martes, 4 de agosto de 2020

Walter Raleigh

Walter Raleigh

Walter Raleigh (Hayes Barton (1552-1618) fue un marino, corsario, escritor, cortesano y político inglés; de él se dice que popularizó el tabaco en Europa. Aliado desde el principio al bando de “la reina virgen” Isabel I, luchó tenazmente contra los rebeldes irlandeses de Desmond (1583), y concibió el proyecto de colonizar América del Norte, fundando en 1584 en la isla de Roanoke (actual Carolina del Norte) la colonia Virginia en honor a la reina Isabel. Contribuyó a la derrota de la Armada Invencible española (1588) y luchó en la Armada Invencible Inglesa intentando devolverle el trono al rey de Portugal con desafortunados resultados (1589).

Raleigh fue elegido miembro del Parlamento varias veces, y gozó de gran influencia en la corte isabelina. Cayó en desgracia durante un breve periodo en 1592, tras seducir y desposar secretamente a lady Elizabeth Throckmorton, una de las damas de honor de la reina, aunque tras ser encarcelado en la Torre de Londres pronto se recuperaría. Disputó a Robert Devereux, II conde de Essex y a Robert Dudley, conde de Leicester el amor de la reina Isabel.

Desafiando la soberanía española y portuguesa en el Nuevo Mundo, organizó una expedición al territorio de Trinidad y a la actual Guayana venezolana en busca del mítico reino de El Dorado. Walter Raleigh, Amyas Preston y el capitán Lawrence Keymis, zarparon del puerto de Plymouth en su expedición el 6 de febrero de 1595, y desembarcaron en la isla de Trinidad, el 22 de marzo de 1595. Atacaron a las fuerzas españolas del lugar e hicieron preso al gobernador, Antonio de Berrío, fundador de Santo Tomé de Guayana y San José de Oruña. ​Soldados y habitantes quedaron bajo el poder de Raleigh. Berrío, a cambio del respeto para su vida, lo proveyó de todo cuanto Raleigh le solicitó buscando información sobre aquellas nuevas e inmensas tierras que se extendían como un paraíso ante sus ojos y siguió la recomendación de penetrarlas por los ríos utilizando las lanchas de sus cuatro navíos.

El rey Felipe II se informaría sobre Raleigh en carta del Gobernador de Santo Domingo y de su llegada a territorio venezolano pero Raleigh decidiría remontar el Orinoco hasta las confluencia con el Caroní y luego exploró este último río hasta los saltos y raudales donde se hallaba asentada la comunidad del cacique Morequito, con quien pudo entenderse e intercambiar regalos. Explorando un territorio que teóricamente pertenecía a España, la zona que llamaban Guayana, estaba siendo disputada entre Francia, Gran Bretaña y Holanda, Raleigh descubrió algunas minas de estaño y emprendió la vuelta cuando ya no pudo seguir avanzando con sus barcos por aquellos ríos.

Mientras tanto el capitán Keymis exploraba el estuario del rio Esequibo en búsqueda del lago Parima sin resultados positivos. Raleigh, después de varios días en tierras de Morequito indagando a través de intérpretes sobre la grandeza, posibilidad y riquezas de la comarca, con el sueño de El Dorado en mente, decidió retornar a Trinidad donde estaban anclados sus navíos. En Trinidad, decidió borrar todo vestigio adverso a la pretensión imperial inglesa, de manera que a San José de Oruña lo transformó en cenizas y sus habitantes decapitados fueron sepultados bajo las ruinas. Raleigh levó anclas y luego trató inútilmente hacer lo mismo con Cumaná, donde una resistencia feroz lo obligó a cesar la hostilidad y entregar al prisionero Antonio de Berrío a cambio de marinos suyos capturados en medio del fragor del combate.

Incursionó con sus naves por la costa hacia occidente llegando hasta la ciudad de Riohacha de la actual Colombia sin embargo su lugarteniente Amyas Preston lograría saquear Caracas por primera y única vez en su historia. Convino en que en Trinidad se quedaran dos de sus hombres mientras él se llevaba dos indígenas pemones al objeto de que cuando volviese las cosas se le facilitaran. Al regresar a Inglaterra fue recibido con pompa y circunstancia por Isabel I, su protectora, ante la protesta airada del embajador de Felipe II por los desmanes cometidos en el Nuevo Mundo.

En 1596, durante la guerra contra España, participó en la toma y saqueo de Cádiz por la flota inglesa bajo el mando de Charles Howard y Robert Devereux, suceso que el propio Raleigh relató por escrito. En el desembarco con las tropas inglesas, Raleigh resultó herido en una pierna. Ya de regreso en Londres, Raleigh, posiblemente con el fin de concientizar a los británicos sobre las riquezas que podrían encontrar en esas tierras inexploradas escribiría un libro donde habla de un lago interior de agua salada al que compara con el mar Caspio y afirma que durante el verano sus aguas descienden quedando a la vista pepitas de oro de considerable tamaño.

