En septiembre de 2017 conversábamos en este
blog sobre los pulpos y en aquel año hablamos de los pulpos “de sangre azul” (https://bit.ly/3mVTpe7).
En septiembre, el año 2022 mostramos unos pequeños pulpos de anillos azules (https://bit.ly/3mZUiSO) y
así hasta hace pocos meses, pero no habíamos hablado del pulpo manta…
Laura
Bautista en Las Palmas de Gran Canaria hace unos días decía por la prensa (ABC,
España) de este pulpo muy especial y relataba como en las profundidades del
océano, “hay criaturas que parecen salidas de un sueño y una de ellas es el pulpo manta”,
que no se esconde, pero danza y se transforma.
Un
buceador en Canarias narraba así… “Ayer
tuvimos la suerte de poder ver a la esquiva y rara especie en superficie;
creemos que seguramente habrían intentado comérselo unos delfines que habían
pasado por la zona, pero consiguió escapar gracias a su fascinante sistema de
defensa, ya que aparte de soltar tinta como otras especies de pulpo, el pulpo
manta cuenta con una especie de manto que puede desplegar para parecer más
grande y del cual también puede zafarse cuando quiere protegerse”.
Estas especies de pulpos tienen un grado extremo
de dimorfismo sexual; las hembras pueden llegar a
medir dos metros, mientras que los machos son más pequeños. Además, los machos
tienen un tentáculo lleno de esperma para fertilizar a la hembra, conocido
como hectocotilo.
El macho muere tras el apareamiento y la hembra puede llevar hasta 100.000
huevos fertilizados.
Sobre el tema de la copula en los moluscos, pólipos, sepias y calamares,
todos se acercan de una manera similar buscando el apareamiento. Se unen boca a
boca, en una especie de beso entrelazando regularmente tentáculos con
tentáculos y hacen que las cavidades se correspondan entre sí. Dijimos que el macho tiene una especie de pene en
uno de sus brazos (el hectocotilo) y en este brazo están
las dos cavidades más grandes; esta vara unida a la mitad del brazo que el
macho lo lleva completamente al tronco de la hembra. La sepia y el calamar nadan acoplados, colocando sus bocas y brazos
opuestos entre sí, y nadando en direcciones opuestas. Producen sus huevos por
el órgano que, según algunos, también es fertilizado por el macho.
El
término hectocótilo fue acuñado
por Georges Cuvier, quien fue el primer científico
moderno en encontrarlo, bajo el manto de un argonauta hembra y creyendo que era un
parásito le dio el nombre genérico de Hectocotylus, un nombre que
se usó rápidamente para designar ese brazo especial para la reproducción
de octópodos.
Sin embargo, el brazo hectocótilo y su función ya había sido descrito en los
trabajos biológicos de Aristóteles,
pero nadie creyó en él hasta su redescubrimiento en el siglo XIX.
El hectocótilo o hectocotylus es
uno de los brazos o tentáculo especializado de la mayoría de las subclases
de cefalópodos que se modifica de varias
maneras para llevar sus espermatóforos y
el gameto masculino al manto de la
cavidad de la hembra,
lo que garantiza la fertilización de sus huevos. Los machos forman generalmente
un hectocotylus nuevo en cada nueva estación. El nombre
hectocótilo deriva del griego ἕκατον hectós, 'cien', y kotýlē,
'cavidad', indicando 'que tiene cien ventosas'.
Precisamente la forma acabada de hectocótilo es una punta que
ha sido utilizada para la sistemática del pulpo.
En muchas especies puede ser muy complejo. El llamado “pulpo de siete brazos” (Haliphron atlanticus) lleva su nombre
porque en el macho de esta especie el hectocotilo se desarrolla en una bolsa
semioculta debajo del ojo derecho, dando la apariencia de tener más de siete
brazos. En otros cefalópodos, como en el Nautilus,
el órgano reproductor masculino se denomina el espádice, compuesto
por cuatro tentáculos fusionados.
Decíamos inicialmente, que un pulpo manta había
sido localizado por el apneista de Lanzarote, Elyoenai Aparicio, mientras
buceaba cerca de Lanzarote, la isla conejera. Ese ejemplar de Tremoctopus
violaceus, conocido popularmente como “pulpo manta”, es escurridizo a
la vista, ya que su habitat natural es la zona abisal, más allá del talud
continental, y corresponde a profundidades
mayores de 2000 metros. El pulpo
manta, por ser una especie de grandes profundidades es muy difícil de ver,
pero ha aparecido en las aguas del archipiélago canario.
El
ejemplar de Tremoctopus violaceus, conocido popularmente como 'pulpo
manta', es escurridizo a la vista, pero el buceador profesional de Lanzarote
logró verlo cambiar de forma y color entre los
restos de manta y tinta varias veces, “camuflándose
entre los restos o escondiendo los tentáculos hasta parecer una especie
completamente distinta, aquel fue un despliegue espectacular que nos dejó boquiabiertos”.
La especie esquiva y rara, el pulpo manta del que apenas hay información, se ha
dejado ver tras la aparición hace unos meses del pez diablo, otra criatura
abisal que emergió de las profundidades para dejarse ver en superficie.
Recordaremos
finalmente que un pulpo pequeño no debe llamarse pulpito pues confunde sin el
acento o tilde con el sitial desde donde se discurre para un público en
ocasiones expectante pero sin dejar pasar por alto el sencillo uso de una tilde (de “tildar”, del latín titulare)…
Maracaibo, martes 29 de abril del año 2025
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