viernes, 27 de marzo de 2020

Para escribir novelas… (2)


Para escribir novelas… (2)

Para asumir la escritura como oficio, se requiere un régimen de disciplina que puede ser variable en sus formas pero que sin dudas es indispensable. Hay escritores rigurosos, quienes fijan horarios y hasta número de páginas a ser escritas en determinados períodos de tiempo; otros trabajan como jornaleros, y quizás piensan que como decía Miguel Ángel Asturias que el escritor de novelas es la araña de la literatura”, o como dijera Carlos Fuentes que “no creen en la inspiración sino en las nalgas”. También existen otros escritores, quienes se toman su tiempo, al estilo de algunos cuentistas como Julio Garmendia o Augusto Monterroso, quienes produjeron sus obras literarias pausadamente. Lo importante debe ser que para escribir hay que tener la voluntad de hacerlo. Alejo Carpentier creaba sus obras de largo aliento, según decía él, “el único secreto es la página diaria”. Lo antes expuesto ratifica que para decidirse a escribir una novela, lo más importante es la voluntad de querer hacerlo. Estos datos ya hace unos años que los aprendí a través de Eduardo Liendo.

El éxito de un escritor dependerá de su capacidad de convicción. Para esto, es importante su manera de enfocar el asunto que tenga en mente, bien sea fantasioso o realista, esa “verdad personal” de quien escribe deberá prevalecer en el texto. Esta premisa puede sonar extraña y cualquiera se preguntará ¿Cuánto de verdad y cuanto de ficción puede haber en un relato, o en una novela? El escritor, y en particular el escritor de novelas, tienen que saber que el camino para su creación estará sembrado de trampas. Él no debe escribir para relatar la vida, tiene que escribir para inventar la vida. Su éxito dependerá de sus poderes para involucrar al lector, para persuadirlo de lo que él dice. Para lograr esto, solo contará con las armas del lenguaje que habrá de usar transformándolo en escritura. Citaré de nuevo a Eduardo Liendo sobre el tema de lo real y lo ficticio. “El escritor no puede dejarlo todo al capricho de su imaginación y saqueará constantemente la realidad real”. Así, con esa redundancia pareciera recordarnos que la realidad prevalecerá e igualmente refrendará su idea al expresar. “Podría decirse que la calidad de la imaginación es la levadura que puede producir una transmutación poética de la realidad”.

Personalmente, prefiero pensar que quien escribe debe sentir que está viviendo lo que relata. Si el escritor no se sumerge en su historia, sino la siente y la padece, le sucederá como al niño cuando su barco pirata zarandeado por un huracanado temporal se le trasforma en la realidad de su cama... El lenguaje textual de una novela revelará un estado consciente e inconsciente del escritor, donde los símbolos y las metáforas que habitan en su mente habrán de transparentarse en su escritura. Por eso no podemos sustraernos al hecho de que, en ocasiones, la realidad supera con creces la ficción. Rosa Montero afirmaba:Escribir novelas en una actividad increíblemente íntima que te sumerge en el fondo de ti mismo y saca a la superficie tus fantasmas más ocultos”. “Los fantasmas de escritor son aquellos personajes o situaciones que persiguen al autor como perros de presa a lo largo de todos sus libros”.
 
La creación literaria, emerge en un espacio transicional, el cual implica que el escritor, para lograr convencer al lector debe percibir la situación que describe como si fuese real. Una novela puede parecer el resultado de una suma de historias, pero en el decir de Rosa Montero, “aunque cada autor tiene su ritmo, la redacción de una novela es un proceso muy lento”. Ella afirmaba cómo, “…yo suelo tardar tres o cuatro años y de ese tiempo, la mitad lo empleo en desarrollar la historia dentro de mi cabeza, tomando notas a mano en una infinidad de cuadernillos”.