En 1596, salió de la imprenta de Robert Robinson en Londres la edición príncipe del best-seller de los últimos años del siglo XVI “El descubrimiento del extenso, rico y bello Imperio de Guayana y la relación de la grande y dorada ciudad de Manoa (que los españoles llaman El Dorado)” por sir Walter Raleigh. El libro, de inmediato fue traducido al latín, francés, alemán, holandés e italiano. En 1599, el impresor alemán Lavinio Hulsio, de Nuremberg publicó la primera traducción latina con una portada donde aparece una amazona empuñando el arco y dos “ewaipanomas” los hombres sin cabeza de las leyendas de Guayana. Esta imagen también sirvió como portada de la Editorial Centauro (1980) titulada “Las doradas colinas de Manoa” (https://bit.ly/30b85Za) en la traducción de Raleigh hecha por mi primo hermano, Xuan Tomás García Tamayo. Xuan Tomás era hijo de mi tía Josefina quien con sus hermanos y hermanas vivió en San Cristóbal, estudió bachillerato en el Liceo Simón Bolívar, se casó y tuvo tres hijos, conoció y trató personalmente a mi abuelo Lorenzo Fernando Tamayo de la Madriz (1858-1939) y a mi abuela María Cecilia Filomena Albina García Galavís (1864-1940).  Xuan Tomás García Tamayo, reveló en el prólogo, él como traductor, sobre la existencia de tres traducciones al español previas: En 1947 por Luis Ramón Oramas, en 1967 por Angelina Lemmo e Hilda Torres de Rodríguez y en 1973, Betty Moore profesora de filología inglesa de la universidad de Valladolid la cual fue publicada por Demetrio Ramos Pérez como apéndice de su libro “El mito de El Dorado”.

El disfrute de la lectura de esta obra nos revela a un Walter Raleigh escritor isabelino, factótum de la corte de la reina Isabel I, a quien le escribiera versos en su “Libro del Océano para Cintia”, amante supuestamente platónico de su reina desde aquel memorable día cuando se despojó de su capa carmesí para que ella atravesase la calle enfangada, un gesto que haría a la reina que siempre lo llamase su hombre de la capa carmesí. Raleigh el guerrero que luchó en Francia, en Holanda, en Irlanda, en el Golfo de Vizcaya, en Canarias y en las Azores, quien tomó a saco a Cádiz donde lo hirieron en una pierna que lo dejaría cojo para toda su vida, fue amigo de Edmund Spenser conocido como el Príncipe de los Poetas en el período isabelino y logró publicar varios libros de versos. Se le atribuye la introducción del tabaco de Virginia en Jersey, así como el de la patata en Inglaterra. También dejó una serie de Obras diversas, que se publicaron en Londres en 1751, y entre la que destaca la Descripción de la Guayana, ilustrada por Jodocus Hondius.

En 1597 fue uno de los comandantes de la Expedición Essex-Raleigh, cuyo fracaso dio lugar a un cruce de recriminaciones entre Raleigh y el conde de Essex. En 1601 Isabel I le nombró gobernador de Jersey y se responsabilizó de modernizar las defensas de la isla. Llamó a la nueva fortaleza en St. Helier, Fort Isabella Bellissima, conocido más tarde como Elizabeth Castle. Se le acusa de haber forzado la muerte del conde de Essex, llevado al cadalso por orden de Isabel I en 1601.

Raleigh fue un pirata, como sir Frances Drake y sir John Hawkins. Como Cortés en México y Pizarro en el Perú fue él quien descubrió y describió las riquezas de Guayana. En las trágicas circunstancias que le tocó vivir, en realidad fue muy poco ayudado por su reina. Bajo el signo de la adversidad, él mismo financió sus expediciones en busca de, el Dorado. Tras la llegada al trono de Jacobo I en 1603, fue acusado de participar en una conspiración contra el rey y permaneció encarcelado durante 13 años. Fue durante su cautiverio en la Torre de Londres, cuando escribió una Historia del mundo (1614), muy valorada en el fondo y en la forma. En 1617 Walter Raleigh sería indultado por el rey Jacobo y quedó finalmente en libertad provisional. Para recuperar el favor real inició junto a Keymes una segunda expedición a la Guayana (que este pretendía como Guayana Británica) bajo la premisa de no atacar poblados españoles por orden expresa del rey Jacobo. Raleigh tomó posesión de parte de esa región en nombre de Inglaterra, pero al destruir Santo Tomé de Guayana murió su hijo mayor Walter y Keymes se suicidó en el intento de explicar los hechos.

Raleigh decidió regresar a Inglaterra y en Londres fue detenido de nuevo, a solicitud de España. Aunque intentó primero huir y luego pedir protección al rey Jacobo, Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar y embajador español en Londres, había iniciado un proceso diplomático y de espionaje para poder dar fin a sus ataques a los intereses coloniales españoles en el Nuevo Mundo. A su regreso, se recuperó la antigua acusación de traición, de la que no había sido exonerado totalmente, y el conde de Gondomar añadió el saqueo de Canarias y los actos violentos ocurridos en Guayana; el conde de Gondomar, en representación de su país, había solicitado que se le extraditase a España para ser ahorcado en Madrid, pero dio por aceptada la condena que se le hizo en Inglaterra. Raleigh fue encerrado de nuevo en la Torre de Londres junto a su familia y condenado a muerte por un tribunal inglés. Sufrió suplicio y fue posteriormente decapitado por el hacha del verdugo en Whitehall en 1618.

Maracaibo, martes 4 de agosto, 2020


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