Las aventuras de “Maya la abeja” es un libro del escritor alemán Waldemar Bonsels, publicado en 1912, donde recrea las aventuras de una abeja llamada Maya. Es una historia leída en mi infancia que hizo felices a muchos niños dando a conocer para querer a las diligentes abejas. La joven abeja Maya, inquieta, aventurera y preguntona, es enviada por la abeja reina a buscar polen para su colmena, tarea que realiza junto a su inseparable amigo y hermano Willi el zángano.
El término "propóleo" del que ya hablamos en este blog en 2016, aunque es el más utilizado, no es aceptado por la Real Academia Española (RAE) que tampoco admite otra acepción muy común: “própolis”. Sí recoge, sin embargo, la palabra "propóleos", que definen a: la "sustancia cérea con que las abejas bañan las colmenas o vasos antes de empezar a obrar".
Se trata, de un material resinoso que, tiene su origen en los brotes del álamo y de las coníferas, pero que es obtenido por el ser humano de las colmenas. Esto es así porque las abejas recogen los componentes de los propóleos de las plantas y los utilizan para sellar los agujeros en sus panales, suavizar las paredes internas y cubrir los cadáveres de los intrusos muertos.
Las abejas sin aguijón recubren todo el nido de cría con un involucro (lámina o membranas) fabricado con cerumen que es una mezcla de propóleos y cera. Con betumen cierran las aberturas donde confinarán la colonia en los troncos siendo el mismo una mezcla de propóleos pegajoso mezclado con barro también es denominado geopropóleos.
Cuando el néctar y el polen son aún poco abundantes, las abejas recolectan esta resina de las cortezas de los árboles para así endurecer las paredes interiores de la colmena. De esta manera, reparan las brechas, protegiéndola tanto de gérmenes (hongos y bacterias) como de intrusos peligrosos.
El propóleo presenta una composición química compleja en la que han sido identificados más de 300 componentes, muchos de ellos con actividad biológica. El uso de esta sustancia resinosa como antiséptico se remonta unos 2.300 años atrás. Los antiguos egipcios lo utilizaban en el proceso de momificación para evitar la descomposición de los cadáveres.
Las abejas obreras son las abejas hembras infértiles. Las obreras son hembras más pequeñas que la reina y sus aparatos reproductores se encuentran atrofiados, no sólo en algunos casos de orfandad, las obreras ponen huevos (que no están fecundados) de los que saldrán zánganos de tamaño más pequeño que los puestos por la reina. Desde la puesta del huevo fecundado, una obrera tardará en nacer 21 días.
Los huevos permanecen durante 3 días; a continuación eclosionan y surge la larva ápoda y ciega que será alimentada con jalea real durante tres días consecutivos. A partir del 3er día, las larvas se alimentan con una mezcla de polen y miel (pan de abeja) durante otros 3 días más, y después se sella la celdilla (celdilla operculada) para que sufran la metamorfosis. La abeja cuando nace, es pequeña, peluda, blancuzca, torpe e inofensiva.
Las abejas obreras realizan distintas tareas según su edad; hasta los 21 días no salen de la colmena (obreras de interior) y realizan diferentes funciones. Limpiadoras: se encargan de mantener limpios los panales de cera y toda la colmena. Nodrizas: comienzan a desarrollar sus glándulas hipofaríngeas productoras de jalea real. Cereras: desarrollan las glándulas cereras y construyen los panales de cera. Almacenadoras: son las que reciben el alimento de las pecoreadoras y los colocan en los panales. Guardianas: cuidan en la piquera que no ingresen abejas de otras colmenas ni avispas. Ventiladoras: generan una corriente de aire a fin de deshidratar el néctar.
A los 21 días se les atrofian las glándulas cereras por lo que ya salen de la colmena (obreras de exterior) y se denominan “abejas obreras pecoreadoras” que realizan las siguientes funciones: recolectar el néctar, recolectan el polen, recolectan el propóleo y acarrear el agua. Estas secuencias no son seguidas por todas las abejas, y hay abejas que llegan a ser pecoreadoras sin haber realizado las actividades anteriores.
Las abejas obreras tienen varias características específicas; su tamaño es más pequeño que el de los demás componentes de la colmena y su abdomen también es más corto. Además, poseen un aparato bucal muy desarrollado con una lengua muy larga que les permite obtener el néctar que almacenan en el buche melario para transportarlo a la colmena.
En las patas posteriores, poseen una modificación denominada corbícula (cestilla) que les permite transportar el polen y el propóleo (resina de las plantas). Poseen también un cepillo de pelos donde quedan recogidos los granos de polen, cuando este cepillo está lleno, pasan el polen a los cestillas y lo transportan a la colmena.
Las aventuras de la abeja Maya del escritor Bonsels, se transformaría en una serie animada de televisión japonesa producida por Nippon Animation Co., Ltd. en 1975. En España la serie fue doblada y se estrenó en 1978 por Radiotelevisión española. Posteriormente ha sido repuesta por Antena 3 (1995) y otras televisoras. El doblaje para Hispanoamérica fue realizado entre 1981 y 1982 en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Regresando al propóleo, este contiene resinas y bálsamos (un 50%), cera de abeja (un 30%), aceites esenciales (un 10%), polen y diversos materiales minerales: aluminio, plata, bario, boro, cromo, cobalto, estaño, hierro y muchos otros. También contiene provitamina A y vitaminas del grupo B, especialmente B3. Sus diferentes propiedades se basan fundamentalmente en la presencia de flavonoides, compuestos que favorecen las defensas del organismo contra las agresiones múltiples.
Entre las propiedades medicinales que se le reconocen a este producto están: antibióticas (bactericida y fungicida), antivirales, antitumorales, cicatrizantes, antiinflamatorias, analgésicas, antialérgicas, epitelizantes, anestésicas, e inmunoestimulantes.
Maracaibo, martes 31 de octubre del año 2023
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