domingo, 17 de noviembre de 2019

Iguana de noche


Iguana de noche

Durante la Segunda Guerra mundial, México atrajo a muchos turistas norteamericanos que no podían viajar a Europa. En esta época, en el verano de 1940, Paul y Jane Bowles, se atrevieron a vacacionar en Acapulco una pequeña aldea frente al mar, y Tennessee Williams, quien era muy joven y aun principiante, fue a visitarlos. Seis años más tarde, desde alguna pensión de Nueva Orleans y ya como dramaturgo, el escritor recordaría aquel hotelito de madera, casi vacío, fuera de temporada turística, donde tres personajes norteamericanos se enfrentaban a una curiosa metáfora: la noche de la iguana”.
 
La obra de TenneesseWilliams comparte con Bajo el volcán (https://bit.ly/2qJqmxi), de Malcolm Lowry, el dudoso privilegio de ser la clásica visión de México como un infierno para los turistas. La noche de la iguana, de Tennessee Williams, resultaría ser una extraordinaria obra de teatro sobre el apocalipsis que en Acapulco viven un puñado de norteamericanos perdedores. La obra fue estrenada por Bette Davis, y más adelante se transformaría en una película de John Huston quien la filmaría en Puerto Vallarta, con Richard Burton, Ava Gardner y Deborah Kerr para convertir toda aquella farsa en un melodramático "verano tormentoso" de misticismo y de lujuria, un filme en blanco y negro muy destacado gracias a la impecable fotografía de Gabriel Figueroa.

Lo extraordinario del drama de Tennessee Williams es la mezcla entre la realidad y los abismos de sus personajes que terminan por provocar resultados cómicos. Las extravagancias, los juegos de palabras y los diálogos repetidos, son como un fantasmagórico ballet de payasos al borde del abismo. Según el escritor mexicano José Joaquín Blanco, aunque la escena ocurre en Acapulco durante un solo día, el verdadero sitio espiritual de la obra es la Ciudad de México y el submundo posiblemente del Tenampa, una cantina de la Plaza Garibaldi, fundada en 1925, con hoteles llenos de pulgas, antros de putas, con cantantes de boleros y guisos picantes, con el agua llena de bichos, y los mendigos que usan bebés como señuelos, y los padrotillos paupérrimos extravagantemente festivos, e incluso la música de Agustín Lara y los murales de Diego Rivera… Así opina el escritor José J. Blanco, que era todo aquel México que Tennessee Williams tanto amó y frecuentó y que se refleja en La noche de la iguana, todo eso y mucho más….  

La versión cinematográfica de la obra de Tennessee Williams “La noche de la iguana”, fue filmada en 1963 por John Huston en Puerto Vallarta, con las actuaciones de Richard Burton, Ava Gardner, Deborah Kerr y Sue Lyon, corriendo la fotografía a cargo del laureado Gabriel Figueroa, quien estuvo nominado al Oscar de 1965, por su destacada labor en esta película. La noche de la iguana(1964) Richard Burton interpretó a un sacerdote anglicano el reverendo T. Lawrence Shannon, alcohólico, desequilibrado y descreído, quien ha padecido una crisis emocional mientras presidía una ceremonia eclesiástica, y expulsado del sacerdocio tras pasar unos meses en un manicomio ha encontrado trabajo como guía turístico en México. En uno de sus periplos viajeros, una joven (Sue Lyon) intentará seducirle y el guía será despedido. Al borde de otra crisis nerviosa, al llegar a Puerto Vallarta se refugia en el hotelito con playa propia de una vieja amiga bella viuda amante del alcohol y del sexo, Maxine (Ava Gardner). Una virginal pintora (Deborah Kerr), vive junto a su abuelo anciano, un poeta ciego, mendigo literario que recita poemas a cambio de propinas, mientras su nieta, pinta acuarelas y dibuja retratos a lápiz para obtener algunos dólares. A ella, rubia núbil deseosa de nuevas experiencias sexuales, le queda la castidad como coraza contra el mundo hostil, y existe una institutriz de tendencias lésbicas, todo un entramado femenino que se agita en torno al dipsómano exsacerdote quien busca del significado moral de su existencia y la expresión de un Dios personal.
 
El hijo de la hotelera ha cazado una iguana, y la tiene amarrada esperando el momento de guisarla y la pintora obsesionada ante los esfuerzos de la iguana por escapar del lazo, busca a sus paisanos y en el cuarto donde está la iguana ocurre un frenético abrazo en el que ella solicita y resiste una violación, donde el hombre que eyacula precozmente sobre su vientre y ella escapa a su cuarto, exaltada, más aún virgen y advertirá que ya no escucha el ruido histérico gemido de la iguana amarrada, pues se ha escapado, inexplicablemente.

Durante la primavera de 1963, fue una verdadera pléyade de celebridades procedente de Hollywood la que desembarcó en las proximidades de Puerto Vallarta, que hace 55 años era apenas un pequeño pueblo, prácticamente, inaccesible y en particular el paraje conocido como la playa Mismaloya donde John Huston filmó la película. Desde entonces Puerto Vallarta se promocionó como destino turístico en México. Elizabeth Taylor se había divorciado de Eddie Fisher en 1964 para casarse con Richard Burton, su compañero de reparto en Cleopatra. Ella se habría desplazado al lugar de rodaje con la intención de vigilar desde la sombra a un marido seguramente hechizado por la imponente presencia de Ava Gardner. Elizabeth no se separó del galés durante la filmación en Puerto Vallarta, temerosa de darle libertades a su galán quién siempre tuvo fama de seducir a sus compañeras de reparto, por lo que los focos de alarma se le prendieron a Liz, sabiendo que Ava formaba parte del elenco. Los conflictos entre todos estos artistas fueron tales que anecdóticamente se cuenta que el director Huston reunió al reparto alrededor de una mesa y, con sonrisa maliciosa, obsequió al grupo con un inesperado presente: se trataba de un revolver derringer en cuyas balas el cineasta había hecho grabar el nombre de los diferentes miembros del reparto. Por él, podían matarse.
Maracaibo domingo 17  de noviembre 2019

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