La
belleza del conjunto de islas rocosas de San Domino, son visitadas por los
turistas, quienes se acercan al archipiélago Tremiti no solo para disfrutar de
la paz y calma de este remoto lugar, sino recientemente, algunos italianos se
reunieron para recordar la isla que fue creada por el fascismo de Mussolini y
para poder ahora celebrar una pequeña ceremonia destinada a recordar el vergonzoso
episodio que tuvo lugar en estas islas hace ya más de 70 años.
A
finales de la década de 1930, los hombres homosexuales parecían socavar la
imagen que el dictador Benito Mussolini quería proyectar de la hombría
italiana. Lorenzo Benadusi profesor de historia de la Universidad de Bérgamo,
afirmaba: "El fascismo es un régimen
viril. Por eso los italianos son fuertes, masculinos, y es imposible que la
homosexualidad pueda existir en un régimen fascista". Pero, pese al fascismo, la homosexualidad existía y para
ocultar el asunto lo máximo posible, no se atrevieron a aprobar leyes
discriminatorias y la estrategia diseñada fue ocultar el asunto lo máximo
posible. Se creó un clima que permitió reprimir enérgicamente las
manifestaciones abiertas de homosexualidad.
En la ciudad siciliana de Catania, un prefecto de policía,
aprovechó para escribir su impresión: “Observamos
que muchos bailes públicos, playas y lugares de montaña reciben a muchos de
estos enfermos, y que jóvenes de todas las clases sociales buscan su compañía”.
Decidido a detener esta "propagación
de la degeneración" en su ciudad "o
al menos contener tal aberración sexual que ofende la moralidad y que es desastrosa
para la salud pública y el mejoramiento de la raza". Para concluir
diciendo que: "Este mal necesita ser
atacado y quemado desde su raíz".
En Catania, alrededor de 45 hombres considerados homosexuales
fueron detenidos y enviados al exilio interno en 1938, hasta que finalmente se
enviarían a unos 600 kilómetros de distancia, en la isla de San Domino, en
Tremitis. En la actualidad hay pocos relatos detallados de lo que ocurrió allí,
pero Gianfranco Goretti y Tommaso Giartosi en su libro La isla y la ciudad, hablan de decenas de hombres, no todos de
Catania, quienes soportaron las duras condiciones en San Domino.
Carmela Santoro, una isleña que era apenas una niña cuando
comenzaron a llegar los exiliados homosexuales, relata que … “Llegaban
esposados y los alojaban en dormitorios grandes y espartanos, sin electricidad
ni agua corriente. "Teníamos
curiosidad porque las llamaban 'las niñas'", dice "Íbamos a verlos
bajar del barco... todos vestidos elegantemente en verano, con pantalones
blancos y sombreros."Y los observábamos con asombro: '¡Miren cómo se
mueven!'. Pero no teníamos contacto con ellos."
Attilio Carducci, habitante de las islas de San Domino, recuerda
cómo todos los días sonaba una campana a las 20 horas, cuando a los hombres ya
no se les permitía salir."Estaban
encerrados en los dormitorios y bajo la supervisión de la policía",
explica. “Mi padre siempre hablaba bien
de ellos. Nunca tuvo nada malo que decir sobre ellos, y era el representante
fascista local”. Los prisioneros sabían que la exposición de su
homosexualidad habría causado vergüenza y angustia a sus familias en sus
pueblos y ciudades profundamente conservadores.
Un
veterano de San Domino, publicaría hace muchos años en la revista gay
“Babilonia”, y dijo que en cierto modo los hombres estaban mejor en la isla. "En aquellos días”, -en su ciudad
natal cerca de Nápoles- “Si eras
una femminella (en el argot
italiano, así designaban al hombre homosexual) ni siquiera podías salir de casa o hacerte notar: la policía te
arrestaba". “En la isla, en
cambio, celebrábamos el día de nuestro santo o la llegada de alguien nuevo...
Hacíamos teatro, y allí podíamos vestirnos de mujer y nadie nos decía nada”.
También dijo que por supuesto, hubo romances, e incluso peleas por amantes.
Algunos de los pocos relatos ofrecidos por antiguos exiliados
dejan claro que la vida no era del todo mala en San Domino. Parece que el
régimen penitenciario diario era comparativamente relajado, De esta manera, sin
quererlo, los fascistas de Mussolini, habían creado un rincón en Italia donde
como era lógico, se esperaba que los confinados pudiesen ser abiertamente gays
y por primera vez en sus vidas, estos hombres estaban en un lugar donde podían
ser ellos mismos, libres del estigma que normalmente los rodeaba en la
devotamente católica Italia de los años 30.
Recientemente, un grupo de activistas por los derechos de gays y
lesbianas que se reunió en el archipiélago colocó una placa en memoria de los
exiliados, como un recordatorio permanente de la persecución de los
homosexuales por parte de Mussolini. "Esto
es necesario, porque nadie habla de lo que ocurrió en esos años"… Además
señalarían que: “El sufrimiento no ha
terminado para la comunidad gay italiana, ahora no están encadenados ni enviados a islas, pero incluso ahora, a
los homosexuales no se les considera ciudadanos de primera clase.
En Maracaibo el lunes 11 de agosto del
2025
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