Eratóstenes (276-195 a. C.) era natural de Cirene, en el norte de África (la actual Shahhat, en Libia), un próspero centro comercial griego situado en la costa del mar Mediterráneo y como la mayoría de los filósofos de la antigüedad poseía conocimientos que abarcaban diversas disciplinas. Eratóstenes es también llamado el Padre de la Geografía ya que fue el primero en escribir una obra completa sobre el tema y aunque se le atribuye a Aristóteles el primer cálculo del tamaño de la Tierra, fue Eratóstenes, quien hizo el cálculo y además describió la inclinación axial del globo terráqueo.
Eratóstenes, era astrónomo, geógrafo, matemático y poeta y se le reconoce su innovación matemática, en la Criba de Eratóstenes, que identificaba los números primos, así como también es famoso por haber ejercido el cargo de director de la Biblioteca de Alejandría. De joven, enviaron a Eratóstenes a estudiar en la Academia de Platón, en Atenas, bajo la dirección de Arcesilao (c. 316-240 a. C.), quien había instituido en la escuela el sistema del escepticismo académico por el que se animaba a la gente a cuestionar el "conocimiento" y a poner a prueba por sí mismos, las conclusiones aceptadas sobre el mundo en lugar de repetir lo que otros habían afirmado como verdad.
Ptolomeo III Euergetes (quien reinó del 246 al 222 a.C.) llamó a Eratóstenes, para que viajase a Egipto para ser el director de la famosa biblioteca de Alejandria, y allí Eratóstenes permanecería el resto de su vida. Allí realizó sus cálculos sobre la circunferencia de la Tierra y escribió sus obras más conocidas, los tres volúmenes sobre geografía por lo que se atribuye la acuñación de ese término. Fue amigo del inventor y matemático Arquímedes (287-212 a.C.) y ambos se alentaron mutuamente en sus trabajos.
Arquímedes... (¿Recuerdan al que dijo “eureka” en la bañera?) se centró en la física, la astronomía y las innovaciones de la ingeniería, mientras Eratóstenes se dedicó a todo lo que le interesaba por lo que fue apodado Beta (segunda letra del alfabeto griego) por ser el segundo mejor en todo. A los ochenta años, empezó a perder la vista y, sintiendo que ya no tenía motivos para vivir, se mató de hambre. A Eratóstenes se lo recuerda como uno de los mayores polímatas de la antigüedad.
Eratóstenes era hijo de un tal Aglaos, de Cirene, ciudad establecida como colonia griega en el norte de África en el año 631 a.C., que se convirtió en un próspero puerto comercial y se estableció como república a mediados del siglo V a.C., hasta que fue tomada por Alejandro Magno y tras su muerte en el 323 a. C., fue gobernada por la dinastía ptolemaica de Egipto. En el año del nacimiento de Eratóstenes, se declaró su independencia. En el año 246 a.C., bajo Ptolomeo III cuando Eratóstenes aún estaba en Atenas, donde su padre lo había enviado a recibir educación, en la Academia de Platón una de las instituciones educativas más prestigiosas.
Arcesilao, el filósofo escéptico que dirigía en Atenas la Academia, fomentó la disciplina del escepticismo, la cual fue articulada por primera vez por Pirro de Elis (c. 360 - c. 270 a.C.) quien sostenía que las personas se veían perturbadas en la vida por confiar en las percepciones de los sentidos y creer que las conclusiones basadas en ellas constituían la realidad y las percepciones de los sentidos eran incapaces de ofrecer la verdad sobre los fenómenos observables por lo que para lograr la paz mental, uno debía abstenerse de emitir juicios o llegar a conclusiones firmes sobre el mundo sensible.
Pirro no escribió nada, pero su sistema fue conservado por su alumno Timón de Filo (c. 320 - c. 235 a.C.) y desarrollado por otros, hasta que Arcesilao instituyó sus principios como guía de la Academia. Pirro sugería que, de ese modo, se alcanzaba un estado de ánimo conocido como ataraxia, la liberación de la angustia psicológica y el malestar personal. En la época de Arcesilao, la filosofía de Pirro se había desarrollado hasta centrarse en la afirmación de que el conocimiento era imposible porque los humanos eran incapaces de aprehender el mundo sensible a través de las percepciones de los sentidos. Como no se podía conocer lo desconocido y lo conocido se limitaba a percepciones sensoriales poco fiables, nunca se podría averiguar lo que no se conocía o si lo que se conocía era, de hecho, verdadero.
