Las histonas, proteínas que han
estado manejando secretamente nuestras células. Los científicos saben desde
hace tiempo que las histonas enrollan el ADN y ayudan a regular los genes. Pero,
puede que hagan mucho más…
Cada segundo que respiramos,
dormimos, comemos y hacemos nuestra vida, en nuestras células se producen
millones de reacciones bioquímicas. Durante
décadas, se pensó que añadir o eliminar grupos metilo o acetilo de las histonas
era clave para determinar cuándo y dónde se activan los genes. Entre el ajetreo de los intercambios químicos se
encuentran los que adhieren (o retiran) pequeñas moléculas de carbono a las
proteínas, las grasas y el ADN, entre otros. Añadir o quitar estas pequeñas
moléculas es esencial para muchas reacciones que permiten a las células
sobrevivir, crecer y dividirse.
Durante décadas, se pensó que añadir
o eliminar grupos metilo o acetilo
de las histonas era clave para determinar cuándo y dónde se activan
los genes. Quizá el objetivo más
interesante y estudiado de estas adiciones y sustracciones se encuentra, en el
bullicioso núcleo, donde varias enzimas añaden o eliminan dos pequeñas
moléculas —grupos metilo y grupos acetilo— en las histonas, las bobinas de
proteína (ver) alrededor de las cuales se enrolla nuestro ADN.
Pero cada vez hay más pruebas de que
esto es solo una parte de la historia. Añadir grupos metilo y acetilo a las
histonas está estrechamente relacionado con la actividad de genes cercanos en
algunos lugares del genoma, pero en muchas otras regiones no tiene ningún
efecto. Esto sugiere que regular la actividad de los genes no es la única
función de estos adornos de las histonas —quizá ni siquiera es la principal—. Las
proteínas histonas de las células complejas se denominan H2A, H2B, H3 y H4.
Nuevas investigaciones sugieren que
estas modificaciones de las histonas desempeñan un papel clave en los procesos
bioquímicos de la célula -en su metabolismo-, funcionando como un modo de que
la célula se ocupe de las pequeñas moléculas de carbono que se producen durante
las reacciones bioquímicas y así, los
investigadores proponen que, en el caso de los grupos acetilo (formados por dos
carbonos, tres hidrógenos y un oxígeno), las histonas sirven como una especie
de banco o repositorio al que la célula puede recurrir cuando necesita más
acetilos para las reacciones químicas.
En el caso de los grupos metilo (un
átomo de carbono y tres hidrógenos),
se sugiere que las histonas
sirven como sumideros, donde se pueden depositar los metilos para
que no entorpezcan las reacciones químicas. Sin este sumidero, muchas moléculas
que necesitan perder un grupo metilo para pasar al
siguiente paso de una ruta bioquímica se atascan, causando problemas a la
célula.
Antes se consideraba que las histonas
eran un mero andamiaje estructural para los genes: algo que podía mantener en
orden los densos pliegues de cadenas de ADN. Luego se consideró que
intervenían en el control de los genes -facilitando
o bloqueando el desdoblamiento del ADN que permite que se copie-. Ahora, si la
nueva investigación da sus frutos, también se demostrará que están
profundamente entrelazadas con el funcionamiento metabólico de las células. Según
los científicos, esto podría ayudar a desvelar cómo y por qué evolucionaron las
histonas.
Las células necesitan lugares donde
depositar los grupos metilo -un vertedero de metilo- para que el metabolismo no
se atasque. Hace más de una
década, Benjamin Tu, bioquímico de
la UT Southwestern, cultivaba células de levadura en su laboratorio cuando vio
algo interesante: la actividad de
más de mil genes oscilaba en función de la cantidad de oxígeno que consumían
las células. La actividad de los genes y la actividad metabólica
cambiaban de forma coordinada.
