jueves, 17 de julio de 2025

Regresar a Viena

 

Regresar a Viena por tren desde Budapest fue una experiencia inolvidable. Cuando hace ya muchos, pero muchos años, penetré la cortina de hierro (existía “la férrea cortina”, ¡era cierto!), esa vez lo hice por tierra en un vagón de segunda, y me asombró la meticulosidad de los agentes aduanales del gobierno comunista, parecían buscar un polizonte, como si alguien se les quisiera infiltrar sin autorización, sin pasaporte, ¡Insolito! Y pensaba yo en aquellos días… ¡Caray al regresar desmantelarán los vagones para buscar a los que se escapan!”, pero no fue así… Afortunadamente fue diferente.

 

La salida era sin duda alguna más expedita. Ahora que lo cuento, recuerdo que había una tranquilidad pasmosa, era aquel, lo que llaman “un apacible atardecer”. Nos tocaba regresar, dejábamos Budapest, y caminamos con calma por el andén de la Estación Central buscando un vagón que debería decir que era “de primera” con algún compartimiento cómodo, pero en el fondo, todos lucían idénticos, los de segunda y los de tercera eran lo mismo: dos sillones frente a frente y el espacio arriba para ubicar las maletas. Escuchamos los silbatos y el tren que notamos como estando casi vacío, comenzó a ponerse en marcha.

 

Espero que no estemos en el vagón equivocado y vayamos a parar a Estambul, le comenté a Hernando, quien risueño me informó que el viaje solo habría de durar unas cuatro horas. De pronto apareció en la puerta del compartimiento un joven quien nos hizo señas de querer sentarse con nosotros, nos habló en perfecto inglés. Hernando gentil, le respondió con un: Pues sí, ¿y por qué no? Pase adelante. Lazarus era griego, y tenía 23 años. Era un tipo blanco, perfilado, atlético, y nos sorprendió al decirnos ser estudiante del último año de Medicina, en Atenas. Era increíble, otra vez las coincidencias, pensé que eran cosas que uno solo leía en las novelas de Paul Auster.

 

Recordé que ya, con aquel joven griego nos habíamos tropezado antes, y aclaro que, teníamos varios días turisteando en Budapest pero recordaba que lo habíamos visto en un insufrible tour en autobús alrededor del Bastión de los Pescadores. En aquella oportunidad decidimos desertar del grupo ante la chillona e insoportable voz de una vetusta guía y por el deseo de penetrar y estar un rato bajo las bóvedas de la iglesia de Matías. El templo románico, lleno de colores y de arcos, donde ya había tenido la suerte de asistir a un concierto de música sacra de Johan Sebastián Bach, varios años atrás… Y es que les confieso que, esta era mi segunda visita a la capital de Hungría y se me revolvían los gratos recuerdos de mis conversaciones con un famoso patólogo argentino, el ya difunto profesor Moisés Pollack.   

 

Regreso a Lazarus quien nos dijo ser hijo de un ferrocarrilero; su padre trabajaba en trenes y en el gobierno griego, por lo cual él viajaba gratuitamente en tren por toda Europa. Fue así como esa tarde, el destino lo trajo hasta nuestro vagón. Lazarus esperaba lograr una posición académica en Ulm y nos confesó que le gustaría ejercer en Alemania al graduarse. En Grecia tendría que esperar entre uno y cinco años para poder ejercer libremente, nos lo dijo y explicaría que antes tendría que cumplir con el servicio militar que era obligatorio...

 

Era un tipo simpático Lazarus... Hernando, siempre “ocurrente”, le diría…-¡Lazarus se le dice también “al bicho”, porque muere y resuscita! Es Hernando (muy típico) quien se lo dice, y había que ver la cara de asombro del muchacho. Palideció súbitamente, pero de nuevo surgió emergente Hernando, para decirle presto e in adendum: ¡Oh come on Lazarus, I am only jocking! Luego, Lazarus se rio a carcajadas, mientras Hernando me comentaría quedamente en nuestro idioma que seguramente estaría pensando el muchacho que se había topado con unos dementes, pero el chamo sonriendo nos comentó. -It is okey with me. 


Colombia, Grecia y Venezuela en un tren. -¡Que verraquera! Lo dijo Hernando y dio inicio a un contrapunteo geográfico interrogando cuasi inquisidor. -¿Capital de Malasia? ¿Capital de Indonesia? ¿Capital de Australia?  Lazarus iba respondiendo, a trompicones, -Sí. Kuala Lumpur, Dakarta, Camberra. Repreguntaría el chamo entonces -How can you know so much about geography? Are you both some sort of teachers? Entonces realmente fue cuando tratamos de presentarnos formalmente. -Somos patólogos. Lazarus sorprendido…  -Physicians? From South America? … y ahí fue cuando el estudiante de Medicina se entusiasmaría de veras. 