Según el escepticismo, aceptar los dogmas como verdades lo encerraba a uno en una mentalidad establecida que entonces se sentía obligado a defender en lugar de cuestionar. Al permanecer escéptico de todo dogma, uno era libre de explorar el tema por sí mismo a través de la razón. Siguiendo este camino, es posible que uno no llegue a saber lo que no sabe, pero al menos sabrá que lo que sabe puede considerarse exacto. Este fue el modelo que influyó en las investigaciones de Eratóstenes sobre el conocimiento aceptado en su época.
Eratóstenes, como director de la biblioteca, era responsable de la adquisición de los libros y de la calidad de las copias. También era el tutor de los hijos de Ptolomeo III. Se tomó en serio la visión ptolemaica de Alejandría como gran sede del saber, amplió la colección de la biblioteca y la organizó en secciones definidas con mayor claridad. Cuando escuchó hablar de un pozo en la ciudad de Syene al sur, cuya agua estaba totalmente iluminada por el sol al mediodía del solsticio de verano (alrededor del 21 de junio), le sugería que el sol estaba directamente encima y observó que, ese mismo día, los obeliscos y otros objetos de Alejandría proyectaban largas sombras… Así comprendió que, si calculaba la distancia entre las dos ciudades y el ángulo del sol, podía hallar la circunferencia de la Tierra.
Hacia el año 240 a.C. erigió un poste en Alejandría y contrató a un hombre para que recorriera a pie la distancia entre Alejandría y Syena para medirla. Una vez que supo que la distancia era de 5000 estadios (500 millas/800 km), midió el ángulo de los rayos del sol por este poste (al dividir la longitud de la sombra por la altura del poste) y obtuvo un ángulo de 7,12 grados. Los griegos ya sabían que la Tierra era redonda y la consideraban un círculo de 360 grados, por lo que, al dividir 360 entre 7,2 (para que 360 se dividiera uniformemente) llegó a una circunferencia para la Tierra de 250.000 estadios (aproximadamente 24.854 millas/40.000 km). Eratóstenes publicó sus conclusiones en su obra “De las medidas de la tierra”, que hoy solo existe en forma de fragmentos en las obras de otros escritores, empezando por el astrónomo Cleomedes, cuyo texto es la base de los que le siguieron.
El trabajo de Eratóstenes gozaba de gran prestigio, pero no dejó de ser cuestionado y el posterior astrónomo Posidonio de Rodas (c. 135 - c. 51 a.C.) reelaboró los cálculos sobre la circunferencia de la Tierra. El sistema de Posidonio era más fácil de utilizar y se acercaba más a las dimensiones propuestas por Aristóteles (384 a 322 a.C.), considerado “el estándar” por el que se medía cualquier afirmación. Los cálculos de Posidonio daban como resultado una circunferencia menor para la Tierra, pero, como se habían hecho más populares que los de Eratóstenes, fueron los que se utilizaron en la obra más vendida, el Almagesto del astrónomo Ptolomeo (100 a 170 a.C.), que seguiría ejerciendo una influencia considerable hasta el Renacimiento europeo.
Aunque los cálculos de Eratóstenes, se seguía utilizando, el sistema de Posidonio que se consideraba válido en virtud de su inclusión en la obra de Ptolomeo. Fueron los cálculos de Posidonio los que utilizó Cristóbal Colón (1451 a 1506) para convencer a sus mecenas de que lo patrocinaran, ya que pudo demostrarles lo corto que sería el viaje a través del océano Atlántico. El monte submarino Eratóstenes situado en el mar Mediterráneo lleva su nombre. El cráter lunar Eratosthenes también lleva su nombre. El periodo Eratosteniano en la escala de tiempo geológico lunar se llama así en su honor. El asteroide (3251) Eratosthenes también conmemora su nombre. Este breve artículo en este Blog (lapesteloca) sirve para recordar al estudioso polímata griego.
Maracaibo, viernes 7 de marzo del
año 2025
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