Simón de Montfort (3)
Simón IV de Monfort (?1160/1165-1218).Señor de Montfort-lÁmaury,quinto conde de Leicester, conde de Tolosa, vizconde de Béziers y del vizcondado de Carcasone, fue el principal protagonista de la Cruzada albigense. Simón IV de
Monfort pertenecía a una familia con el
rango de barones de la Isla de Francia por parte de su
padre Simón de Montfort y, por parte de su madre, Amicie de Beaumont, señora de Leicester, descendía de la
baronía anglonormanda
y era la heredera de la mitad del condado de Leicester con derecho al título de
senescal de Inglaterra.
Su bisabuelo, Amaury III de Montfort fue conde de Évreux y senescal de Francia. Su abuelo, Simón de Montfort, fue conde de Évreux y gruyer real del bosque de Yvelines. Su padre Simón era el
segundo hijo de Simón III. En 1181, tras la muerte de su abuelo, el condado de Évreux
fue heredado por Amaury V su padre. Simón recibió solo el señorío de Monfort y
el cargo de gruyer. A la muerte de su padre en 1188 los títulos pasarían
a su hijo Simón IV. En 1190 casó
con Alix de Montmorency, hija de Bouchard de Montmorency y hermana de Mathieu
II de Montmorency, condestable de Francia. Su madre era la hija mayor de Robert de Beumount, tercer conde de Leicester. En 1199 Simón de Montfort
se unió a la Cuarta Cruzada. Sin embargo, cuando los venecianos decidieron
unilateramente atacar la ciudad cristiana de Zara el año 1202, Montfort
abandonó la cruzada y, por sus propios medios, conquistó los territorios
franceses de ultramar en Palestina, (posteriormente los cruzados conquistarían
y saquearían Constantinopla).
Simón de Montfort en 1209 se unió al llamamiento papal de una cruzada contra
los heréticos cátaros conocida como la Cruzada albigense y participó
en los asaltos de Béziers y
de Carcasone, en julio y agosto de
1209, respectivamente. Tenía dotes para la estrategia militar y parecía
obsesionado por manifestar su catolicismo hasta ordenar celebrar misa de
campaña antes de entrar en combate, pero, sobre todo, aparece como un hombre despiadado y
sanguinario. En 1209 el asalto de Béziers
terminó con el asesinato a cuchillo de veinte mil personas, incluidas mujeres y
niños. Carcasone fue vencida en 1209 tras dos semanas de sitio y Raymond Roger
Trencavel fue detenido y murió de disentería en prisión. Simón de Monfort se
hizo atribuir el vizcondado de Béziers y Narbona e incrementó considerablemente
sus posesiones. Tras entregarse la ciudad de Carcasone, Arnaud Amaury abad de Citeaux, enviado papal, les
propuso a varios nobles el tomar posesión de los títulos y bienes del vizconde
Trencavel. Esta proposición primero le fue hecha al Duque de Borgoña, , luego al Conde de Nevers y al Conde de Saint Pol. Todos ellos se negaron
afirmando que "no habrá nadie que quiera deshonrarse aceptando estas
tierras". Cuando se le propuso a Simón de Montfort, él aceptó. Simón
intentó que el rey aragonés Padro II el Católico, que había acudido el 4 de agosto a Carcasone con la
intención de que la capitulación se llevara a cabo en las mejores condiciones,
le reconociera estas posesiones. Para ello se trasladó en noviembre de 1209 a
Montpellier pero el rey se negó. Solo aceptó al ver que el poder de Montfort,
aliado con el rey de Francia, aumentaba
representando un verdadero peligro para sus estados; entonces negoció con él (27 de enero de 1112) el matrimonio del futuro Jaime I con la hija de aquél, y le entregó, como rehén, al
infante de tres años de edad. Con este rehén, Simón creyó impedir que el rey
aragonés tomara partido contra él en favor de los albigenses. Pero no fue así,
y dos años más tarde, las tropas de Pedro el Católico y Ramón VI de Tolosa serían derrotadas por las huestes de Montfort en la Batalla de Muret, el 12 de septiembre de 1213 donde murió el rey aragonés. Después, Simón de
Montfort entró en Tolosa al frente del ejército cruzado. Con esta derrota, los
albigenses fueron aplastados, pero Simón IV Montfort ya no se encontraba en una
cruzada, sino en una mera guerra de conquista.
Su crueldad, aplicada en el
campo de batalla, y en el trato a los prisioneros se hacía patente en terribles
mutilaciones y descuartizamientos en vivo, y en el despedazamiento de los
cuerpos de sus víctimas. La presencia del dirigente de la Cruzada en cada uno
de los horripilantes espectáculos sanguinarios que se organizaban llena de
episodios crueles da la cruzada albigense. A finales del 1209, Giraudo de
Pépieux, un señor de Minervois, se sublevó apoderándose del castillo de
Puisserguier y de su guarnición francesa. Giraudo quería vengar la muerte de su
tío a manos de un caballero francés, a quien Simón de Montfort había ordenado
enterrar vivo en pago de su crimen. A dos de los caballeros franceses apresados
tras vaciarles los ojos y cortarles la nariz, las orejas y el labio superior,
los envíó desnudos a Carcasone donde estaba el cuartel general de Simón. En la
ciudad de Bram, en la primavera de 1210,
tras rendirla, Montfort mando dejar ciegos y mancos a más de un centenar de sus
habitantes, a los que mandó cortar también orejas, nariz y labios, menos a uno,
al que dejó un ojo, para que pudiera guiar a los demás hasta Cabaret, ciudad que
pensaba asediar. Todo ello con la intención de desmoralizar a sus habitantes.
Con el suceso de Bram, Simón dejó presente que no olvidaba las mutilaciones de
Giraudo de Pépieux. Este suceso es tan solo un acto más en la cruenta cruzada
que se desarrolló en las tierras del Midi.
El conflicto entre Simón y
el arzobispo de Narbona Arnaldo Almaric, abad del Cister, inquisidor y legado del Papa en la cruzada contra los albigenses, no tardó en
producirse, enfrentados ambos por el ducado de Narbona, que había pertenecido a
los tolosanos, y que ambos pretendían. Aunque Arnaud excomulgó a Montfort, en 1216 el rey de Francia aceptó de Simón IV de Montfort el
vasallaje de los territorios que éste había conquistado (incluyendo el ducado
de Narbona), dando legitimidad, de esta manera, a las conquistas llevadas a
cabo por Montfort. A la muerte de Inocencio III, Provenza se rebeló y Ramón VI y
su hijo Ramón VII de Tolosa reconquistaron el país (1216-1217). Raimundo recibió
la ayuda de las tropas de la Corona de Aragón, aunque éstas tuvieron que retirarse ante las
amenazas de excomunión y de cruzada hechas por parte de Honorio III. Los condes de
Tolosa entraron en su ocupada capital el 12 de septiembre de 1217.
Inmediatamente, el o de octubre, Simón de Montfort puso sitio a Tolosa.
El 25 de junio de 1218, cuando se cumplían ya
diez meses de asedio, Simón murió a causa de una pedrada lanzada por un pedrero
(artilugio medieval mangonell)
manipulado por unas mujeres, la cual aplastó su cabeza.
Maracaibo, 30 de
septiembre de 2017