Javier
Cercas nos contaba que el fundador del
género fue Cervantes con su Don Quijote,
creando “un género de géneros donde caben
todos los géneros”. En el siglo XIX Sterne, Diderot, Balzac estaban ya en
el asunto cuando en la segunda mitad del siglo llegaría Flaubert escribiendo
antes de que el molde lo rompiese ya en el siglo XX James Joyce, con su
monologo interior y Kafka en Praga crearía la pesadilla de Gregorio Samsa
mientras Thomas Mann en Alemania mostraría en un sanatorio para tuberculosos su
monumental mágica montaña.
Escritores
con un sentido periodístico como Tom Wolfe y luego Truman Capote mostrarían
otra cara de la literatura en tanto que Kundera organizando las cosas decide
dividir el tiempo de escribir, sencillamente, en: Cervantes y sus seguidores,
ya que después, todos serían tan solo sus seguidores, los novelistas de la
modernidad y Borges, con Pierre Menard el
autor del Quijote, crea esa mezcla de relato y ensayo nos mostraría su
peculiar estilo…
Cercas
nos muestra en sus escritos alrededor de “el
punto ciego” que es el Quijote donde se inicia la novela moderna, aunque no
podemos pasar por alto el hecho cierto de que cincuenta años antes ya se había
publicado El lazarillo de Tormes (https://surli.cc/ytabem) que dará origen a un subgénero
literario, la novela picaresca, esta obra es una epopeya del hambre, de quienes se preocupaban solamente de
su subsistencia, en concordancia con la tradición realista de la literatura
española, revitalizada para aquel entonces por La Celestina.
Según Cercas, la novela no es un
entretenimiento; en
realidad, todos fingen que estos relatos ficticios son reales y he aquí el
meollo del asunto… La novela es el territorio para que germine la imaginación,
y veremos ponerle a Don Quijo y a Sancho sus vidas propias, como si realmente
hubiesen existido. La novela no es un entretenimiento, es un utensilio para la
exploración y el conocimiento de lo humano y podría confundirse con la historia:
pero no; la novela es una herramienta de investigación existencial.
Historia
y literatura persiguen objetivos distintos; aunque ambas busquen la verdad, son
verdades opuestas. No es lo mismo un novelista que un historiador, y Cercas
califica a todas sus novelas con el curioso común denominador de “historias
de punto ciego”. Así, titularía sus conferencias dictadas en
Weidendenfeld en el año 2015 cuando utilizo la novela Moby Dick de Herman
Melville para señalar características especiales donde debemos reconocer
algunas verdades: el español no abunda en grandes novelas. Nuestra tradición
novelística en muy rica en poesía y en dramaturgia; los ingleses, franceses,
alemanes y rusos prendieron la lección de El Quijote de Cervantes, ellos lo
entendieron, pero en España pareciera que se nos escapó de entre las manos,
En
la primera mitad del siglo XX tuvimos a Azorin y a Baroja y recordemos que en
el siglo XVII y XVIII tuvimos en España grandes prosistas, pero ellos no eran
novelistas. Las novelas de Valle Inclán o de Unamuno no se pueden calificar
como “grandes novelas”; no estábamos a la altura de Joyce, ni de Kafka, de
Faulkner o de Proust. Con Vargas Llosa, los escritores latinoamericanos
comenzarían a modificar las cosas dentro de nuestro idioma. Las novelas de
Vargas Llosa, son de verdad: novelas. La novela es “forma” y la verdad, o la no
verdad de lo que se cuenta dependerá de esa especial forma de escribir, o sea,
de la manera cómo va a estar relatada la novela.
Es
en la forma, donde está el secreto para crear una realidad ficticia, que sea
tan convincente como si fuese una “realidad real”, o sea; verdadera. Hay una
paradoja en lo que Javier Cercas define como “novelas de punto ciego”; en este
tipo de escritura, llega un momento cuando se formula una pregunta y el resto
de la novela consistirá en el intento por responderla, hasta el final cuando se
entiende que la respuesta es que no hay respuesta. Desde el inicio hay algo que
merece ser respondido y aunque no se sabe con exactitud que es, al final se aclarará,
pero no con una verdadera respuesta; así que será la propia búsqueda de la
respuesta la que lleva el ritmo en el libro y usualmente es ambigua y a menudo
contradictoria, incluso de una gran complejidad.
En
el Quijote… ¿Está loco Alonso Quijano? Es cierto que parece loco, pero, ¿estará
cuerdo? No lo sabemos… Este es “el punto ciego” ¿Qué representa la ballena Moby Dick? La respuesta
debe ser ambigua, retorica, y hasta contradictoria… Con igual sesgo podríamos
examinar a Moby Dick, es toda una lucha en la novela e igual podemos analizar
en El Proceso de Kafka, ¿De que se le acusa a Josef K? ¿Es Josef K. inocente o culpable? La otra vuelta de
tuerca de Henry James es otra novela que Cercas considera de “punto ciego”, y
hasta su historia de una mujer en Retrato de una dama James puede, usar
interrogantes de punto ciego como una duda existencial o ambigüedad en las
decisiones, como en la Lolita de Nabokov donde giran las interrogantes
alrededor del profesor Humbert Humbert y su real conexión con Dolores, o… ¿Quién asesina al Esclavo en La
ciudad y los perros? de Vargas Llosa.
Sobre
Javier Cercas hemos hablado varias veces en este blog, desde el año 2015 con
Soldados de Salamina (https://surl.lu/huqlfb)
hasta el tema (https://surl.li/eikfao
) del punto ciego... Recientemente en una
conversación con Jordi Gracia
en El País, le advierte de cómo será examinado
su más reciente novela “El loco de Dios
en el fin del mundo”(2025) Ramdon House Edts. Revisado hace poco en este
blog (https://surl.lu/yrlprq ). Para quien
se identifica como nietzscheano, ateo y anticlerical, Cercas describe al loco
de Dios Francisco Bergoglio para intentar entenderlo mediante “una novela sin
ficción”…
En Maracaibo, el sábado
9 de agosto del 2025
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