Ben Tu observó también que cuando los
genes implicados en el crecimiento celular alcanzaban su máxima actividad, esto
coincidía con un elevado número de grupos acetilo adheridos a sus histonas. Y
cuando los genes se silenciaban en la siguiente fase del ciclo celular, los
grupos acetilo desaparecían. “Fue muy emocionante”, afirmaría Tu, y nos lo explica: fue emocionante porque los grupos acetilo
son producidos por la mitocondria,
el orgánulo generador de energía de la célula.
La célula utiliza los grupos acetilo
para producir moléculas como los ácidos grasos, que se emplean como fuente de
energía o para construir las membranas celulares. Lo que parecía estar
ocurriendo era que los acetilos servían de señal de la
mitocondria al núcleo celular de que eran tiempos de abundancia, con
mucha energía y bloques de construcción químicos
disponibles. Al adherirse a las histonas, aumentaban la actividad de los genes
implicados en el crecimiento celular. Después de todo, tiene sentido crecer y
dividirse en épocas de abundancia.
Tu, también vio indicios de que los
acetilos de las histonas también podían actuar como un banco -como fuente de energía
a la que la célula podía recurrir en épocas de vacas flacas-. Tu observó que,
cuando las células pasaban hambre, disminuía la cantidad de una importante
sustancia química llamada acetil-CoA, fundamental en la generación de energía.
Para producir energía, las células consumían los grupos acetilo que se habían
desprendido de las histonas. Los grupos acetilo que quedaban se reorganizaban para
activar genes que produjeran más acetil-CoA.
Otros trabajos del grupo de Tu
sugieren que las histonas pueden desempeñar un papel aún más central en las
rutas metabólicas, y esta vez, en relación con los grupos metilo. De nuevo los
científicos estudiaron una sustancia química que transporta grupos metilo, cuyo
nombre abreviado es SAM. Cuando la SAM cede un grupo metilo, se convierte en
una sustancia química necesaria para producir el aminoácido cisteína. Pero cuando la célula no
tiene un lugar al que ceder sus grupos metilo, se produce muy poca cisteína, lo
que afecta a la capacidad de crecimiento de la célula. Las histonas actúan como receptoras de grupos metilo.
Más pruebas de la función metabólica
de las histonas provienen
de un estudio de 2023 en el que el bioquímico de la Universidad de Oxford Peter Sarkies y su
colega Marcos
Francisco Pérez examinaron toda una serie de enzimas diferentes
que añaden grupos metilo a las histonas. Cada
enzima añade grupos metilo en un lugar único de la histona, una parte flexible
llamada cola de la histona. Dependiendo de dónde se añadan los metilos,
el efecto puede asociarse a una actividad génica activada, a una actividad
génica suprimida o a ningún cambio en absoluto. Sarkies razonó que, si lo que
se pretende es eliminar los grupos metilo para que el metabolismo pueda seguir
su curso, lo que importa es la suma de la actividad de todas estas enzimas -y
no la actividad de una enzima concreta, o de un efecto particular sobre un gen
cercano-.
Esto es exactamente lo que observó el equipo de Sarkies cuando examinó varias líneas celulares de cáncer. Cada línea celular había elevado o reducido la actividad de distintas combinaciones de esas enzimas metilantes, de modo que podían depositar grupos metilo en las histonas para apartarlas y mantener el metabolismo a buen ritmo. Los científicos también descubrieron que muchas de las enzimas metilantes estaban bajo la influencia de un gen llamado Rb, conocido por su papel en la supresión del cáncer (el gen Rb suele estar mutado en las células cancerosas). Rb (también denominada pRB) es la proteína del retinoblastoma.
Esto sugirió a Sarkies que Rb desempeñaba un papel
central en el aumento o la disminución de la velocidad a la que se depositan los grupos metilo en las histonas y, por tanto, en la regulación
de las vías bioquímicas y el crecimiento. “Lo
que descubrimos es que la célula utiliza la metilación de las histonas no solo
para regular los genes, sino también el metabolismo”, afirmaría Sarkies.
NOTA: este articulo continua y finalizara mañana.
Maracaibo lunes 18 de noviembre del año 2024, día de “La Chinita” Virgen
de Chiquinquirá, patrona de los zulianos.
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