sábado, 9 de agosto de 2025

Orígenes de la novela


Javier Cercas nos contaba que el fundador del género fue Cervantes con su Don Quijote, creando “un género de géneros donde caben todos los géneros”. En el siglo XIX Sterne, Diderot, Balzac estaban ya en el asunto cuando en la segunda mitad del siglo llegaría Flaubert escribiendo antes de que el molde lo rompiese ya en el siglo XX James Joyce, con su monologo interior y Kafka en Praga crearía la pesadilla de Gregorio Samsa mientras Thomas Mann en Alemania mostraría en un sanatorio para tuberculosos su monumental mágica montaña.

Escritores con un sentido periodístico como Tom Wolfe y luego Truman Capote mostrarían otra cara de la literatura en tanto que Kundera organizando las cosas decide dividir el tiempo de escribir, sencillamente, en: Cervantes y sus seguidores, ya que después, todos serían tan solo sus seguidores, los novelistas de la modernidad y Borges, con Pierre Menard el autor del Quijote, crea esa mezcla de relato y ensayo nos mostraría su peculiar estilo…

Cercas nos muestra en sus escritos alrededor de “el punto ciego” que es el Quijote donde se inicia la novela moderna, aunque no podemos pasar por alto el hecho cierto de que cincuenta años antes ya se había publicado El lazarillo de Tormes (https://surli.cc/ytabem) que dará origen a un subgénero literario, la novela picaresca, esta obra es una epopeya del hambre, de quienes se preocupaban solamente de su subsistencia, en concordancia con la tradición realista de la literatura española, revitalizada para aquel entonces por La Celestina.

Según Cercas, la novela no es un entretenimiento; en realidad, todos fingen que estos relatos ficticios son reales y he aquí el meollo del asunto… La novela es el territorio para que germine la imaginación, y veremos ponerle a Don Quijo y a Sancho sus vidas propias, como si realmente hubiesen existido. La novela no es un entretenimiento, es un utensilio para la exploración y el conocimiento de lo humano y podría confundirse con la historia: pero no; la novela es una herramienta de investigación existencial.

Historia y literatura persiguen objetivos distintos; aunque ambas busquen la verdad, son verdades opuestas. No es lo mismo un novelista que un historiador, y Cercas califica a todas sus novelas con el curioso común denominador de “historias de punto ciego”. Así, titularía sus conferencias dictadas en Weidendenfeld en el año 2015 cuando utilizo la novela Moby Dick de Herman Melville para señalar características especiales donde debemos reconocer algunas verdades: el español no abunda en grandes novelas. Nuestra tradición novelística en muy rica en poesía y en dramaturgia; los ingleses, franceses, alemanes y rusos prendieron la lección de El Quijote de Cervantes, ellos lo entendieron, pero en España pareciera que se nos escapó de entre las manos,

En la primera mitad del siglo XX tuvimos a Azorin y a Baroja y recordemos que en el siglo XVII y XVIII tuvimos en España grandes prosistas, pero ellos no eran novelistas. Las novelas de Valle Inclán o de Unamuno no se pueden calificar como “grandes novelas”; no estábamos a la altura de Joyce, ni de Kafka, de Faulkner o de Proust. Con Vargas Llosa, los escritores latinoamericanos comenzarían a modificar las cosas dentro de nuestro idioma. Las novelas de Vargas Llosa, son de verdad: novelas. La novela es “forma” y la verdad, o la no verdad de lo que se cuenta dependerá de esa especial forma de escribir, o sea, de la manera cómo va a estar relatada la novela.

Es en la forma, donde está el secreto para crear una realidad ficticia, que sea tan convincente como si fuese una “realidad real”, o sea; verdadera. Hay una paradoja en lo que Javier Cercas define como “novelas de punto ciego”; en este tipo de escritura, llega un momento cuando se formula una pregunta y el resto de la novela consistirá en el intento por responderla, hasta el final cuando se entiende que la respuesta es que no hay respuesta. Desde el inicio hay algo que merece ser respondido y aunque no se sabe con exactitud que es, al final se aclarará, pero no con una verdadera respuesta; así que será la propia búsqueda de la respuesta la que lleva el ritmo en el libro y usualmente es ambigua y a menudo contradictoria, incluso de una gran complejidad.

En el Quijote… ¿Está loco Alonso Quijano? Es cierto que parece loco, pero, ¿estará cuerdo? No lo sabemos… Este es “el punto ciego” ¿Qué representa la ballena Moby Dick? La respuesta debe ser ambigua, retorica, y hasta contradictoria… Con igual sesgo podríamos examinar a Moby Dick, es toda una lucha en la novela e igual podemos analizar en El Proceso de Kafka, ¿De que se le acusa a Josef K? ¿Es Josef K. inocente o culpable? La otra vuelta de tuerca de Henry James es otra novela que Cercas considera de “punto ciego”, y hasta su historia de una mujer en Retrato de una dama James puede, usar interrogantes de punto ciego como una duda existencial o ambigüedad en las decisiones, como en la Lolita de Nabokov donde giran las interrogantes alrededor del profesor Humbert Humbert y su real conexión con Dolores, o… ¿Quién asesina al Esclavo en La ciudad y los perrosde Vargas Llosa.

Sobre Javier Cercas hemos hablado varias veces en este blog, desde el año 2015 con Soldados de Salamina (https://surl.lu/huqlfb) hasta el tema (https://surl.li/eikfao ) del punto ciego... Recientemente en una conversación con Jordi Gracia en El País, le advierte de cómo será examinado su más reciente novela “El loco de Dios en el fin del mundo”(2025) Ramdon House Edts. Revisado hace poco en este blog  (https://surl.lu/yrlprq ). Para quien se identifica como nietzscheano, ateo y anticlerical, Cercas describe al loco de Dios Francisco Bergoglio para intentar entenderlo mediante “una novela sin ficción”…

En Maracaibo, el sábado 9 de agosto del 2025

No hay comentarios: