El Tristram Shandy, de Stern y
la traducción de Javier Marías
Laurence Sterne publicó La vida y las opiniones del caballero Tristram
Shandy (1759-1767) en nueve volúmenes,
los dos primeros en diciembre de 1759 y los siete siguientes a lo largo de los
ocho siguientes años. Narrada en primera persona, de un modo intrincado,
humorístico, desarreglado y picaresco, la novela pretende ser la autobiografía
del narrador, Tristram Shandy. Sin
embargo, quien narra, recurre una y otra vez a digresiones y anécdotas que serán
la esencia de la novela. Al desviar el hilo conductor continuamente, impiden
cualquier avance lineal en la trama y así la novela, se va extendiendo
alrededor de las curiosas peripecias de muchos personajes relacionados con el
narrador, de quienes Sterne hace un retrato humorístico. La publicación de esta
novela se vio truncada por el fallecimiento del autor en 1768. La correspondencia
del propio Sterne, parece señalar que él pensaba retomar la obra en algún
momento, por lo que algunos consideran que su obra quedó inacabada. No
obstante, en contra de esta opinión, muchos consideran al Tristram Shandy como una novela concluida.
En el Tristram Shandy, Sterne hace parodia y
experimentación jugando con las estructuras narrativas en boga durante el siglo
XVIII, de manera que el narrador no puede seguir el orden temporal de las
vicisitudes narradas, sino que las encadena principalmente por asociación de
ideas, en la que Sterne hace empleo una y otra vez de pausas y retrocesos con
los que cualquier intento de sostener una línea argumental clásica se ve
pretendidamente truncado. Al narrarla en primera persona, y ofrecer la historia
como una suerte de reflexión personal, el escritor va a crear una primera forma
de lo que posteriormente se llamará el monólogo interior. Sterne, como antes
hiciera Miguel de Cervantes, crea una desmitificación de los géneros literarios
más en boga en su tiempo, y la influencia de Cervantes y de Rabelais se deja
sentir también en el humor preponderante en la obra, de aires muy cervantinos,
y que Sterne relaciona con las humoradas de Rabelais. Las grandes influencias
que marcan la obra son los ya mencionados Rabelais y Cervantes, además de Locke,
la Anatomía de la melancolía de Robert Burton y los Ensayos de Montaigne.
Tristram Shandy influirá sobre
ciertas corrientes de la literatura posterior. En el Ulises de Joyce se emplean los recursos que Sterne ya había usado y
son muy evidentes los ecos del sentimentalismo de Sterne en autores como
Virginia Woolf e Italo Calvino. Sobre todo algunos aspectos de la poética
sterniana fascinarán a muchos autores creando algo que ha sido definido como “el
efecto Sterne”. Los alcances de Tristram
Shandy no se limitan a lo escrito en su misma lengua, la obra tuvo un
impacto considerable en la literatura española y latinoamericana. Durante la
década de los 60 existió una tendencia a crear «obras interactivas», heredando
la técnica shandiana en la búsqueda de nuevos modos de expresión. Cuando Julio
Cortázar publicó Rayuela en 1963, en
ella confluyen el tono sugerente, las llamadas al lector, los asteriscos y los espacios
en blanco para que sea el lector quien los interprete y rellene como desee, y de
paso implicar al lector en la novela haciendo de él un conspirador con el autor
en el desarrollo de la obra, recursos estos que nos remiten al Tristram Shandy, de quien Cortázar hace
referencia explícita en La vuelta al día
en ochenta mundos (1967). Las estrategias metaficcionales de Jorge Luis
Borges como la posibilidad de inventar textos y autores para sus relatos, podrían
verse también influenciados por Sterne aunque puede que la relación en el caso
de Borges sea más indirecta que por ejemplo la que se ha descrito con José
Lezama Lima, escritor influido por Sterne, particularmente en su novela Paradiso, como también puede
decirse de Guillermo Cabrera Infante en
su obra Tres tristes tigres.
La primera traducción al español de
Tristram Shandy estuvo a cargo de
José Antonio López de Letona y se publicó en 1975 en Madrid. Una segunda
traducción a cargo de Ana María Aznar se publicó en 1976 editada por Planeta y
una tercera versión se editó dos años más tarde por el sello Alfaguara. Esta
traducción de Javier Marías obtuvo el Premio de Traducción Fray Luis de León en
1979. Josu Lapresa publicó (Gentleman,
marzo de 2012) sobre sobre las dificultades de la hazaña que representó el
trabajo del prestigioso escritor y traductor al castellano Javier Marías, quien
comentaría… “Cuando uno traduce un libro, aunque lo haya leído antes con atención,
se da cuenta de mil detalles más. Al traducirlo me pareció una obra mucho más
compleja y ambiciosa, y percibí en mayor medida el extraordinario ritmo de la
prosa, así como la caracterización de los personajes principales, bastante más
profunda de lo que parece a primera vista”. Tras otras digresiones
Marías afirma: “En Tristram Shandy aprendí que el tiempo de la novela es justamente el
tiempo que en la vida real no puede existir. Que en la novela se puede jugar
con la duración, que se puede detener la acción e incluso el tiempo mismo, sin
por ello perder el interés del lector. Que una digresión aparente es a veces
parte del argumento o historia, o eso se descubre más tarde”.
Tristram Shandy es una obra literaria igualmente
novedosa en cuanto a contenidos y también reclamará el lugar del sentimentalismo en la
literatura. Así, el sentimentalismo que el autor utiliza emocionadamente, no es
el usado por la tradición literaria de la primera época ilustrada, más racional
y menos sentida. Sterne no se limita a contar historias de carácter sentimental
sino que empleará para despertar emociones hasta recursos gráficos, como una
página completamente en negro, para evocar diversos sentimientos o sensaciones
(en ese caso, la muerte), de una forma muy novedosa. En este sentido, hay que
destacar que hay quienes también han visto a Sterne como uno de los padres de
la novela sentimental.
Maracaibo, 1 de octubre del año 2016
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