La guerra de Los Cristeros en México, y la película…
La
Constitución mexicana de 1917 establecía negaba la personalidad jurídica a las
iglesias, prohibía la participación del clero en política y privaba a las
iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público fuera de
los templos. En 1925, con apoyo de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) se creó la Iglesia Católica y Apostólica mexicana, dotándola de edificios,
recursos y medios para romper con el Vaticano. En 1929 el Presidente pltarco Elías Calles con el fin de contar con
instrumentos más precisos para ejercer los controles que la Constitución de 1917 estableció en el Artículo
130,instrumentos para limitar o suprimir la participación de las iglesias en la
vida pública, y facultaba, siguiendo el dictado de la Constitución, a los gobernadores
de los estados de la República a imponer cuotas y requisitos especiales a los
"ministros del culto. la Iglesia se vio limitada lo que empezó a inconformar no sólo al clero,
sino también a la población practicante ya que llegaron incluso a clausurarse Templos y a
restringirse los servicios, al punto de obligar a la población a hacerlos en la
clandestinidad.Tomás Garrido Canabal del estado de Tabasco decretó normas que obligaban
a los "ministros del culto" a ser casados para poder oficiar, y en Tamaulipas se prohibió oficiar a los
sacerdotes extranjeros.
La
Iglesia intentó reunir dos millones de firmas para proponer una reforma
constitucional pero la petición de los católicos mexicanos fue rechazada. La radicalización hizo entonces que en zonas de los estados de Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Aguas Calientes, Nayarit Colima, Michoacán y parte de San Luis Potosó al igual que Zacatecas, en la Ciudad de México y en la penísula de Yucatán creciera un
movimiento social que reivindicaba los derechos de libertad de culto en México.
La dirigencia del movimiento, creyó viable una salida militar, y en enero de 1927 las primeras
guerrillas estuvieron compuestas por campesinos y las proclamas de ¡Viva Cristo Rey!, y Viva Santa María de Guadalupe!, eran lanzadas por quienes fueron conocidos como los cristeros. Los cristeros articularían
rápidamente una serie de descontentos locales de la Revolución Mexicana, y la Cristiada, logró usar
eficazmente los símbolos religiosos que estaban arraigados en México como la Virgen de Guadalupe.
El 14
de agosto de 1926, don Pedro Quintanar, en Valparaíso,
Zacatecas, y Aurelio Acevedo con sus amigos preparaban un alzamiento, pero el
gobierno realizó la movilización en Peñitas y Peñas Blancas y pronto con los de
Quintanar entrarían en combate el 29 de agosto a Huejuquilla El Alto (Jalisco). De esta manera comenzó
la primera lucha cristera con el grito ahora triunfante de: ¡Viva Cristo
Rey! Los alzamientos se dieron en Jalisco, Nayarit, Zacatecas, Guanajuato y Michoacán el año 1926, y se les sumó
casi la totalidad del centro del país de manera que hacia 1927, las fuerzas cristeras rondaban los 12 mil
efectivos y dos años después, en 1929, habían alcanzado los 20 mil. Los obispos
mexicanos, con contadas excepciones se distanciaron del movimiento armado,
desconocieron a la Liga y trataron de negociar la paz con el gobierno de Calles
con mediación del gobierno de los Estados Unidos. En 1928 luego de la reforma de la
Constitución de 1917, la Revolución Mexicana decía decía "Sufragio
efectivo, no reelección", pero el ex presidente Älvaro Obregón quien estaba retirado en Sonora, a instancias de
Plutarco Elías Calles, aceptó que el Congreso modificara la Constitución para
permitir su reelección y a pesar de las protestas, los atentados y una
sublevación católica por esa decisión, Obregón el 1 de julio de 1928, ganó por
amplia mayoría. Obregón no llegaría a gobernar, pues mientras comía con sus
correligionarios en el restaurante La Bombilla, en villa de San Ángel, D.F. de
México, un fanático católico llamado José de León Toral lo asesinó.
El ejército cristero estaba compuesto por
peones y aparceros rurales, dirigidos por antiguos militares revolucionarios, algunos
de ellos ex partidarios de Pancho Villa y de Emiliano Zapata. También algunos
sacerdotes combatirían contra la política laica del presidente Plutarco Elías
Calles y luego de su sucesor, Emilio Portes Gil. En enero de 1927 comenzó el
alzamiento civil, y a partir de aquel momento, no les dejó más remedio que la
guerra. Los hombres provenientes del campo eran civiles y soldados
principalmente, mientras que los cristeros de las ciudades se encargaban principalmente
de la organización, la propaganda y el aprovisionamiento. A pesar de las
limitaciones en los insumos, en tres años los cristeros pasaron de ser la
partida anárquica de un verdadero ejército constituido, que llegaron a derrotar
en igualdad de fuerzas a las tropas federales. El fanatismo jugó un papel importante
e hizo que el levantamiento tuviera diferentes características dependiendo de
la región, aunque no hay que confundir la fe religiosa con la vocación militar.
