Teodora (501-28 -548) fue una emperatriz bizantina,
esposa de Justiniano I.
Es santa en la Iglesia
ortodoxa, al igual que su marido… Teodora fue la mujer más influyente y poderosa en la historia del Imperio Romano de Oriente. Teodora
es también vista desde finales del siglo XX
como una pionera del feminismo,
ya que las leyes que redactó fueron destinadas principalmente a aumentar
los derechos de las mujeres.
La infancia de Teodora fue dura en tanto que vivía
junto a su familia en los sótanos del hipódromo de Constantinopla. Tras el
fallecimiento de su padre, la madre de Teodora contrajo matrimonio con el hombre
que ocuparía el trabajo que desempeñaba su anterior marido, lo que le permitió
a ella y a sus hijas seguir viviendo en aquel lugar.
Teodora siguió desde muy temprana edad el ejemplo
de su hermana Komito y trabajó en un burdel de
Constantinopla ofreciéndose a hombres de baja ralea; después se convirtió en
actriz. Trabajar como actriz en su época en ocasiones incluía "indecentes
exhibiciones en el escenario" y otorgar servicios sexuales fuera de él.
"El sórdido negocio de entretenimiento en la capital", Teodora se
ganó la vida mediante una combinación de sus habilidades teatrales y sexuales.
Teodora saltó a la fama con su representación
de Leda y el
Cisne, donde se desnudaba más allá de lo que la ley
permitía, yaciendo en el suelo mientras algunos asistentes le esparcían grano
sobre el cuerpo y después una oca lo
picoteaba, mientras que ella fingía que la violaba, hasta enseñar más de lo que
era legal en la época. Su fama llegaría a propagarse por Constantinopla con
gran celeridad.
Como actriz conoció a la esposa del general Belisario, Antonina, que sería su amiga durante toda la vida. Con 16 años, viajó hasta el Norte de África, como compañera sentimental de un oficial sirio llamado Hecebolo mientras que él se dirigía hacia la Cirenaica para ser el gobernador de Pentápolis. Teodora permaneció con él al menos cuatro años antes de regresar a Constantinopla. Abandonada y maltratada por Hecebolo en el camino de vuelta, permaneció por un tiempo en Alejandría, Egipto.
Teodora afirmó que en esa ciudad conoció al patriarca Timoteo III de Alejandría, quien era monofisita, y fue en ese tiempo cuando ella se convirtió al monofisismo. Desde Alejandría se dirigió a Antioquía, donde conoció a una bailarina de la facción Azul, Macedonia, quien era, quizá, informante de Justiniano I.
Teodora regresó a Constantinopla junto a su hija (no se sabe si esta era hija de Justiniano o de Hecebolo) en el 522 y abandonó su antiguo modo de vida, estableciéndose como hilandera en una casa cerca del palacio. Su belleza, ingenio y su carácter espontáneo y divertido atrajeron la atención de Justiniano, el cual era un joven militar en ese momento de unos 39 años y quiso casarse con ella. Sin embargo, no podía ser: él era el heredero del trono de su tío, Justino I, y la Ley Romana de la época de Constantino I evitaba el matrimonio de actrices con oficiales gubernamentales.
Eufemia, esposa de Justino I, a quien le caía bien Justiniano y nunca le negaba nada, estuvo en contra de este matrimonio con una simple actriz. Sin embargo, Justino le tenía mucho cariño a Teodora. En el 525, cuando Eufemia murió, Justino eliminó esa ley, y Justiniano pudo casarse con Teodora, teniendo esta unos veintisiete años, siendo el patriarca de la ciudad Epifanio. En este momento, ella ya tenía una hija cuyo nombre se ha perdido. A pesar de la maternidad, sus muchos excesos y penosos viajes continuaba conservando una gran belleza.
Teodora se probó a sí misma como una valiosa y apta gobernante durante los Disturbios de NikáLos agitadores, con toda probabilidad "verdes", prendieron fuego a muchos edificios públicos, incluyendo la iglesia de Hagia Sofia, y proclamaron un nuevo emperador, Hipatio, el sobrino del anterior emperador Anastasio I. Incapaz de controlar a las masas, Justiniano y sus oficiales se prepararon para huir. Teodora criticó la huida del palacio y subrayó el significado de alguien que muere como regente a pesar de vivir como exiliado o escondido, diciendo que "la púrpura es una excelente mortaja". Su discurso les convenció a todos, incluyendo al propio Justiniano, quien había estado preparando sus cosas para huir.
Como resultado, Justiniano ordenó a sus tropas leales, lideradas por dos oficiales, Belisario y Mundus, que atacaran a los manifestantes en el hipódromo, matando aproximadamente a 30 000 rebeldes. Hipatio fue también ajusticiado, aparentemente debido a la insistencia de Teodora. el coraje de Teodora y su decisión salvararia el reinado de Justiniano, que nunca olvidó que fue ella quien había salvado su trono.
Teodora sería coronada como emperatriz a los cuatro años de haber contraído nupcias con Justiniano. Si bien no tuvo hijos con su esposo Justiniano, antes de conocerlo engendró dos ilegítimos: uno llamado Juan, junto a uno de sus amantes mientras ejercía la prostitución, y al cual mandó asesinar siendo ya un muchacho, y una hija, cuyo nombre se ha perdido, mientras estuvo al lado de Hecebolo.
Teodora estableció una ley que permitía a las mujeres ser propietarias y herederas de pleno derecho. Impuso la pena de muerte a los violadores, algo muy revolucionario. Impuso el reconocimiento de los hijos bastardos y el derecho de estos a participar en la herencia. También intentó erradicar la prostitución y rescatar a las jóvenes que practicaban este oficio, ofreciéndoles una dote para facilitar su casamiento. Si aun así preferían ejercer la prostitución, se buscaba que desarrollasen su trabajo en burdeles regentados por ellas mismas. Se estableció una reglamentación de los burdeles para impedir los abusos. Estas leyes quedan integradas en el Corpus Iuris Civilis,
Teodora murió, aparentemente, de un cáncer sin especificar el 28 de junio de 548, a la edad de 48 años, y Justiniano la sobrevivió hasta 565. Su cuerpo fue enterrado en la Iglesia de los Santos Apóstoles, fundada por Constantino en la ciudad de Constantinopla, y actualizada por Justiniano.
Maracaibo, domingo 30 de marzo del año 2025
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