Para lograr una creación literaria eficiente y sostenida, puede que el peor enemigo exista dentro del escritor mismo y tal vez éste puede ser, precisamente, el factor tiempo. ¿Cómo lograr las condiciones óptimas para concentrarse? ¿De dónde sacar el tiempo para que la rutina diaria no interfiera con la creación literaria? Escribir en general puede requerir un esfuerzo especial y por eso para escribir literatura como oficio, es necesario sacrificarse. Luego, cuando ya estén escritas docenas de páginas, estas han de sufrir un proceso de depuración, de relectura, de tachaduras, de borrones y de terminar muchas veces, aunque nos duela, haciendo una bola de papeles que irá al cesto de la basura hasta no querer recordar lo que con tanta emoción habíamos escrito.

Habrá un centenar de opciones para hacerlo, y sin duda cada cual en su momento habrá de buscar el espacio de tiempo más conveniente y el horario más favorable… Hemingway escribía de pie ante su máquina de escribir y otros lo han hecho a mano, acostados en la cama, o sentados ante una mesa, por las mañanas al levantarse, con computadora, durante los viajes, solos y en absoluto silencio, en las madrugadas, con música de fondo. En la creación literaria para una novela tiene que existir una fuerza que se perciba intensamente, un espíritu que esté vigente, algo esencial que tiene que prevalecer y que estará expresado en el lenguaje particular del escritor. Esta fuerza interior será lo que en cada escritor de novelas vendrá a transformar en su propio estilo.

Quien se inicia podrá sentir evidentemente las dificultades de la indagatoria sobre lo que se tiene en mente y de cómo trasladarlo al texto para crear una novela. Quien se decide a escribir una novela, generalmente ha escrito relatos, o especie de cuentos breves, pero estos no valen para darle cuerpo a una novela. Se necesitará haber tomado la decisión previa de escribirla con un plan definido. Un pintor no se lanza a pintar un cuadro sin tener una idea aproximada del mismo, o sin hacer un boceto, por lo que de manera similar, una novela puede llevarle al escritor meses o años mientras la planifica antes de acometer esa tarea, y puede que sea necesario entender cuánto tiempo, cuanta dedicación y constancia, requerirá para llevar adelante esa tarea. También hay que entender que un relato no es una novela corta, ni una novela es un relato largo, son dos cosas muy diferentes. Ambos, si bien pertenecen al ámbito de la Narrativa, su ritmo, su estilo y los recursos que se emplearán en ambos son muy diferentes.

Para Cortázar el cuento es un texto continuo y cerrado sobre sí mismo que exige un alto grado de perfección para que sea eficaz”. En ocasiones he dicho que me parece más difícil escribir un cuento bien logrado que una novela. El cuento se lee de un tirón, la novela se suele leer por etapas y sus historias se mezclarán con las vivencias diarias del lector. Quizás por estas características las novelas parecieran quedar grabadas en la memoria de los lectores con mayor intensidad que los cuentos. En el mes de mayo del año 1943 Enrique Bernardo Nuñez escribía: “La novela en nuestro país necesita una renovación. En otros términos, necesita nuevos novelistas que nos ofrezcan temas distintos de la vida venezolana”.

Cada novela debe responder a una intención muy personal, la de investigar algo, de querer decir algo. Ese algo, tiene que expresarse poniéndole mucha imaginación. No creo exagerar si digo que cada novela debe reflejar de alguna manera el inconsciente del escritor. No se debe escribir sin antes hacer una profunda investigación, sin sumergirse a fondo, sin margullirse en determinado asunto, ese que revolotea en la mente del escritor y que le lleva a batir las alas de su imaginación. Esas inquietudes deberán ser plasmadas en letras, puesto que la novela es obra escrita y no puede ser un simple relato, no debe ser, tiene que constituir algo que salga del alma, que surja del interior, de lo más profundo de quien escribe y con una dosis abundante de imaginación. Esto, la imaginación que Santa Teresa llamaba “la loca de la casa”, según lo expresara en su brillante novela homónima, la escritora española Rosa Montero, la imaginación que fuera denominada por Baudelaire “la más alta y filosófica de nuestras facultades”.
(Segunda parte de algunas recetas, para escribir…novelas, finaliza mañana)
Maracaibo, viernes 27 de marzo, del año 2020

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