miércoles, 13 de febrero de 2019

Del Maracaibo de ayer…


Del Maracaibo de ayer…

¿Sabéis una cosa? Hablando del lago y de la ciudad, acaso viviendo un ataque de nostalgia, me pregunto si sabréis vos acaso, que en las riberas del lago marabino, por allá, hacia la parte sur de la ciudad, esas playas estaban sembradas en sus orillas de mansiones, de grandes casas... Eran los hatos. ¿Te cuento? Por ejemplo, la casa de los Roncajolo en Los Haticos, era uno de esos caserones (ver foto)... Figurate vos que durante el año 1913, la alquilaron y se volvió la sede de la Caribbean Petroleum Company. Estas casas que te digo, las mansiones pues, al comienzo, eran principalmente habitadas por los alemanes, por muchos alemanes. La mayoría eran comerciantes. Los tipos se vestían de dril blanco, inmaculado y allí vivían con sus familias. Aquellas casas situadas a orillas del lago estaban en el sector de Los Haticos, sí. Como ya te dije, el Palacio de los Roncajolo, luego le fue arrendado a la Shell Caribbean Petroleum, que era una empresa angloholandesa la misma que en 1914 había descubierto el pozo Zumaque 1 en Mene Grande, bueno pues, a que los Roncajolo funcionaría su sede principal en el Zulia, y, digamos que cerca, pues al fin y al cabo era en Los Haticos, allí, por arriba, te puedo contar que en un lugar del cerro de Los Haticos conocido como La Cruz, estaba el Acrópolis. Ese era un singular local diseñado con influencia de Art Deco y de Art Noveu. Había abierto sus puertas a finales de 1940 para aprovechar el “boom” petrolero, y allí se encontrarían mujeres francesas, belgas, holandesas y de otros países de Europa Occidental, catiras la mayoría y traídas exclusivamente para trabajar en este local. El Acrópolis  contaba con alfombras en los pisos, un bar organizado en forma angular donde se podían sentar más de 20 personas, muebles importados estilos Luis XVI, sillas de Viena, un tocadiscos Phillips para escuchar la mejor música de esa época en discos de acetato de 75 y 33 rpm. Estaba dotado además de 8 habitaciones pequeñas con camas, lavabo, servicio de barman y ventiladores en los techos. El Acrópolis fue probablemente el burdel más elegante en la Maracaibo de los años 40 y 50, y era frecuentado por gente de rial, petroleros, invitados extranjeros, artistas y los altos funcionarios militares y civiles que gobernaron el país bajo la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, era un sitio donde los agentes de la llamada Seguridad Nacional en el Zulia dirigidos por el “Negro Sanz” estaban presentes con sus esbirros para comprobar si había en el local opositores a la dictadura.

Si, ya sé que te interesa más la música, y que de lo que te cuento, hace más años que el siruyo, y es que no hay gaitas que hablen de estas cosas del pasado, es como que el tiempo las hubiese borrado. Quizás es mejor así… Mirá, te propongo que recordemos al parroquiano, la gran Astolfo Romero con sus andanzas allá por Santa Lucía (ver mi pintura)… Como me respondiste “va pago”, aquí te las pongo, “diuna” vez, la que llaman, “Vamos todos pa' que Luis”. Después te sale “el barbero”…

Vamos todos pa´que Luis allá por Santa Lucía, la cerveza está bien fría y de allí te vais feliz, en la esquina de san Luis, te espero de noche y día. Tiene un viejo mostrador, ratones y telarañas, poco arroz y mucha caña que es la que le da el sabor. Cabilla y Nelson Romero beben ron y lo que sea, cogiendo tremenda pea pa el sector con el fiestero... Pepitonas y diablitos ya todos están comiendo y aquel estómago ardiendo y aún me faltan los bollitos…  Vamos todos pa' que Luis allá por Santa Lucía, la cerveza está bien fría y de allí te vais feliz en la esquina de san Luis te espero de noche y día.

Como estamos en El Empedrao, “diunavez” como decías vos mismo, así que aquí tenéis, la otra: “En mi barrio El Empedrao Parroquia Santa Lucía, había una barbería que era muy populachera,  te lavaban en ponchera, la silla se reclinaba y Luis El Perro pelaba al son de una periquera. Tenía gansos y patos, diez palomas y gallinas, tres loros en la cocina, dos perros y cuatro gatos. La gente pasaba al patio a sentarse en las banquetas, jugaban rifa y dupletas y se pasaban los datos. En mi barrio El Empedrao Parroquia Santa Lucía, había una barbería que era muy populachera, te lavaban en ponchera, la silla se reclinaba y Luis El Perro pelaba, al son de una periquera. - Ni El Barbero de Sevilla, El Maneto y Tagarín se dieron ese postín de pelar con una hojilla; el propio Jesús Delgado de la calle Soledad vio aquella modalidad de Luis El Perro asombrado, y cuando Luis te afeitaba en todo te complacía, al igual que Zacarías que hasta perfume te echaba, lo único que pasaba con la máquina de mano, que se amellaba mi hermano y a templones te pelaba. En mi barrio El Empedrao Parroquia Santa Lucía había una barbería que era muy populachera; me pasáis el alcoholado por detrás de las orejas;  te pelaban la cabeza y tres brochazos te daban y Luis El Perro pelaba al son de una periquera”.

Dedicado a quienes gozaron de nuestras gaitas zulianas, ya que en el pasado diciembre, poca oportunidad tuvimos de cantar.

Mississauga, Ontario, bajo cero el 13 de enero del 2019

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