jueves, 11 de mayo de 2017

Sobre los escritos de don Miguel de Unamuno



Sobre los escritos de don Miguel de Unamuno

José María Valverde ha dicho que el hecho de ser vasco influiría negativamente en la capacidad de Unamuno para familiarizarse con la musicalidad del castellano y de cierta manera en su léxico. Su tesis doctoral fue precisamente sobre la lengua vasca y desde ese año de 1884, regresaría a Bilbao para llegar en 1891 a obtener por concurso la Cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca. Para ese entonces, Miguel ya se había casado con la novia de su niñez y en 1897 a la edad de 36 años comenzaría a escribir sobre el socialismo, que para él no sería otra cosa más que una derivación inevitable del capitalismo, por lo que nunca habría de verlo como un proceso revolucionario. Pero esos artículos quedarían en el olvido y mayor fama alcanzaría Unamuno por otros ensayos que publicó el año 1895 en “La España Moderna” los cuales se recogerían en un libro publicado en 1916 “En torno al casticismo”.

En 1897 Unamuno publicó un libro titulado “Paz en la guerra” donde recogería en una versión novelada sus recuerdos de Bilbao durante la última batalla del carlismo, y que le ofrecería a Azorín una oportunidad para criticar su obra aprovechando aquella circunstancia y diría de Unamuno, que era un hombre que no sabía él mismo lo que pensaba. José Martínez Ruíz quien firmaba como Azorín desde 1905, desde finales del siglo XIX había adoptado un estilo sobrio y descriptivo usado para recrearse en el pasado español y se permitía, apoyándose en su labor literaria y periodística, hablar con analítica transparencia. En 1887 Azorín escribiría en “El País” artículos opinando sobre la influencia y el desconcierto que los escritos de Unamuno ejercían sobre los jóvenes, señalando que Unamuno “Es un espíritu paradójico, atormentado por la soledad de su retiro de la afueras de Salamanca; caótico por la multitud de lecturas antiéticas y en lenguas diversas; hosco, agresivo a veces, por el apartamiento de la vida social… No es un pensador de una sola pieza: coexisten varios hombres en Unamuno-¿Cómo explicar sino sus paradojas, sus genialidades?”
 
Ese mismo año, Unamuno entraría en una profunda crisis y abandonaría sus ideas socialistas, hundiéndose en “una agonía”, diría él -a lo griego-, una lucha en sentido religioso que luego aparecería fragmentada en su “Diario íntimo”, hasta 1902. Desde ese entonces, la preocupación por la muerte y la supervivencia lo va a obsesionar. Para ese entonces diría: “La lucha por las reivindicaciones sociales solo tiene para mí un sentido, y es que libertando al hombre de la angustia del pan de cada día le deja lugar a mirar hacia arriba y atender a su unión con Dios”. En esos años, Unamuno regresará al género novelístico, en un tono amargamente sarcástico, casi humorístico “Amor y pedagogía” (1902). De 1905 es “Vida de don Quijote y Sancho” que era su desahogo personal anticervantino. 

Unamuno se oponía a expresar su vida personal en sus novelas, lo que él llamaba “la intrahistoria” y así dejaría su inicial universalismo para adoptar una actitud más hispánica. Luego de sus “Recuerdos de niñez y mocedad”(1908), va a reunir sus artículos en “Mi religión y otros ensayor”(1907-1909) mostrando sus clásicos contrastes verbales. “Mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad, aun sabiendo que no he de encontrarla mientras viva”… En 1912 publicará “Contra esto y aquello” de resonancia kierkegaardiana. Por leer el “Brand” de Ibsen, Unamuno descubriría a Kierkegaard a quien llamará su hermano o amigo y sustentará su estilo de un perpetuo monólogo, ese estilo suyo que no lo abandonará en su narrativa y claramente en su poesía. 

Maracaibo 12 de mayo de 2017
Debo a la pluma de José María Valverde(1926-1996), famoso traductor y Catedrático de la Universidad de Barcelona, en su Historia de la Literatura Universal-Barsa-Planeta 2002, buena parte de lo comentado en este resumen.

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