 

Hernando de nuevo volvió a la carga cual inquisidor… -¿Qué sabes sobre Cristóbal Colón? América, ¿de dónde viene el nombre?, Américo Vespucio, ¿y Venezuela?, la Venecia del Coquivacoa ¿Has oído hablar de Alonso de Ojeda?... ¿Cómo brindas en griego? ¿Cómo en otros idiomas? Salud, salute, campai, y, ¿cómo se insulta en diferentes idiomas? Relucen maldiciones en griego, ¿Y qué tal en turco?, griegos y turcos no se las llevan muy bien... Terminamos hablando sobre Estambul, sobre la tragedia de Armenia, de los armenios y los malvados turcos... La historia... 

 

¿Qué queda ahora de los persas de antaño? Babilonia es Bagdad. ¿Qué es lo que queda de los griegos? ¿Algo de Esquilo? Recordamos a Edipo rey¿Volveremos a ver algún PericlesYou know what Lazarus?, in your life you have to do everything intensively, that is the secret, intensively, if you take a shower, you have to feel the water hiting your skin, intensively, study and concentrate yourself in what you are learning, when examining a child, give you completely, intensively... Admirando y escuchando, yo pensaba en Hernando, quien ya era abuelo, y al oírle conversar con Lazarus me parecía un patriarca.

 

Hernando en sus consejos, le ponía todo el cariño y la sapiencia de lo que es la vida. Se los ofrecía gratuitamente y el joven griego los captaba... Mi amigo voltearía momentáneamente para decirme. -Siento como si hablara con uno de mis hijos… En su inglés con acento británico Lazarus nos informaria:- I think I am a good student... Yes, tha´s what people say.  Hernando piensa en sus hijos, mientras por la ventanilla el sol corre como una pelota anaranjada ocultándose a cada paso tras sombras muy negras. A mí, Lazarus me recordaba a Jorge Eduardo, me había impresionado por su buena educación, su don de gente...

 

Súbitamente Hernando le estaba planteando el Teorema de Pitágoras, y… ¡Ajá! El joven griego sabía cómo hacerle frente a la situación y lo resolvería, para plantearnos luego un problema matemático sin solución posible… Terminamos cayendo en una discusión sobre la Filosofía… Lazarus nos diría: -Greeks now, are not the same. People have changed. We have had so many invaders, so many nations, countries, politicians... We greeks are not the sameLa historia de una vieja nación reflejada en la opinión de aquel joven de una nueva generación, tenía un dejo de nostalgia. La tristeza de saber que ya no nacerá otro Eurípides, no vendrá otro Fidias, ni un nuevo Pericles, no más Sócrates ni nadie que construya otro Partenón… Y yo reflexionaba sobre nuestro entrópico paraíso tropical…

 

-Somos un pueblo pobre, abandonado, sin una historia centenaria, algunos nos considerarán una escoria del Tercer Mundo, pero somos ricos en futuro, abiertos hacia el porvenir. Grecia en la persona de aquel joven médico no aspiraba por más filósofos. Ya su esplendor había pasado, pero le quedan las casitas blancas brillando al sol del Mediterráneo, y en la orilla de mar, las piedras y la belleza de una línea de añil en el horizonte… Eso era bastante. Entonces hablamos sobre Constantino y yo traje al tapete a Justiniano, y a Juan de Capadocia, y a Teodora y del significado del manto purpurino… de aquí regresar a Ronald Regan fue un solo brinco histórico. 

Hablar de los gobiernos entregados a los grandes consorcios en los Estados Unidos, era un lugar común, pero Hernando insistirá. -Goberments are like prostitutes! Lazarus expresaba sus deseos. -I hope to be a pediatrician, but how to get into USA?  Hernando le daría detalles del cómo y dónde tomar el ECFMG. -You have to take it. Pediatricians in general practice have a good chance in USA at the present time. Lazarus me ha impresionado y pienso que no era esa la idea que yo había tenido de ningún griego. Joven y educado, Lazarus nos llevó de vuelta a la época del Monte Olimpo y después del siglo de oro, por Praxiteles caímos en Sófocles y luego en Platón... ¿Tal vez así eran los griegos de antes?

 

Lazarus, griego y ateniense, Argimiro colombiano de Iabagué, y yo venezolano y maracucho. Todos fuera del terruño, uno en los Estados Unidos, el otro, viviendo en Caracas, la sucursal del cielo... En este viaje, entre Viena y Budapest he sentido el recuerdo de todos, a Jorge y a Juan los tengo ante mis ojos con Lazarus, Tomy con los cuentos del Rodrigo de Hernando. Clarita y Beatriz se han cruzado en nuestros conciliábulos. ¡Francisco, como quisiera haber estado más tiempo de mi vida contigo! Hernando se ha asombrado con las increíbles hazañas de Pablito y del catire Fernando hablamos del susto que pasamos cuando recién nacido y de su estenosis pilórica… He llegado a encontrarme pensando en inglés y ese fenómeno hacía años que no me acontecía. Fue bueno recordar lo sucedido en el tren, entre Hungría y Austria, allí alejándonos de Budapest disfrutamos una cátedra de la vida, sincera, abierta, fructífera e inolvidable.

 

NOTA: con algunas modificaciones, el texto es tomado de “La Entropía Tropical” novela, Ediluz, 2003.

Maracaibo, miércoles 17 de julio del año 2025

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