Esclavos, soberanía y negocios…
Ayer tan solo, recordaba a José Leonardo Chirinos y los primeros movimientos libertarios en América iniciados (https://bit.ly/3FqrvdN) buscando salir de la esclavitud y por ello, no está de más recordar como en agosto de 1791, los esclavos de La Española, se alzaron y Toussaint Louverture resultaría ser el líder de los negros. En mayo de 1801, Louverture proclamó una Constitución Autonomista que le concedía plenos poderes perpetuos (https://bit.ly/3eCnEP5). Napoleón Bonaparte envió un ejército de 25.000 soldados al mando de su cuñado, el general Leclerc en diciembre de 1801 y valiéndose de una treta el general francés capturó al líder el 7 de junio de 1802 François Dominique Louverture, fue encarcelado en el Fort de Joux, en las montañas del Jura, la región más fría de Francia donde murió el 7 de abril de 1803.
Al morir Louverture, su lugar como general de las tropas rebeldes esclavistas lo tomó Dessalines, quien derrotó a los franceses en la sangrienta batalla de Vertieres y proclamó en Gonaives la independencia de Haití el primero de enero de 1804. Haití pasaría a ser, la primera república negra del mundo, se convirtió también en la primera nación independiente en América Latina y la segunda república más antigua del hemisferio occidental después de Estados Unidos. La proclamación, hecha por Dessalines estuvo presidida por el júbilo de negros y mulatos. La historia habría de proseguir...
En 1803 la Luisiana era un territorio en América del norte de aproximadamente dos millones de km², que lindaba al norte con las posesiones británicas, al este con el río Misisipi y al sur y oeste con territorios de España(ver). Estaba poblada por alrededor de treinta y cinco mil personas de origen europeo (la tercera parte de ellas en Nueva Orleans), y un número indeterminado de nativos norteamericanos. Los Estados Unidos buscaban la manera de controlar la navegación sobre el río Misisipi, hecho que le llevó a iniciar negociaciones con el régimen de Napoleón Bonaparte, por entonces Primer Cónsul francés.
Francia tenía prisa por deshacerse de su colonia en suelo americano. La había obtenido solo dos años atrás (por medio del Tratado de San Ildefonso (1800) con España, y estaba obligada a vender preferentemente a España aquel territorio que adquirió tras la Guerra de los siete años. Pero debido a que la revolución negra en Haití, su colonia del Caribe se había declarado independiente de Francia, por lo que la Luisiana en tierras americanas perdía el interés estratégico para los franceses. Por estas circunstancias, Napoleón prefirió vender la colonia de Luisiana a los estadounidenses, antes que a España.
Napoleón Bonaparte, para aquel entonces Primer Cónsul francés, faltando al acuerdo de retroventa a España, le vendió a Estados Unidos en 1803 los 2.144.476 km² (529 911 680 acres) de las posesiones francesas en América del Norte (cedidas por España a Francia) a un precio de alrededor de tres centavos por acre, un precio total de quince millones de dólares u ochenta millones de francos franceses. Finalmente, con los intereses, el territorio de Luisiana costó 23.213.568 dólares. El gobierno de los Estados Unidos utilizó tres millones de dólares en oro para empezar a pagar la compra a Francia, y el resto en bonos del Tesoro. Napoleón quería recibir su dinero a la mayor brevedad posible, y el ministro francés de Finanzas, Barbé-Marbois, negoció con los bancos Baring, de Londres, y Hope, de Ámsterdam para convertir en metálico los bonos que Francia quería recibir.
El mismo Napoleón, diría: “Esta venta no es un gran negocio para Francia, pero lo importante es que le daremos a los ingleses un competidor nuevo en su monopolio marítimo”. La venta comprendía los territorios de los actuales estados de Arkansas, Missuri, Iowa, Oklahoma Kansas, Nebraska, Minessota al sur del río Mississipi, gran parte de Dakota del Norte, casi la totalidad de Dakota del Sur, el noreste de Nuevo México, el norte de Texas, una sección de Montana, Wyoming, Colorado al este de la divisora continental y Luisiana a ambos lados del río Mississipi, incluyendo la ciudad de Nueva Orleans. Además, la compra comprendía partes de las provincias actuales de Alberta y Saskatchewan, en el actual Canadá. Este territorio representa el 23% de la superficie actual de los Estados Unidos.
