sábado, 6 de junio de 2020

Suetonio por Sergio Ramírez


Suetonio por Sergio Ramírez

Tengo la suerte de sentir un particular regusto por la Historia Universal a la que accedí desde el 5to grado de primaria en la voz del padre JoséMaría Joaristi, un maestro, quien también era el director del Orfeón del Colegio Gonzaga y hermano, de quien fue durante varios años Rector del Colegio. Todavía recuerdo muchos de sus “cuentos” con los que sazonaba la Historia Universal y nos reíamos con él cuando nos presentó a “Pepe botellas” el Bonaparte español, o a Ptolomeo en Egipto que nos sonaba a “te lo meo” (si te descuidáis…). El ejemplo es uno y es simple, pero serían  muchos. Frente a mi cama estuvo en mi infancia y juventud la Historia Universal en 12 tomos de Espasa-Calpe… Así que quizás por eso y más, se me ocurrió ponerme a dibujar, ya en la década de los 70 una historieta en tinta china con centenares de imágenes (“La historia del Mundo en la Edad Media”), y si a alguien quiero culpar por mi desbordado “entusiasmo medieval”, es quizás, a mí maestro…

Con la misma emoción que leyera en 2019 las historias de Ken Follet sobre las catedrales medievales (https://bit.ly/2Xx7QGo), disfrutábamos del cine sobre temas de historia, desde “Los diez mandamientos”a “La espada en la piedra” o “Invahoe”, mientras siempre leyendo, sobre las Cruzadas y la historia de los caballeros templarios, quise sentir como mía aquella época, y tuve la suerte de ir a Carcassone y poder percibir allí, más de cerca, la tragedia de los cátaros. Pero, mejor regresemos al 5to grado, donde recuerdo que nos aprendimos sin mnemotécnicas los triunviratos romanos, y el listado de todos los Césares, pues teníamos debates, y desde Julio antes y después de cruzar el Rubicón, idus de Marzo y puñaladas ante la estatua de Pompeyo “todo el tiempo empapada de su sangre” incluidas, hasta de nuevo el cine que acicatearía los numerosos personajes del Imperio Romano (el Nerón-Ustinov fue inolvidable) y todo lo trataba de rematar releyendo las “Vidas paralelas” de Plutarco, donde profundizaba en los detalles. 

Voy al título de esta conversa que se refiere a haber disfrutado releyendo un artículo reciente de Sergio Ramírez @sergioramirezm (27/05/2020) donde habla sobre Suetonio, a propósito de “los oscuros pasillos de la historia”. He sentido hoy, la necesidad de recordar aquí a Cupertino Nava, quien fuera mi colega, un patólogo ya fallecido, muy estudioso, mi amigo y discípulo, cuando se preparaba en el postgrado de Anatomía Patológica de la UCV y quien al terminar su curso me regaló un par de libros de historia que siempre aprecié mucho. Uno de ellos era “La vida de los 12 césares” de Suetonio.  

Todavía hay situaciones que me obligan a pensar en que se repite lo de “la expedición de Mardonio”, o se puede creer que hay acciones de políticos que reviven “las delicias de Capua”. Pero lejos estamos de los tiempos de Anibal y sus elefantes. Aunque sea ya historia, yo era tan solo un adolescente cuando supe del Imperio Romano y también cuando me aprendí el monologo de Shakespeare en boca de MarcoAntonio. La explicación tiene que ver con la importancia de la retórica. No me gustaban los exámenes orales y mi hermano mayor era “muy callado”; así que presumo que dada nuestra aparentemente  escasa “facilidad de palabra”, papá nos había regalado un libro titulado Cómo desarrollar la confianza en sí mismo e influir en las personas por hablar en público”(1956), del escritor estadounidense, Dale H.Carnegie (1888-1955). Allí como un ejercicio estaba el mencionado monólogo…

Estaba hablando sobre Suetonio contado por Sergio Ramírez, pero, veo que ya me metí en este berenjenal, así que espero salir adelante… Les cuento que la traducción del libro de Carnegie era muy “española”… Imagínense, yo oírme decir: “Barzonear y holgaros”, y tener que decirlo no en maracucho, definitivamente, era un reto… Me transformaba en Marco Antonio, al discursear, aunque sería muchos años más tarde cuando lo pude oír y ver en el cine repetido por Marlon Brando (https://bit.ly/2Y211vp). Regreso al comienzo, del mero monologo shakesperiano, el cual en el libro, de Carnegie se iniciaba así: “Amigos romanos, compatriotas, prestadme un adarme de atención”… No había internet, pero si el diccionario y a mí, “adarme” solo me sonaba al apellido de un señor que ya era un famoso guitarrista zuliano, así que tuve que averiguar que ADARME significaba, lo que llamaríamos “una ñinguita”, es decir “la porción mínima de una cosa”… “Vengo a enterrar a César no a ensalzarle, el mal que en vida hacemos sobrevive, el bien, baja a la tumba con los huesos”…   Como diría Brynner interpretando al  Rey de Siam “etcétera, etcétera, etcétera”…

Sobre Nerón, dice Sergio Ramírez, que: “tenía la vanidad infantil de creerse un genio del bel canto y a nadie le estaba permitido abandonar el recinto cuando subía al escenario”, “los aterrorizados jueces no fueran a dejar de escogerlo ganador de los concursos de canto, y perseguía a sus competidores hasta arruinarlos”. El Nerón de “Quo Vadis” interpretado por Peter Ustinov, bien sea ofreciendo “una lágrima por Petronio, y otra por mí”, o cantando con una lira en sus manos… “Oh flama divina, Oh ardientes llamas” ante el incendio de Roma que le achacarían a los cristianos, es patéticamente inolvidable.

Sergio Ramírez continuaría mencionando los detalles de cómo Suetonio, lograba convencer al lector a través del registro de lo minucioso. “Fueron once puñales, ni uno más ni uno menos, los que se levantan contra Julio César”, y veintitrés las heridas recibidas... Mencionaría entre los emperadores a Adriano, y a psicópatas, como Calígula, quien “pasaba la noche deambulando con la mente encendida urdiendo crímenes” o quienelevaría al consulado a su caballo” y me obligó a regresar a los Calígula del cine… Él de “El manto sagrado” interpretado por Jay Robinson, fue inolvidable, o el de “Calígula” un film pornográfico, en un rol creado para el tipo de “La naranja mecánica”, aquel Malcolm McDowellen...

En fin, y para ponerle puto final a esta perorata que me inspiró la lectura del brillante escritor nicaragüense Sergio Ramirez, recuerdo que a lo aprendí a leer desde que Vilma Isabel me regaló su “Castigo divino” y después seguí leyendo a Sergio, con quien he tenido la suerte de conversar en varias oportunidades (desde el año 1989 cuando viajamos en AVENSA a su patria con ocho patólogos para ofrecer un curso durante la semana santa, en tiempos de “la guerra de los contra” y cuando Sergio era el vicepresidente de Nicaragua), hasta en varias ocasiones, cuando invitado como patólogo a Nicaragua, me he entrevistado con este sencillo escritor quien es Premio Cervantes, cuya lectura hace unos días, con su artículo sobre Suetonio, me llevó a darles esta revolcada histórica.
¡Gracias por leerme!
Maracaibo, sábado 6 de mayo, de 2020, todavía y lamentablemente por muchos meses, pandémicos.

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