Los destacamentos se ubicaban alrededor del país: Michoacán.- 12,000
combatientes. La división del Sur contaba con 9 regimientos y la Brigada de los
Altos con 5 regimientos. Jalisco: 10,000 combatientes. Guanajuato y Querétaro:
4,000. 2 regimientos para la Brigada de la Cruz en Sierra Gorda. Zacatecas: 5,400.
Los 5 regimientos de la Brigada Quintanar, 3 de Chema Gutiérrez, Felipe Sánchez
y Pedro Sandoval. Nayarit y Sinaloa.- 2,500 combatientes. Volcanes de Colima:
2,000 combatientes. 6 regimientos. Durango, de 1,500 a 3,000. Guerrero, de
2,000 a 4,000. Oaxaca: 1,500 México, Morelos y Distrito Federal: 1,000. Brigada
Mendoza. Puebla, Tlaxcala y Veracruz: 1,000. Tehuantepec: 800 combatientes.
El 21 de junio de 1929 llegó a la presidencia de
la república Emilio Portes Gil. quien comenzó una negociación,
en la que participó el embajador estadounidense Dwigh Morrow. La santa Sede designó al obispo de Tabasco Pascual Díaz Barreto como "intermediario oficial"
para solucionar el conflicto. Se lograría un acuerdo de amnistía general para
todos los levantados en armas que quisieran rendirse. Curiosamente, el más decidido
de los obispos en contra del acuerdo fue monseñor Leopoldo Lara y Torres,
obispo de Tacámbaro en Michoacán. La Liga y la mayoría de los efectivos de los
ejércitos cristeros no aceptaron el acuerdo, y de unas 50 mil personas
involucradas directa o indirectamente en las acciones militares, sólo 14 mil
depusieron las armas. Bajo la fuerte presión del gobierno de Estados Unidos, el presidente Portes Gil anunció que la Iglesia católica se sometería
a la ley.
Calles, presionado por los efectos devastadores de la crisis de 1929 pronunció el así llamado Grito de Guadalajara, el 21 de julio de 1934, Calles, era el "jefe
máximo de la Revolución mexicana" e hizo un llamado para que Revolución,
triunfante en lo militar, se trasladara al ámbito de la conciencia, de la
educación y de la educación de los niños. El Grito de Guadalajara marcó el
inicio de una serie de reformas al sistema educativo mexicano que culminarían
con el proyecto de la así llamada "educación socialista".
El Grito de Guadalajara, no fue suficiente y el
gobierno decidiría no aplicar la legislación en materia de cultos y a centralizar, una vez más en la figura del
presidente, el manejo de la relación con la Iglesia. Los obispos mexicanos
"ungieron" alarzobispo de México como interlocutor con las
autoridades federales. En el periodo 1927-1951 la representación de la Santa
Sede en México fue ejercida sucesivamente por los arzobispos, Pascual Díaz Barreto (de Morelia de 1936 a
1941) y Luís María Martínez (de la ciudad de México de
1941 a 1951). Las autoridades civiles que optaban por no aplicar las leyes y
las autoridades religiosas que decidieron no disputar de manera pública las
condiciones que les habían sido impuestas. La guerra cristera dejó una huella profunda
en la vida pública mexicana. Las autoridades civiles debieron reconocer la
imposibilidad práctica del modelo de relaciones Estado-Iglesia definido por la
original Constitución de 1917; durante el gobierno de Lázaro Cárdenas
(1934–40). Muchos cristeros se levantaron en armas nuevamente, seguidos de
otros católicos, y maestros desarmados se encontraron entre los principales
blancos de las atrocidades asociadas con los cristeros durante este periodo. Los
maestros rurales no participaron en el conflicto armado, algunos no aceptaron
dejar sus escuelas y a muchos se les cortaron las orejas y se les conocería
como los "maestros desorejados". Se ha calculado que al menos 300 maestros
fueron asesinados entre los años 1935 y 1939.
Cristiada es una película mexicana
dirigida por Dean Wright y escrita por Michael James Love. Cristiada es la película más costosa en la historia del cine
mexicano, (110 millones de pesos), superando así el costo de Arráncame la vida
(2008), que fue de 85 millones de pesos. La película se basa en hechos reales
de la Guerra Cristera (1926-1929), aunque tiene importantes diferencias con la
realidad histórica. La película fue el debut de Wright como director. El filme
está protagonizado por Andy García, Eva Longoria y Peter O¨Toole. Aunque la
estrategia militar y las dudas personales de Enrique Gorostieta (Andy García),
el movimiento alterno civil, los intereses de Estados Unidos y la revuelta
armada ocupan el mayor tiempo en pantalla, y todo pasa a segundo término ante
el fervor de un niño mártir, (Lalito), que se mantiene ante las presiones
sociales y militares. La película puede parecer tendenciosa, y raya más en la
ficción, lejos de ser un documento histórico. La ambientación de distintas
poblaciones del país donde existió el movimiento cristero, los vestuarios, la
utilería y las referencias al contexto de principios del siglo XX en México
desde una perspectiva cinematográfica es una realización cuidada, pero que más
inclinada a ser una cinta comercial y popular.
Maracaibo,
5 de octubre del 2016
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