El presidente estadounidense Thomas Jefferson había enviado a sus emisarios a Francia por primera vez en 1801 dando inicio a las conversaciones donde los estadounidenses, solo buscaban comprar la parte ribereña de aquel territorio, y se sorprenderían gratamente cuando los franceses les ofrecieron el terreno en su totalidad. En realidad nadie conocía exactamente las características del terreno, pues se trataba de zonas inexploradas y no existía ningún tratado con España que determinara el límite entre los dos territorios (ver).
Este puede considerarse el negocio más rentable de la Historia y aunque es verdad que la suma de dinero no era milmillonaria, para Estados Unidos, representaba una suma monetaria tan considerable que hasta debió endeudarse para cubrirla. El 30 de abril de 1803 el tratado que establecía los términos para la adquisición de Luisiana fue firmado por Robert R. Livingston, James Monroe y Barbé Marbois en París. Jefferson anunció a su país el tratado el 4 de julio. Después de la firma de este acuerdo Livingston declaró: "Aunque hemos vivido mucho este es la más noble tarea de nuestras vidas... Desde este día los Estados Unidos ocupan su lugar entre las potencias de primer rango".
La revuelta que dio origen a la independencia de Haiti, ha sido quizás la única revuelta de esclavos exitosa en la historia de la humanidad. Razones de orgullo para una nación que, desde hace mucho tiempo, encabeza listas muy dolorosas. Haití era el país más pobre de América y uno de los más pobres del mundo, según cualquiera de los organismos que elabora esas clasificaciones, incluidos el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Haití habría de ser escenario de esclavitud, revolución, deuda, deforestación, corrupción, explotación y violencia. Haití tras su independencia debió sortear la colonización, la ocupación por los Estados Unidos, revueltas, golpes de Estado, la cruel dictadura desde 1957 de François "Papa Doc" Duvalier que duró 28 años, hasta el reciente asesinato del su presidente…
Ya desde el año 2021 se decía que según estimaciones del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, publicados por el Fondo Monetario Internacional, ese año Venezuela caería por debajo de Haití como el país más pobre del hemisferio occidental y el mismo FMI divulgaría el 6 de abril de 2021 como Venezuela superaba a Haití utilizando el PIB como el indicador estadístico de pobreza más utilizado por los expertos en el mundo. En la actualidad la pobreza en Venezuela está en los más altos niveles en su historia. Los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi:2019-2020) ya ubicaban a la nación suramericana, antes de la pandemia, entre los países más empobrecidos del mundo y con mayor inestabilidad política(ver).
Las estadísticas sobre la pobreza en una nación de la que han emigrado más de seis millones de habitantes superan en cifras incluso a Haití y únicamente se calculan detrás de Nigeria en materia de pobreza, desnutrición, hambre y desigualdad. Venezuela, en la actualidad se posiciona como el país más pobre de América Latina y estos datos calculados antes de la pandemia del Covid19. Se había señalado que Venezuela nunca había tenido estos niveles de pobreza crítica… Ahora tras 22 años de ocupación control, supervisión y negociaciones con ciertos países extranjeros (¿y que tal los rusos?), el país ha sido prácticamente saqueado, ha perdido su soberanía, sus fronteras están amenazadas por narco-guerrillas y se encuentra vergonzosamente en el contexto suramericano a la cabeza de los países que giraron en la órbita del desafortunado “socialismo del siglo XXI” pareciéndose más por los niveles de desnutrición y pobreza de su población mayoritaria, en las estadísticas, a los países africanos.
Maracaibo, martes 18 de enero del año 2022
Felicitaciones al colega historiador, que ke hace honor a la frase del colega español Litamendi: Médico que solo medicina sabe,ni tan siquiera sabe medicina
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