rabia paralitica (ver fotografía anexa, al final de este articulo) sugería interesantes aspectos que habrán de ser dilucidados hacia el futuro.

 

Referencias

1-Molina Solís, Juan Francisco: “Historia del descubrimiento y conquista del Yucatán,” Vol. III, 1943, p. 38).         2-Darwin, CharIes: Voyage of H.M.S. Beagle, Jour. Rsch. Inst. Nat. tíist. Geog., 1938, p. 22).        3-Cerini, A.: Sur une grande epizootie de rage, Ann. Inst. Pasteur, Vol. 25, 1911).         4-Queiroz Lima, E.: A transmissáo da raiva dos herbivoros pelos morcegos da familia Desmodontidae, Rev. Dep. Nac. Prod. Anim., 1:165, 1934).         5-Torres, S., y Queiroe Lima, E. : A raiva e sua transmissáo por morcegos hematophagos infectados naturalmente, Rev. Dep. Nac. Prod. Anim., II:I, 1935.)           6- García Tamayo J, Maldonado Alvarez C. Lysosomal response during the development of rabies virus in the spinal cord. Patología (Mex) 19: 240-261, 1981

 

Maracaibo, lunes 24 de junio del año 2024

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