sábado, 1 de octubre de 2016

El Tristram Shandy y la traducción de Javier Marías




El Tristram Shandy, de Stern y la traducción de Javier Marías

Laurence Sterne publicó La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy (1759-1767) en nueve volúmenes, los dos primeros en diciembre de 1759 y los siete siguientes a lo largo de los ocho siguientes años. Narrada en primera persona, de un modo intrincado, humorístico, desarreglado y picaresco, la novela pretende ser la autobiografía del narrador, Tristram Shandy. Sin embargo, quien narra, recurre una y otra vez a digresiones y anécdotas que serán la esencia de la novela. Al desviar el hilo conductor continuamente, impiden cualquier avance lineal en la trama y así la novela, se va extendiendo alrededor de las curiosas peripecias de muchos personajes relacionados con el narrador, de quienes Sterne hace un retrato humorístico. La publicación de esta novela se vio truncada por el fallecimiento del autor en 1768. La correspondencia del propio Sterne, parece señalar que él pensaba retomar la obra en algún momento, por lo que algunos consideran que su obra quedó inacabada. No obstante, en contra de esta opinión, muchos  consideran al Tristram Shandy como una novela concluida.

En el Tristram Shandy, Sterne hace parodia y experimentación jugando con las estructuras narrativas en boga durante el siglo XVIII, de manera que el narrador no puede seguir el orden temporal de las vicisitudes narradas, sino que las encadena principalmente por asociación de ideas, en la que Sterne hace empleo una y otra vez de pausas y retrocesos con los que cualquier intento de sostener una línea argumental clásica se ve pretendidamente truncado. Al narrarla en primera persona, y ofrecer la historia como una suerte de reflexión personal, el escritor va a crear una primera forma de lo que posteriormente se llamará el monólogo interior. Sterne, como antes hiciera Miguel de Cervantes, crea una desmitificación de los géneros literarios más en boga en su tiempo, y la influencia de Cervantes y de Rabelais se deja sentir también en el humor preponderante en la obra, de aires muy cervantinos, y que Sterne relaciona con las humoradas de Rabelais. Las grandes influencias que marcan la obra son los ya mencionados Rabelais y Cervantes, además de Locke, la Anatomía de la melancolía de Robert Burton y los Ensayos de Montaigne.

Tristram Shandy influirá sobre ciertas corrientes de la literatura posterior. En el Ulises de Joyce se emplean los recursos que Sterne ya había usado y son muy evidentes los ecos del sentimentalismo de Sterne en autores como Virginia Woolf e Italo Calvino. Sobre todo algunos aspectos de la poética sterniana fascinarán a muchos autores creando algo que ha sido definido como “el efecto Sterne”. Los alcances de Tristram Shandy no se limitan a lo escrito en su misma lengua, la obra tuvo un impacto considerable en la literatura española y latinoamericana. Durante la década de los 60 existió una tendencia a crear «obras interactivas», heredando la técnica shandiana en la búsqueda de nuevos modos de expresión. Cuando Julio Cortázar publicó Rayuela en 1963, en ella confluyen el tono sugerente, las llamadas al lector, los asteriscos y los espacios en blanco para que sea el lector quien los interprete y rellene como desee, y de paso implicar al lector en la novela haciendo de él un conspirador con el autor en el desarrollo de la obra, recursos estos que nos remiten al Tristram Shandy, de quien Cortázar hace referencia explícita en La vuelta al día en ochenta mundos (1967). Las estrategias metaficcionales de Jorge Luis Borges como la posibilidad de inventar textos y autores para sus relatos, podrían verse también influenciados por Sterne aunque puede que la relación en el caso de Borges sea más indirecta que por ejemplo la que se ha descrito con José Lezama Lima, escritor influido por Sterne, particularmente en su novela Paradiso, como también puede decirse  de Guillermo Cabrera Infante en su obra Tres tristes tigres.

La primera traducción al español de Tristram Shandy estuvo a cargo de José Antonio López de Letona y se publicó en 1975 en Madrid. Una segunda traducción a cargo de Ana María Aznar se publicó en 1976 editada por Planeta y una tercera versión se editó dos años más tarde por el sello Alfaguara. Esta traducción de Javier Marías obtuvo el Premio de Traducción Fray Luis de León en 1979.  Josu Lapresa publicó (Gentleman, marzo de 2012) sobre sobre las dificultades de la hazaña que representó el trabajo del prestigioso escritor y traductor al castellano Javier Marías, quien comentaría… Cuando uno traduce un libro, aunque lo haya leído antes con atención, se da cuenta de mil detalles más. Al traducirlo me pareció una obra mucho más compleja y ambiciosa, y percibí en mayor medida el extraordinario ritmo de la prosa, así como la caracterización de los personajes principales, bastante más profunda de lo que parece a primera vista”. Tras otras digresiones Marías afirma: “En Tristram Shandy aprendí que el tiempo de la novela es justamente el tiempo que en la vida real no puede existir. Que en la novela se puede jugar con la duración, que se puede detener la acción e incluso el tiempo mismo, sin por ello perder el interés del lector. Que una digresión aparente es a veces parte del argumento o historia, o eso se descubre más tarde”. 

Tristram Shandy es una obra literaria igualmente novedosa en cuanto a contenidos y también reclamará el lugar del sentimentalismo en la literatura. Así, el sentimentalismo que el autor utiliza emocionadamente, no es el usado por la tradición literaria de la primera época ilustrada, más racional y menos sentida. Sterne no se limita a contar historias de carácter sentimental sino que empleará para despertar emociones hasta recursos gráficos, como una página completamente en negro, para evocar diversos sentimientos o sensaciones (en ese caso, la muerte), de una forma muy novedosa. En este sentido, hay que destacar que hay quienes también han visto a Sterne como uno de los padres de la novela sentimental.

Maracaibo, 1 de octubre del año 2016

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